Texto Periódico Marca/Múnich.- En este equipo todos mueren por el compañero. Esa fe ciega conduce al Atlético a su tercera final de Champions, sufrida palmo a palmo, segundo a segundo, y conquistada por la mano de un portero gigantesco, el esloveno Jan Oblak. Detuvo un penalti y un aluvión de remates que hicieron valer el golazo de Griezmann en una contra modélica. El Atlético estará en Milán.
El Bayern cambió su configuración y fabricó un primer tiempo vibrante. Vertical y arrollador, subió la línea de presión hasta ahogar al Atlético, que apenas dio señales de vida más allá de un remate lejano de Gabi, bien atajado por Neuer. Fue la mejor y única jugada de ataque rojiblanco en medio partido.
La presión agresiva por Xabi Alonso para recuperar y las apariciones de Douglas Costa en el enganche, siempre con espacios a su disposición, generaron ataques por oleadas. Müller y Ribéry fijaban a Filipe y Juanfran mientras los laterales bávaros desbordaban por los costados. Las ocasiones no tardaron en llegar, algunas muy claras. Como la que conjuró Oblak tras un gran servicio de Douglas a Müller, que rompió el fuera de juego y dejó el remate a Lewamdowski. El meta cerró como un portero de balonmano y negó el tanto.
De no ser por Oblak el resultado del primer acto habría sido preocupante. En el gol pudo hacer poco. La falta en la frontal desviada por Giménez le sorprendió. Para el penalti del central sobre Javi Martínez tuvo tiempo para prepararse, y lo atajó a lo grande. Sacó el disparo de Müller y el segundo intento, de nuevo de Xavi. Milagro del esloveno.
El Cholo intervino en el descanso. Dejó en la ducha a Augusto, superado por el ritmo bávaro, y metió a Carrasco para destensar la vigilancia sobre Griezmann y Torres. Las primeras incursiones del belga atrajeron la atención, y en una contra, cuando parecía más despistada la zaga atlética, con todos resbalándose salvo Gabi, Torres y ‘Grizzi’ construyeron un monumento, una contra perfecta que disparó Koke, sorprendió a Alaba y remachó el francés junto al palo. Golazo.
Simeone
El entrenador del Atlético de Madrid, Diego Pablo Simeone, aseguró que «no es casualidad» todo lo que les está pasando desde su llegada a la entidad rojiblanca tras lograr el pase a la final de la ‘Champions League’, la segunda cita por el título en las tres últimas campañas.
«Hemos visto el mejor rival al que me enfrenté en un primer tiempo que fue muy bueno. Tremendo, maravilloso ver a un Bayern con la continuidad en la intensidad del juego. Me dejó enamorado de esa realidad que estabamos viendo», reconoció Simeone en la rueda de prensa posterior al duelo en Múnich.
«Es verdad que no pudimos responder en ese momento, pero la reacción apareció tras el pebnalti que paró Oblak. En el entrentiempo lo hablamos todo bien y el segundo tiempo ya fue distinto. Competimos y ganamos duelos más allá de la presencia de Carrasco. Algo mostramos y llegó el gol que nos permitió acercanos al objetivo», comentó.
A partir de ahí, Simeone apuntó haber jugado «la tónica esperada». «El final fue maravilloso para los que miraban por televisión. Ocho minutos por jugar, cinco de descuento, un penalti errado. Lo difícil era eso, por tanto si me llevo algo es ese final del partido. Todo indicaba el peor escenario, pero lo conseguimos. Llegar a una final habiendo dejado en el camino a dos de los tres mejores equipos del mundo. Esto nos pone muy contentos».
«No sólo por los muchachos, también por un montón de gente que está trabajando. Venimos haciéndolo muy bien, tenemos cosas por mejorar, pero no es casulidad cuando uno juega tantas finales. Copa, Europa Leguae, dos finales de ‘Champions’, muchos nuevos y jóvenes jugadores. No es casulidad, eso habla muy bien de todo lo que envuelve al club», espetó.
Por su parte, Simeone agradeció el «esfuerzo» de los casi 3.000 seguidores del Atlético desplazados a Múnich, pero les recordó que quieren «más». «Quiero llegar a la última fecha liguera con opciones. Queremos pelearlo todo. De cara a la final tendremos 15 días para poder trabajar. Habrá mejor preparación para un evento de los mejores del mundo», apuntó.
Por último, el argentino fue preguntado si su fútbol también lo siente como «contracultural», adjetivo que utilizó Pep Guardiola en la previa del choque.
«Tratamos de jugar con las características de nuestros jugadores y potenciando lo que tenemos. Supimos reaccionar a las adversidades», zanjó.
El técnico del Bayern Múnich, Pep Guardiola, se mostró hoy «orgulloso» de sus jugadores, admitió que sabe que se le juzgará «por no haber logrado el título» de la Liga de Campeones y deseó que sí lo consiga su sucesor al frente del equipo bávaro, Carlo Ancelotti.
«Hicimos todo lo posible. Espero que Carlo sí pueda lograrlo», dijo el técnico tras quedar eliminado su equipo por el Atlético de Madrid en el partido de vuelta de semifinales disputado en Múnich.
Guardiola, visiblemente emocionado, insistió una y otra vez en su orgullo por el trabajo de sus «excelentes jugadores» y en que desea a su equipo «lo mejor para el futuro».
Afirmó que su tristeza en esa noche se orienta sobre todo hacia sus jugadores, «porque no se merecen no estar en la final», aunque a continuación indicó que, por supuesto, «el Atlético también se lo merece».
Guardiola quitó hierro al hecho de que Thomas Müller fallara su penalti, pese a que por supuesto marcarlo «hubiera sido lo mejor» para su equipo, para reconocer, a una pregunta sobre si sentía que no había logrado su misión, que evidentemente su objetivo era «lograr ganar todas las finales».
«La estadística es la estadística en fútbol. Claro que hubiera querido llegar a la final en cada uno de estos tres años. Espero ahora que Carlo lo consiga», insistió.
Rechazó, sin embargo, estar decepcionado, ya que la decepción, dijo, solo se produce «cuando no se ha jugado bien» y, añadió, «hoy no tengo esa sensación».
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