Agencias / MonitorSur, Ciudad de México.- Uno de los mayores misterios posibles es el de cómo apareció la vida en el Universo, y de si esta es única en la Tierra o si es una realidad presente en infinidad de planetas. Después de décadas de investigación, los científicos han ido poco a poco reconstruyendo la posible historia de sus orígenes. Parece claro que la vida surgió en unas condiciones muy especiales cuando se combinaron ciertas moléculas orgánicas (formadas por esqueletos de átomos de carbono e hidrógeno), que se pueden encontrar hoy en asteroides, cometas o incluso polvo espacial.
Para responder a estas preguntas, los científicos buscan huellas de vida en otros planetas. También reconstruyen las reacciones químicas que la pudieron crear y, a veces, tienen la oportunidad de analizar directamente sus ingredientes esenciales en asteroides y cometas, los restos «arqueológicos» de los orígenes del Sistema Solar.
De hecho, un estudio publicado este miércoles en Science Advances ha publicado el hallazgo, por primera vez, de los dos ingredientes esenciales para la vida, el agua y las moléculas orgánicas complejas, en un meteorito. En concreto, han detectado moléculas orgánicas y agua en cristales presentes en dos meteoritos que cayeron en la Tierra en 1998. Quizás lo más curioso es que su origen parece estar en Ceres, un planeta enano del cinturón de asteroides.
Científicos del Departamento de Energía del Laboratorio Nacional de Berkeley (EE.UU.)., de la Open University y de la Universidad Nacional de Yokohama (Japón) han llevado a cabo un detallado estudio químico de unos pequeños cristales presentes en esos meteoritos, a través de sofisticados análisis de rayos X.
Así han detectado moléculas orgánicas complejas y trazas de agua líquida cuyo origen se remonta al nacimiento del Sistema Solar. Quizás lo más interesante es que hay pistas de que los cristales comenzaron a formarse gracias al agua expulsada con la actividad volcánica de Ceres, un planeta enano del cinturón de asteroides.
Los dos meteoritos cayeron en la Tierra en 1998, pero en distintas fechas. Uno impactó cerca de una pista de baloncesto de Texas, Estados Unidos, en marzo. El otro cayó cerca de Marruecos en agosto. En su superficie, los investigadores encontraron minúsculos cristales, de apenas dos milímetros de largo, que contenían moléculas orgánicas y trazas de agua.
Yoko Kebukawa, investigador de la Universidad Nacional de Yokohama (Japón), que también ha participado en el estudio, ha dicho que los análisis revelaron que la materia orgánica encontrada en esos recientes meteoritos era más o menos similar a la encontrada en meteoritos primitivos (que impactaron contra la Tierra mucho tiempo atrás).
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