Juan Balboa
Hay dos asesinatos que cambiaron el curso de la política en México y son heridas abiertas en nuestro país: El asesinato del candidato presidencial del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Luis Donaldo Colosio Murrieta, asesinato que en el presente mes cumplirá 23 años; y el vil crimen del Cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, que en mayo próximo se cumplirán 24 años de que fue acribillado en el estacionamiento del Aeropuerto Internacional de Guadalajara, Jalisco.
Mucho se ha escrito sobre el magnicidio de Colosio, pero poco se conoce del asesinato del Cardenal Posadas. Un libro aparecido recientemente en Guadalajara abre una vez más la polémica sobre quién o quienes estuvieron atrás de la muerte del Cardenal de Guadalajara.
Las memorias de Sandoval: El ahora Cardenal emérito Juan Sandoval Íñiguez ratifica su hipótesis de la muerte con su reciente libro “Con mi propia voz” de reciente publicación y que se empezó a vender en algunas librerías religiosas de Guadalajara y la Ciudad de México.
El libro consta de 260 páginas y 68 capítulos divididos en tres partes: De Vaquerillo a Pastor (su infancia y su formación como sacerdote); En medio de la tormenta (la muerte del Cardenal Posadas) Y una tercera parte que le llama (Trabajos y Logros).
Sin pelos en la lengua, el Cardenal emérito Sandoval Íñiguez, ex Arzobispo de Guadalajara, acusa directamente al ex presidente Carlos Salinas de Gortari y el ex secretario de Gobernación, Jorge Carpizo McGregor, ya fallecido, de ser los autores intelectuales del crimen del Cardenal posadas.
Va más allá y asegura en su libro de memorias que el encargado de la ejecución fue Rodolfo León Aragón –conocido en las oscuras corporaciones policiacas como “El Chino, y entre sus familiares y amigos como “Coco León”, entonces jefe de la Policía Judicial Federal y hoy presidente municipal de Salina Cruz, Oaxaca, su tierra natal.
El alcalde de Salina Cruz, Oaxaca: “El Chino”, el alcalde de uno de los puertos más importantes del país, ha sido vinculado con el Cártel de Juárez y con el asesinato del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo. El Cardenal Juan Sandoval Íñiguez en sus memorias confirma la participación de “El Chino” en la muerte del Cardenal Posadas.
Así lo narra Sandoval Íñiguez en sus memorias, cuya copia tengo en mi poder.
La reunión con Salinas de Gortari: Corría abril del año 1993 cuando el cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo acudió a la residencia oficial de Los Pinos para reclamarle al presidente Carlos Salinas de Gortari la participación de algunos miembros de su gabinete en el narcotráfico y la prostitución.
“El Cardenal Posadas sostuvo una conversación en la que hizo un reclama ante el presidente Carlos Salinas de Gortari; Manuel Camacho Solís (entonces jefe del Departamento del Distrito Federal), José Córdoba Montoya (Jefe de la Oficina de la Presidencia) y algunos obispos. La queja consistía en que altos funcionarios del gobierno estaban implicados en el negocio del narcotráfico y de la prostitución, con graves daños para el país.
“A cambio de su silencio, le ofrecieron la ayuda económica que quisiera para sus obras, pero el Cardenal, que no tenía otro interés que el bien de nuestra patria, rechazó la oferta y ratificó su reclamo.
“Fue entonces cuando Córdoba Montoya con grave falta de respeto le tiro una cachetada y lo empujó hacia la puerta”.
Los hechos del asesinato: Un mes después fue asesinado en el estacionamiento del Aeropuerto Internacional de Guadalajara.
“El 24 de mayo de 1993 a las 3:36 p.m. asesinaron, en el estacionamiento del Aeropuerto Internacional de Guadalajara, a plena luz del día y ante muchos testigos: taxistas, viajeros, maleteros, albañiles, etc., al señor Cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, Arzobispo de Guadalajara, junto con su chofer, el ex seminarista Pedro Pérez, de la generación 1965.
“Esa tarde yo me encontraba haciendo la visita pastoral en una parroquia en Cd. Juárez por el rumbo de Anapra, cuando por teléfono un gran amigo mío, Luis Jiménez Franco, q.p.d., muy consternado me dio la noticia llorando. Al día siguiente volé a Guadalajara para participar en los funerales”.
Y asegura que la versión inicial es que murió en un fuego cruzado entre los Arellanos Félix y el “Chapo” Guzmán, que por coincidencia el Cardenal se encontraba en medio de la escena.
“Sin embargo el prestigiado médico forense, Mario Rivas Souza, que examino el cadáver detenidamente, declaro con gran profesionalismo, seriedad y reconocido valor, que ninguna manera la causa de su muerte la origino el ´fuego cruzado´, que las descargas fueron directísimas a las personas del Cardenal, ya que se encontró tatuajes de pólvora en su cara y ropa”, narra el ex Arzobispo de Guadalajara en sus memorias publicados por la editorial “Ediciones Corporativo”.
“Yo por hacerle caso, dije más o menos lo siguiente: Desde temprano el día del crimen, había policías y soldados con armas largas en el Aeropuerto de Guadalajara. Cuando llego el Cardenal en su Grand Marquis blanco, alguien grito: ´Ahí viene el Señor´ y en seguida se acercaron dos individuos con armas largas y los acribillaron, a él y a su chofer dentro del coche. Se desato inmediatamente una balacera por todos lados que duró media hora, para amedrentar a la gente y simular una lucha entre los carteles.
“Carpizo (Jorge Carpizo McGregor) se puso furioso, me grito y me amenazo con meterme a la cárcel si seguía metiéndome en lo que no me importaba. Fue en el momento de la comida, yo seguí sosegadamente sentado y sólo le respondí: ´Está bien pero no me grite, estamos comiendo´.
“Esa sería la única vez que me encontré con Carpizo y cruce palabra con él. Me gané un enemigo encarnizado que no perdía ocasión para tratar de intimidarme y agredirme verbalmente. La razón de su cólera se supo después: él había sido el encargado de asesinar al Cardenal, secundado por la PGR y también de encubrir el crimen”
Se refiere al ex presidente Ernesto Zedillo como su amigo. Recuerda que él autorizo que se formara una Comisión Institucional Tripartita compuesta por el entonces Procurador General de Justicia, Jorge Madrazo, dos obispos jurista de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), que fueron José Fernández Arteaga y Luis Reynoso.
Las declaraciones del general Rebollo: Una de las declaraciones ministeriales que publica en el libro es el del general José Gutiérrez Rebollo, comandante de la V Región Militar, al que entrevistaron en la cárcel de Almoloya de Juárez.
“Nos dijo: Busquen al que hizo coincidir a las bandas de los Arellanos Félix y del Chapo en el Aeropuerto de Guadalajara y ése fue. Aunque lo seguimos interrogando, no quiso decir más, pues su vida peligraba. Doce años después, Benjamín Arellano Félix completo la declaración, señalando a Carpizo como el que los citó al Aeropuerto de Guadalajara el día del crimen.
“Lo que en resumen sabemos, sustentado por declaraciones ministeriales, es lo siguiente: Un mes antes del asesinato, en la residencia oficial de Los Pinos, el Cardenal Posadas sostuvo una conversación en la que hizo un reclamo al presidente Carlos Salinas de Gortari, Manuel Camacho Solís, Córdoba Montoya y algunos obispos.
“La queja consistía en que altos funcionarios del gobierno estaban implicados en el negocio del narcotráfico y la prostitución, con grave daño para el país. A cambio de su silencio, le ofrecieron la ayuda económica que quisiera para sus obras, pero el Cardenal, que no tenía otro interés que el bien de nuestra patria, rechazo la oferta y ratificó su reclamo”.
En sus memorias, el Cardenal Juan Sandoval Íñiguez asegura que a partir de ese momento empezaron a vigilar la casa de Tlaquepaque donde vivía el Cardenal Posadas. Varias veces, narra en su libro, asaltaron la casa.
“Para alcanzar el objetivo de ejecutarlo le tendieron un cuatro: la bendición de una mueblería en Guadalajara, que haría el Nuncio Prigione. Por varias llamadas entre éste y el Cardenal se enteraron que el Cardenal Posadas, atento como siempre, se ofreció a ir al aeropuerto por el Nuncio Apostólico.
“La PGR citó a los dos carteles más importantes al aeropuerto, al del Chapo Guzmán y al de los Arellanos Félix para montar un escenario en el que el asesinato del Cardenal apareciera como un accidente. Sin embargo, los narcotraficantes llegaron a destiempo y no hubo ningún enfrentamiento entre ellos en el aeropuerto, como se había planeado.
“En este punto es muy valiosa la declaración de Benjamín Arellano Félix, del 15 de abril de 2011, en la que confirma que fueron citados al aeropuerto por Carpizo, pero quien perpetro el crimen, fue la Policía Judicial Federal al mando de Rodolfo León Aragón”.
En sus memorias, el Cardenal Juan Sandoval Íñiguez afirma que “desde las sombras” trataron de asesinarlo y concluye: “El primer logro es que hay información suficiente que para el público en general está contenida en tres libros que se fueron publicando sucesivamente por mis abogados conforme avanzaban las investigaciones. Se titulan ´Sangre de Mayo´, ´La Verdad los hará libre´ y ´Los Chacales. Este último el más completo. Se trató de un crimen de Estado, perpetrado por la Policía Judicial de la Nación, entonces al mando de (Rodolfo) León Aragón y, seguramente, por orden inmediata del que en ese momento era Procurador General de la República, Jorge Carpizo McGrégor, quien según se supo, fue el encargado de realizar el crimen y encubrirlo”.
Corré la voz, vos
Al político tropical Andrés Manuel López Obrador, presidente del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), le afecto grandemente el frío en Nueva York. Estaba de tan mal humor que llamo “provocador” a Antonio Tizapa, padre de uno de los 43 normalistas de Ayotzinapa desaparecidos desde septiembre de 2014. Pasar del intenso calor de Tabasco o Chiapas a la nevada de Nueva York cambia a cualquiera, incluso a López Obrador.
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