La regeneración es una de las áreas más atractivas de la investigación biológica, pero ¿cómo pueden algunos animales hacer crecer algunas partes de su cuerpo? ¿es posible que los humanos puedan hacer lo mismo? Si los científicos pudieran descubrir cómo estos animales desarrollan esa habilidad, podrían llevarla a la práctica clínica en el futuro.
Conscientes de este potencial, científicos de la Universidad de Kentucky (Estados Unidos) han llevado esta fantasía un paso más cerca de la realidad, y han anunciado que han reunido el genoma del ajolote, una salamandra cuyo único hábitat nativo es un lago cerca de Ciudad de México.
Los ajolotes son valorados desde hace tiempo como modelos para la regeneración, según explica Randal Voss, profesor del Centro de Investigación de Lesión Espinal y Lesión Cerebral del Reino Unido y co-líder del proyecto. «Es difícil encontrar una parte del cuerpo que no puedan regenerar: las extremidades, la cola, la médula espinal, el ojo y, en algunas especies, se ha demostrado que incluso la mitad de su cerebro se regenera», apunta.
Aunque los humanos comparten muchos genes con el ajolote, el genoma de esta salamandra es diez veces más grande, lo que representa una gran barrera para los análisis genéticos. Según Jeramiah Smith, profesor asociado en el Departamento de Biología del Reino Unido y co-líder junto a Voss, esfuerzos recientes han proporcionado gran parte de los datos genéticos del ajolote pero, como una caja de piezas de rompecabezas, hasta que el genoma se ensamble de manera correcta los científicos no pueden realizar análisis a gran escala de la estructura y función del genoma, que es clave para desentrañar los mecanismos que otorgan a los ajolotes sus ‘poderes mágicos’.
Smith y Voss han adaptado un enfoque genético clásico, llamado mapeo de enlaces, para unir el genoma del ajolote en el orden correcto de manera rápida y eficiente: se trata del primer genoma de este tamaño en ser ensamblado hasta la fecha.
«Hace solo unos años, nadie pensaba que era posible ensamblar un genoma de 30 gigabytes de información», recuerda Smith. «Ahora hemos demostrado que es posible utilizar un método rentable y accesible, que abre la posibilidad de secuenciar de forma rutinaria otros animales con genomas grandes».
Como prueba de concepto, Voss y Smith usaron los datos ensamblados para identificar rápidamente un gen que causa un defecto cardiaco en el ajolote, el cual proporciona un nuevo modelo de enfermedad humana, según la información de la Universidad de Kentucky recogida por DiCYT.
«Ahora que tenemos acceso a la información genómica, podemos comenzar a probar las funciones genéticas de ajolote y aprender cómo son capaces de regenerar partes del cuerpo. Esperamos algún día poder trasladar esta información a la terapia humana, con posibles aplicaciones en lesiones de la médula espinal, accidentes cerebrovasculares, etc.», subrayan.
La Universidad de Kentucky alberga el único centro de acciones de ajolote financiado con fondos federales de Estados Unidos, proporcionando ajolotes a investigadores y profesor de todo el mundo. Tener una secuencia completa del genoma del ajolote de laboratorio aumenta en gran medida el valor de este recurso para la investigación biomédica, particularmente porque los ajolotes silvestres han sido considerados en peligro crítico desde 2006.
Según Voss, Reino Unido tiene casi mil ajolotes adultos, una población de laboratorios cuyo pedigrí se remonta a los 1800’s. Los datos de Voss y Smith se publicarán en la edición de febrero de ‘Genome Research’.
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