MonitorSur/Ciudad de México- La obra de Radharani Torres tiene su iconografía propia. Entre las referencias a la cultura pop, la imaginería dark y los símbolos sagrados y profanos, los íconos que han habitado los cuadros de la artista plástica desde hace 10 años se aparecen con holgura.
«Hay elementos que se repiten mucho en mi obra como el gato, como las aureolas, como los terceros ojos y cosas así que sigo integrando», explica. «Aunque haya cambiado de serie, sigo retomando estos distintos elementos».
Este sábado, en el centro cultural autogestivo Espacio Fidencia, Torres (Ciudad de México, 1982) inaugura la exposición Wave of resistance, que consta de una veintena de pinturas miniatura, realizadas con tinta china sobre papel, que muestran una estética oscura que se nutre del imaginario gótico.
Aquí, la artista cambia su cromática y formato habituales. De realizar cuadros grandes y plenos de color, Torres ha ido transitando de nuevo hacia donde comenzó: el negro.
«El asunto oscuro yo lo retomo, porque yo ya no nada más pintaba con negro, usaba mucho color; retomo todo eso que yo hacía antes, pero le pongo elementos nuevos que he ido jalando en el tiempo que llevo pintando y aparece una cosa que, en ocasiones, es un poco cómica, en ocasiones es un poco trágica, y en ocasiones es un poco grotesca», explica.
En una de las piezas, por ejemplo, un cráneo sobre el suelo explota de gozo y le crecen flores. En otro, una tríada de fantasmas, caracterizados con la clásica sábana con hoyos para los ojos, ascienden persiguiendo una pequeña estrella dorada.
Sus símbolos, como los gatos, las hermanas enfundadas en trajes victorianos, los personajes sin rostro y las aureolas de los santos expresan el interés de la artista, entre otras cosas, por los hallazgos del psicoanálisis y la simbología religiosa.
El título de la exposición, Wave of resistance, se refiere al término usado para describir la persistencia de músicos contemporáneos por utilizar de forma actual elementos de la música New Wave de los años 80, como el sonido dark y los sintetizadores pop.
Esto mismo, explica la pintora, es lo que hace al regresar al negro.
«El crecimiento personal es una cosa en espiral. No es como una línea recta en donde uno va creciendo, creciendo, creciendo, sino que uno vuelve a pasar por distintos aspectos que uno ha tenido en la vida, pero uno trae un bagaje diferente», describe sobre esta vuelta a las bases.
En Espacio Fidencia, las obras se han dispuesto en tres paredes. El grueso de las pinturas se miran frente a frente, de pared a pared, con una hilera representando a la artista y la que sigue a la otredad. Son tan pequeñas que los asistentes deben acercarse mucho para verlas.
«Son chiquititas, precisamente, para aludir a un poco a esa experiencia de acercarse el otro y saber más de él. Uno necesita una cercanía con otra persona para saber qué está pasando con ella», reflexiona.
La única pieza en la pared del centro muestra a una beata, aparentemente rezando con manos hechas de humo, y el rostro vendado. Su anonimato es lo que une a la pared del artista con la de los otros.
«(Refleja) cómo está uno ante el otro. A final de cuentas, uno tiene que ceder, tiene que estar vulnerable ante el otro para poder lograr una comunicación», concluye Torres.
Wave of resistance estará en Espacio Fidencia (Baja California 210, interior 501, en la Roma Sur), hasta el 15 de abril. Para asistir, es necesario agendar una cita en el correo espacio.fidencia@gmail.com.
Con información de Reforma
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