Monitor Sur
Ciudad de México, 23 junio 2014.-Pocas veces se festeja a un poeta como se hizo con Efraín Huerta: con un espíritu festivo, más lúdico que solemne. Su poesía se apropió del tramo de avenida Juárez que va de Paseo de la Reforma al Eje Central Lázaro Cárdenas en una fiesta callejera, con batucada y todo, donde las pancartas políticas se convirtieron en acciones poéticas para conmemorar el centenario de su nacimiento.
Alrededor del mediodía, un contingente encabezado por David Huerta, hijo de El Gran Cocodrilo, además de Ricardo Cayuela, director General de Publicaciones del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, además del secretario de Cultura del Gobierno del Distrito Federal, recorrieron esos metros en medio de gritos de apoyo a Efraín, de música, de porras para recordar la poesía de un hombre que le escribió a la ciudad, a la mujer, a la patria y a todo aquello que le sirviera para expresar su sentir:
“Estoy / Exactamente / A /Un metro / Con 74 centímetros / Sobre / El / Nivel / Del mal”, se lee en una de las pancartas que jóvenes de Prepa Sí o de la Escuela Nacional de Arte Teatral llevaban sobre sus cabezas, cual si fuera una manifestación cotidiana en las calles de la Ciudad de México.
“Efraín Huerta fue un hombre de la calle, al que le gustaba caminar: un peatón. Su poesía es una poesía de un caminante de la ciudad, a la que amaba y su pasión llevaba implícita la rebeldía, el amor a la libertad, el amor a la justicia, la indignación y la necesidad de pensar que era necesario, y que es necesario siempre, imaginar mundos mejores y luchar por ellos”, aseguró el secretario de Cultura del D. F., Eduardo Vázquez Martín.
Ya instalados en el Kiosco de la Alameda Central, donde se desarrolló gran parte de la fiesta callejera, Ricardo Cayuela resaltó la importancia de trabajar junto con la Secretaría de Cultura local en homenaje a Efraín Huerta, sobre todo porque al final de lo que se trata es que un mayor número de lectores se acerque a su obra.
“Toda celebración es una excusa para volver a la obra de los autores, que es lo único importante. Un autor, por más consagrado que sea, no existe si no hay un lector del otro que quiera acercarse a él: nosotros queremos que hoy nazcan muchos y nuevos lectores de Efraín Huerta.”
El recorrido estuvo encabezado por el Alebrije-Cocodrilo realizado por el Faro de Oriente, pero también se llevó a cabo un Asalto escénico a cargo de la Compañía Teatro de Calle; lectura del poemario Permiso para el amor, por Carlos Bracho y José María de Tavira, un concierto-homenaje a Huerta, con la voz de Arturo López y Antonio Segura en la marimba; así como más música con Guillermo Zapata y Habib Antonio Gedeón, para culminar con otro concierto, a cargo de Oliver Montes, Fernanda Mora, Betsy Pecanins, Alexis Díaz Pimienta y alumnos de la Escuela de Música Del Rock a la Palabra.
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