Agencias, Ciudad de México.- Un nuevo estudio internacional advierte de que la infertilidad en los machos inducida por el calor hará que algunas especies sucumban a los efectos del cambio climático antes de lo que se pensaba.
En la actualidad, los científicos intentan predecir dónde se perderán especies debido al cambio climático para poder planificar estrategias de conservación eficaces. Sin embargo, la investigación sobre la tolerancia a la temperatura se ha centrado generalmente en las temperaturas que son letales para los organismos, en lugar de las temperaturas a las que los organismos ya no pueden reproducirse.
Publicado en Nature Climate Change, el estudio de 43 especies de moscas de la fruta (‘Drosophila’) , realizado por realizado por ecologistas de la Universidad de Liverpool, en Reino Unido, e investigadores de la Universidad de Leeds, en Reino Unido; la Universidad de Melbourne, en Australia; la Universidad de Zúrich, en Suiza, y la Universidad de Estocolmo, en Suecia, demostró que, en casi la mitad de las especies, los machos se vuelven estériles a temperaturas inferiores a las letales.
Y lo que es más importante, la distribución mundial de estas especies podría predecirse con mucha más exactitud si se incluye la temperatura a la que se vuelven estériles, en lugar de utilizar únicamente su temperatura letal.
Por ejemplo, los machos de ‘Drosophila lummei’ son estériles cuatro grados por debajo de su límite letal. Para ponerlo en contexto, cuatro grados es la diferencia de temperatura entre el verano en el norte de Inglaterra y el sur de Francia.
El doctor Steven Parratt, investigador principal de la Universidad de Liverpool, resalta en un comunicado que estos hallazgos “sugieren firmemente que el lugar en el que las especies pueden sobrevivir en la naturaleza está determinado por la temperatura a la que los machos se vuelven estériles, no por la temperatura letal“.
“Desgraciadamente, no tenemos forma de saber qué organismos son fértiles hasta su temperatura letal y cuáles se esterilizan a temperaturas más bajas –añade–. Así que muchas especies pueden tener una vulnerabilidad oculta a las altas temperaturas que ha pasado desapercibida. Esto dificultará la conservación, ya que podemos estar sobrestimando el rendimiento de muchas especies a medida que el planeta se calienta”.
Los investigadores pasaron a elaborar un modelo para una de las especies de ‘Drosophila’ utilizando las predicciones de temperatura para 2060 y descubrieron que más de la mitad de las zonas con temperaturas lo suficientemente frescas para sobrevivir serán demasiado calientes para que los machos sigan siendo fértiles.
El doctor Tom Price, investigador principal de la Universidad de Liverpool, comenta que el trabajo subraya que “las pérdidas de fertilidad provocadas por la temperatura pueden ser una amenaza importante para la biodiversidad durante el cambio climático”.
Ya teníamos informes sobre pérdidas de fertilidad a altas temperaturas en todo tipo de animales, desde cerdos hasta avestruces, pasando por peces, flores, abejas e incluso seres humanos –recuerda–. Por desgracia, nuestras investigaciones sugieren que no son casos aislados, y que quizá la mitad de las especies sean vulnerables a la infertilidad térmica”.
“Ahora necesitamos entender urgentemente la gama de organismos susceptibles de sufrir pérdidas de fertilidad térmica en la naturaleza, y los rasgos que predicen la vulnerabilidad –prosigue–. Debemos comprender la genética y la fisiología subyacentes, para poder predecir qué organismos son vulnerables, y tal vez producir razas de ganado más robustas a estos desafíos”.
Por su parte, el doctor Simon Kerley, jefe de Ecosistemas Terrestres del Consejo de Investigación del Medio Ambiente Natural, asegura que se trata de “un trabajo muy interesante que da un vuelco a nuestra forma de pensar y asumir el papel, el ritmo y el impacto del cambio climático. Comienza a arrojar luz sobre el impacto oculto y sutil de las condiciones cambiantes en la miríada de animales que quizás damos por sentado y que no habíamos considerado previamente como “en riesgo” de nuestro clima cambiante. Y, lo que es más importante –resalta–, nos advierte de que este riesgo podría producirse antes de lo que pensábamos”.
“Este trabajo toma la biología, en su nivel más fundamental, y la explora en un animal de laboratorio bien conocido y comprendido, pero luego da ese paso adicional crucial de relacionarlo con el mundo real y el impacto potencial que puede tener en la biodiversidad global”, añade.
A su juicio, “con las conferencias COP15 y COP26 que se celebran este año, este estudio es un recordatorio oportuno de la necesidad de investigar y comprender mejor la relación entre el cambio climático y la pérdida de biodiversidad”.
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