Agencias / MonitorSur, CIUDAD DE MÉXICO .- Encasillarse en un personaje y no conseguir papeles que dejen explorar nuevas posibilidades es uno de los terrores más comunes de cualquier intérprete. Una cruda realidad que bien conocen Jamie Dornan y Dakota Johnson, los protagonistas de las tres películas de Cincuenta sombras de Grey que acompañaron a los cinéfilos de manera infalible a lo largo de tres celebraciones de San Valentín (y lo seguirán haciendo este año gracias al streaming y algún que otro cine que las repone para el fin de semana de los enamorados).
Durante un tiempo les vino bien que los directores de casting y los espectadores les recordáramos por sus roles de Christian Grey y Anastasia Steele, pero lo cierto es que con el paso de los años la popularidad adquirida con la trilogía cinematográfica les ha limitado profesionalmente e incluso les ha cerrado alguna que otra puerta.
Desde 2015 la celebración de San Valentín está ligada cinematográficamente con Jamie Dornan, Dakota Johnson y la trilogía erótica basada en las novelas de E.L. James. Sus más de 1.3 mil millones de dólares cosechados en la taquilla mundial lo demuestran, así como el éxito que tienen en plataformas alrededor de estas fechas (en España solo Cincuenta sombras más oscuras está incluida en el catálogo de Netflix, las otras dos se pueden encontrar en el formato de alquiler o compra en otros sitios).
Y no es para menos. La primera entrega fue el libro más vendido de los Estados Unidos en la última década, como recoge el grupo NPD, y obviamente el furor por la adaptación cinematográfica de uno de los éxitos editoriales más importantes de los últimos años también llegó a España. Yo misma fui una de los tantos espectadores que cayó rendida a este fenómeno (todavía recuerdo estar sentada en mi butaca y escuchar al público aplaudiendo ante las escenas de alto contenido sexual ¡qué tiempos aquellos en los que se podía disfrutar del cine en su plenitud!). Una historia que, por cierto, a mí me enganchó especialmente por la transformación emocional de Christian Grey quien consigue transmitir dolor al principio y amor al final cuando se descubren sus más oscuros secretos.
El impacto de esta película fue tal que dio la oportunidad a los espectadores de hablar sin tapujos sobre el sexo y las fantasías sexuales. Es decir, tras su lanzamiento en la gran pantalla se ampliaron los imaginarios eróticos y se rompieron tabúes, despertando nuevas pasiones y hasta provocando opiniones para todos los gustos acerca de las relaciones de pareja.
Dos años después del estreno de Cincuenta sombras de Grey el público se rindió a Cincuenta sombras más oscuras y seguidamente a Cincuenta sombras liberadas. Y es que esta saga cinematográfica, aunque por momentos se siente francamente misógina (en la primera cinta se muestra una representación de la masculinidad dominadora), se coronó como un clásico arrollador durante el día de los enamorados de 2015, 2017 y 2018. Pero si bien ninguna película del mismo corte ha vuelto a igualar su boom en esas fechas, Jamie Dornan y Dakota Johnson han experimentado una auténtica odisea para demostrar que pueden dar la talla también en otro tipo de papeles.
A pesar del empeño por reconstruir sus carreras tras la fama de Cincuenta sombras de Grey, ambos intérpretes todavía cargan con la sombra de estos personajes. El intento común, desde luego, ha resultado fallido y la prueba es que cuando volvemos a verlos en pantalla en películas menos comerciales nos vienen a la memoria imágenes de la trilogía o los nombres de sus personajes, antes que los suyos reales.
La manera más sencilla de sacudirse de encima el sambenito de galán enigmático y controlador y de estudiante ingenua sin ninguna experiencia sexual pasaba por asumir papeles totalmente diferentes con los que continuar sus carreras interpretativas. Porque obviamente ambos ya tenían tablas en la gran pantalla antes de protagonizar Cincuenta sombras de Grey (la hija de Don Johnson, de hecho, había debutado siendo una niña junto a madre en Locos en Alabama).
Y vaya revés se han llevado…
Jamie Dornan ha hecho todo lo posible por quitarse la etiqueta de sex symbol con papeles más pequeños, de tonos oscuros o dramáticos. No obstante ha acabado protagonizando fallidos dramas románticos como Finales, principios (2019) o Una canción irlandesa (2020) tras no haber tenido suerte con blockbusters como Robin Hood o la película bélica A Private War, ambas lanzadas en 2018.
Si reparamos en las propias palabras de Jamie Dornan podría decirse que este proceso de intentar sobrevivir en la industria cinematográfica ha sido toda una odisea ya que además hay que sumar la presión mediática y los contratiempos conyugales que ha sufrido en los últimos años. El pasado mes de agosto este actor irlandés hizo una aparición virtual en el programa de televisión británico This Morning donde declaró abiertamente que había sido encasillado por Hollywood con su personaje de Christian Grey.
Dos años antes, en 2018, ya dejaba caer en Vulture que un éxito así de bestial siempre tiene una cara oculta y que por tanto no se planteaba volver a experimentar en el futuro un triunfo parecido: “Probablemente nunca volveré a aceptar un trabajo con tanta atención y escrutinio y la opinión pública dirigida hacia él. ¡Y eso está bien!”.
Sin embargo, a pesar de la perseverancia de Jamie Dornan, hay fans que son incapaces de entender que Christian Grey, un codiciado personaje para el que se hizo pruebas a medio Hollywood, pertenece al universo de la ficción. Así que el actor que encarna a este millonario que practica en secreto BDSM (Bondage, Dominación, Sumisión y Masoquismo) se ha pasado un buen periodo recibiendo halagos, declaraciones de amor, y confesiones completamente bizarras como, por ejemplo, durante la cuarentena mundial por coronavirus cuando recibió un collage de fotos de un niño desconocido y una nota en la que se le informaba que era su hijo. «Alguien que diga que fue mi hijo y mi esposa debería saber que tengo este niño de 7 años», explicó el intérprete en Variety.
Por su parte Dakota Johnson también ha procurado dejar atrás su rol de damisela de los desnudos para optar por apuestas más arriesgadas o cómicas mostrando otra faceta menos vulnerable. Además de arrasar con sus gracias, bromas y simpatía en sus entrevistas y vídeos virales (tiene un saber estar entre pícaro y elegante muy natural) ha procurado tener más ojo que su compañero de rodaje para escoger proyectos como Suspiria o Malos tiempos en el Royale, estrenados en 2018. Sin embargo, la templada aceptación que han tenido entre el público evidencia que por mucho que la hija de Melanie Griffith tenga la carrera afianzada y no le falte trabajo, es como si no hubiera sabido o querido apoyarse en el carro de Cincuenta sombras de Grey como lanzadera profesional.
En 2018, el año en que se estrenó la tercera entrega de la trilogía, Dakota Johnson compartió en Elle que se sentía muy agradecida de estar en condiciones de elegir su futuro laboral: “He aceptado el hecho de que los proyectos en los que quiero trabajar no existen, así que tendré que crearlos yo misma”. Si leemos entre líneas estas declaraciones indican que, a pesar de la proyección internacional adquirida con su papel de Anastasia Steele, no es tan fácil mantenerse en la cresta de la ola.
Y me parece una lástima si tenemos en cuenta que tampoco resultó sencillo para la actriz texana ponerse delante de la cámara para simular que mantenían relaciones sexuales de alto voltaje con su compañero Jamie Dornan quien, todo sea dicho, empleaba una bolsa que le cubría sus partes íntimas. “No es súper glamorosa, es realmente poco sexy. Él usaba eso, y yo tenía este tipo de tangas sin tirantes que tenían pegamento. No es pegamento, pero es pegajoso”, explicó en Marie Claire hace un par de años.
En ese sentido parece evidente que tanto Jamie Dornan como Dakota Johnson han querido desligarse de Cincuenta sombras de Grey y abrirse camino en la industria cinematográfica sin la etiqueta que ha podido dejarles esta película y sus dos secuelas. No obstante, hay que recalcar que ninguno de los dos intérpretes ha repetido el éxito de hace unos años ni por asomo. Sus nombres siguen sin trascender a la altura del fenómeno cinematográfico al que más de un fan recurrirá en estas fechas de celebración del amor. Y es que como suele ocurrir con los golpes de fortuna aquello que en un principio parecía un regalo ha acabado convertido más bien en una maldición.
Así que, asumiendo que Jamie Dornan y Dakota Johnson se encuentran en el punto decisivo de su carrera artística, creo que por muy alargada que sea la sombra de aquel pelotazo que sus nombres vuelvan a brillar en Hollywood depende en gran medida de sus próximas decisiones. A ver si hay suerte.
Con información de la agencia ‘EFE’.
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