Agencias / MonitorSur, Ciudad de México.- TRAPPIST-1, a 39 años-luz de distancia, es una estrella minúscula, cerca del límite de masa por debajo del cual un astro no puede ser una estrella. Se trata de una enana roja del tipo espectral M, con una temperatura que está en la gama más baja de temperaturas de tipos de estrellas. Las estrellas como esta son del tipo más común en el universo.
TRAPPIST-1 tiene aproximadamente un 9 por ciento de la masa del Sol y un 12 por ciento de su radio. TRAPPIST-1 posee un radio solo un poco mayor que el del planeta Júpiter, aunque es mucho mayor en cuanto a masa.
Los siete planetas de TRAPPIST-1 tienen un tamaño similar al de La Tierra y se cree que tres de ellos (los etiquetados como e, f y g) se hallan en su zona habitable. Esta es la franja orbital en la cual la distancia a la estrella permite temperaturas con las cuales es posible la existencia de agua líquida en la superficie de un mundo. La presencia del preciado líquido daría una oportunidad a la aparición de vida. TRAPPIST-1 d se mueve por el borde interior de la zona habitable, mientras que TRAPPIST-1 h, más alejado, orbita justo pasado el borde exterior de dicha zona.
En estudios previos, se han confeccionado modelos digitales de los mundos de TRAPPIST-1, pero ahora el equipo de Andrew Lincowski, de la Universidad de Washington en la ciudad estadounidense de Seattle, ha intentado realizar el modelado físico más riguroso hasta la fecha en cuanto a radiación y química, intentando que la física y la química implicadas sean lo más correctas posible.
Los modelos de química y radiación del equipo crean firmas espectrales (o de longitudes de onda) para cada posible gas atmosférico, permitiendo a los observadores predecir mejor dónde buscar tales gases en atmósferas de exoplanetas (planetas de fuera de nuestro sistema solar). Tal como explica Lincowski, cuando se detecten algún día trazas de gases con el telescopio Webb u otros, los astrónomos usarán los altibajos observados en los espectros para inferir qué gases están presentes, y comparar eso con estudios de modelación como el llevado a cabo por Lincowski y sus colegas, a fin de obtener información reveladora sobre la composición del planeta, su entorno y quizá su historia evolutiva.
Combinando modelado climático con modelos fotoquímicos, los investigadores simularon estados ambientales para cada uno de los mundos de TRAPPIST-1.
Su modelado indica que:
- TRAPPIST-1 b, el más cercano a la estrella, es un mundo demasiado tórrido, tanto como para evitar que se formen incluso nubes de ácido sulfúrico como las formadas en Venus.
- Los planetas c y d reciben un poco más de energía de su estrella que Venus y la Tierra del Sol, y podrían ser parecidos a Venus, con una atmósfera densa e inhabitable.
- TRAPPIST-1 e es el que mayores probabilidades tiene, entre los siete, de albergar agua líquida sobre una superficie templada, y resulta por tanto un objetivo predilecto de investigación sobre posibilidades de habitabilidad.
- Los planetas exteriores f, g y h podrían parecerse a Venus o podrían estar congelados, dependiendo de cuánta agua se formó sobre cada planeta durante su evolución.
Fuente: The Astronomical Journal.
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