Carlos Hernández
Sin duda, el duelo América-Chivas es el que más aficionados mueve en el futbol mexicano. Es el clásico de clásicos, el duelo de “el bueno contra el malo”, el choque entre “el equipo de mexicanos contra el conjunto plagado de extranjeros”…
Sin embargo, en los últimos años un encuentro que provoca gran pasión es el América-Pumas, que es visto por muchos como el partido entre “el equipo de Televisa ante el representativo de la UNAM, la máxima Casa de Estudios”, en una definición que rebasa los límites futboleros y entra en el ámbito de la ideología, como si el balompié trascendiera el límite de la cancha.
La rivalidad empezó hace 33 años y se incrementa con cada choque entre ambas escuadras.
Los aficionados de Pumas no olvidan la lejana temporada 1984-85, cuando todavía el campeón se definía en un torneo largo.
En el primer partido realizado en el Azteca se registró un empate 1-1, mientras que en Ciudad Universitaria la igualada fue sin goles, por lo que hubo necesidad de un tercer partido, que se efectuó en La Corregidora de Querétaro.
El gran protagonista fue el árbitro Joaquín Urrea, quien sancionó un penal favorable a las Águilas por una mano dentro del área, pero no marcó la pena máxima cuando hubo una jugada similar a favor de los Pumas.
El marcador final fue 3-1 para el equipo de Coapa, con dos goles del argentino Daniel Brailovsky y uno de Carlos Hermosillo.
Mención especial merece el Ruso Brailovsky, quien esa noche corrió como nunca en su vida. El argentino hizo trizas a la zaga rival, debido a su habilidad y velocidad y también a los espacios que dejó Pumas en su afán de buscar el empate.
Poco tiempo después, el ahora comentarista televisivo también salió corriendo, pero esta vez del país, a causa del terremoto que sacudió a la ciudad de México.
A los hinchas Pumas aún les duele esa derrota y cada que los equipos se enfrentan no dudan en recordarla. Es una herida a flor de piel, a pesar de las tres décadas que han transcurrido.
Al día siguiente de la final, un diario capitalino publicó la foto del equipo campeón, con un América acompañado del silbante Urrea.
Chivas-América es el clásico nacional, pero en los últimos años estos clubes se han acercado en exceso: Televisa transmite los partidos del Guadalajara y hubo una época en que era muy común el intercambio de jugadores.
Por el contrario, el América-Pumas es el choque que genera más encono y muestra de ello es que los jugadores amarillos llegan al México 68 no en el autobús oficial del club, sino en camionetas blindadas y se retiran de inmediato del estadio, sin bañarse como se acostumbra después de cada partido.
De llegar en el camión oficial, podríamos asegurar que ya hubiera sido agredido a pedradas y botellazos por esos fanáticos que se ponen la camiseta de un club y creen tener derecho a la violencia.
Este duelo es de los llamados de alto riesgo. Las autoridades despliegan a más de tres mil uniformados para mantener el orden, pero en realidad es imposible controlar a una multitud de 60 mil o 90 mil fanáticos dispuestos a enfrentarse a la menor provocación, o inclusive sin ninguna causa y tan sólo por el recuerdo de “aquel robo” de hace 33 años.
En los últimos enfrentamientos el balance favorece al América, pero en esta ocasión luce muy nivelado. Los analistas les dan a ambas escuadras prácticamente la misma posibilidad de llegar a la final.
El equipo de Miguel Herrera deberá obtener alguna ventaja o anotar goles en CU, porque ya se sabe que los Pumas son el mejor visitante del torneo y en el estadio Azteca siempre juegan como si estuvieran en casa.
Esperemos que la rivalidad entre los fanáticos no provoque disturbios mayores, ya que en la cancha se vislumbra un duelo de alto voltaje, de goles y emociones y en realidad sin un claro favorito.
Luka Modric, pastor de oro
En el pasado Mundial de Rusia, conforme Croacia iba llegando a las instancias finales, se empezó a destacar la historia de vida de Luka Modric, quien fue pastor de cabras y refugiado de guerra durante la división de la entonces Yugoslavia.
El menudo y talentoso mediocampista recibió el Balón de Oro 2018, con lo que rompió años de dominio de Lionel Messi y Cristiano Ronaldo.
Modric ganó la Liga de Campeones con el Real Madrid y el subcampeonato de Rusia con Croacia, lo que le dio los méritos para recibir el galardón.
Nadie duda de la calidad del croata, pero Messi y Ronaldo están en otro nivel.
Con justicia futbolera se ha comentado que por primera vez en muchos años el Balón de Oro lo ha ganado un humano, luego de que había sido monopolizado por dos extraterrestres.
Y en esta lista de astros deportivos que no son de este mundo podríamos añadir a Michael Jordan, Muhamad Ali y Pelé, sólo por mencionar a atletas cuya calidad es imposible de describir, pero que tantas hazañas nos brindaron.
Los derechos de inclusión, el gran tema de las elecciones del 2021: IEPC
Parlamento Juvenil 2019, espacio para el análisis y participación democrática
Candidato del PRI al Gobierno de Zacatecas y su esposa ocultan compra de residencias en Miami