Agencia / MonitorSur / Ciudad de México.- Todo empezó en una casa gris en Uruapan, Michoacán, y terminó en uno de los epicentros de la nueva epidemia de heroína que azota a Estados Unidos: en Dayton, Ohio.
Es la historia de Gerardo Vargas, un joven de 22 años, nacido en California y residente mexicano desde que, a los 12, su padre fuera deportado.
Vargas era, hasta hace muy poco, una mula que traficaba droga para los cárteles mexicanos y quien, a cambio de clemencia, detalló a las autoridades estadounidenses paso a paso cómo se mueve la heroína desde Michoacán hasta el noreste del país vecino.
De acuerdo con The Washington Post, cerca de 102 toneladas de heroína entraron a Estados Unidos el año pasado, la mayor parte a través de la frontera mexicana.
Cárteles como La Familia Michoacana han aprovechado que la demanda de heroína ya supera a la de la cocaína y las metanfetaminas en Estados Unidos para consolidar su dominio del mercado, a través de una disciplina empresarial, según el diario.
Y Vargas es sólo uno de sus empleados.
Para cruzar la droga, Vargas tragaba un kilo completo de heroína depositado en cápsulas bien empaquetadas con papel encerado y látex.
Tomaba un vuelo de Uruapan a Tijuana, de ahí cruzaba el puente de San Ysidro a pie y se trasladaba en auto al aeropuerto John Wayne, en Santa Ana, California.
Desde ese punto, según relata The Washington Post, Vargas tomaba un vuelo a Las Vegas, después otro a Indianápolis y, al final, un taxi lo llevaba hasta un motel en Dayton, Ohio.
Se trata de un negocio altamente rentable.
Producir un kilo de heroína cuesta 5 mil dólares en México, pero se puede vender hasta por 80 mil dólares a proveedores en Estados Unidos, el doble de ganancia que un kilo de cocaína.
Para cárteles como La Familia Michoacana, enviar polvo de heroína directo a mercados pequeños como Dayton significa dejar de compartir las ganancias con los proveedores de los centros tradicionales de distribución de la droga, como Chicago o Nueva York.
Cuando las organizaciones criminales mexicanas descubrieron el potencial mercado de la heroína -hoy día existen entre 435 mil y 1.5 millones de usuarios de la droga en Estados Unidos- empezaron a regalar, a través de mulas como Vargas, muestras gratis de heroína a sus compradores de mariguana o cocaína.
Los cárteles nacionales cultivan y procesan la droga, y la innovación que los coloca como agentes dominantes de un mercado a la alza es la creación de la heroína en polvo.
Así, gente como Gerardo Vargas puede traficar la heroína entre quienes nunca la han probado pero quieren consumirla, o entre los adictos en regla, que saben cómo inyectársela.
De acuerdo con The Washington Post, la heroína es, hoy en día, la amenaza narcótica número uno en Estados Unidos.
Con información de «LA RAZON DE SAN LUIS»
Los derechos de inclusión, el gran tema de las elecciones del 2021: IEPC
Parlamento Juvenil 2019, espacio para el análisis y participación democrática
Candidato del PRI al Gobierno de Zacatecas y su esposa ocultan compra de residencias en Miami