Justo Renegado (((Monitor Sur))) Lunes 29 de febrero de 2016 OPINIÓN
Los catorrazos en el PAN están a la orden del día, pero sin duda al registrarse como aspirante a la dirigencia estatal del Partido Acción Nacional, Fabiola Ricci Diestel demostró no tener límites en su ambición personal, pese a que en San Cristóbal de Las Casas y toda la entidad, son conocidas las denuncias de negocios sucios de ella. Incluso se sabe que ya le puso precio a su liderazgo para venderse al Partido Verde Ecologista de México, porque una de sus hermanas cuenta con “entrañables” relaciones con líderes de ese partido. El último ejemplo es el hotel que los Ricci construyen dentro del Fraccionamiento Deportivo, y se sabe de muy buena fuente que Fabiola Ricci está moviendo sus influencias con líderes del PVEM, para hacer presión al Ayuntamiento de San Cristóbal y le otorguen el cambio de uso de suelo en esta demarcación y se decrete como zona comercial. De ese tamaño es su compromiso con la cúpula de poder.
El Cabildo coleto da patadas de ahogado al no autorizar el cambio de uso de suelo, debido a que los vecinos del lugar no dejaban pasar a los albañiles a la obra, ubicada en las instalaciones de conocida cadena trasnacional. Los presuntos actos de corrupción han sido el sello en la carrera de Ricci Diestel, quien como regidora en dicho Ayuntamiento, fue señalada de cometer diversas irregularidades como la compra de un camión de bomberos, donde su esposo Marco Antonio Sánchez Guerrero era parte del Patronato, y se le acusa de influir para destituir al funcionario municipal que la acusó, Víctor Alfonso Camacho Alfaro. El poder como instrumento de uso personal, y no como una herramienta para servir, ha sido el sello de la hoy aspirante a dirigir al PAN. (MS)
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