Agencias, Ciudad de México.- Xinjiang, al noroeste de China, es una vasta región de desiertos y montañas que formaban parte de la ruta de la Seda, un cruce de caminos entre el este y el oeste de Eurasia, en el que, durante milenios, una compleja y nutrida mezcla de pueblos intercambió bienes, cultura y genes.
Ahora, gracias al análisis de 201 genomas antiguos de 39 yacimientos arqueológicos del Xinjiang, un equipo de investigadores dirigido por el profesor Fu Qiaomei, del Instituto de Paleontología de Vertebrados y Paleoantropología (IVPP) de la Academia China de Ciencias, ha reconstruido la historia de esta región en los últimos 5,000 años. Las conclusiones se publican en la revista Science.
El estudio comienza con el poblamiento de Xinjiang en la Edad del Bronce, una época fundamental para entender cómo fue la posterior dinámica de la región.
Hasta ahora se había propuesto que los primeros pobladores de la cuenca del Tarim procedían de las culturas esteparias occidentales o de poblaciones centroasiáticas relacionadas con el Complejo de Bactria Margiana.
Al analizar los genomas, el equipo confirmó que los primeros habitantes de Xinjiang mostraban componentes genómicos de ambos grupos y que estaban mezclados, además, con una ascendencia ancestral única encontrada en las momias de la cuenca del Tarim, que pertenecían a una población que habitó el sur de Siberia hace 25,000 años y que era conocida como los antiguos euroasiáticos del norte.
“Las poblaciones de Xinjiang de la Edad de Bronce contenían componentes ancestrales de la población ‘local’ de la cuenca del Tarim mezclados en diversos grados con los de tres grupos de las regiones circundantes: los afanasievo, una cultura esteparia asociada al indoeuropeo, los chemurchek, de ascendencia centroasiática, y los de una población del noreste de Asia llamada shamanka”, detalla FU.
Ya en la última parte de la Edad del Bronce, descubrieron que los perfiles genómicos incluían a un nuevo grupo estepario occidental vinculado a la cultura Andronovo y una mayor afluencia de ancestros de Asia Oriental.
Además, una mayor presencia de la ascendencia centroasiática en esta época indicaba un aumento de las interacciones con Asia Central a través del Corredor Montañoso de Asia Interior.
Curiosamente, también encontraron la ascendencia de varios individuos de la Edad del Bronce temprana identificados como ascendencia afanasievo no mezclada, lo que confirma que una entrada temprana de estos indoeuropeos, que introdujeron las lenguas tocharianas en Xinjiang, las lenguas indoeuropeas más orientales de las que se tiene constancia.
Este hallazgo revela que la llegada de las lenguas indoeuropeas en Xinjiang fue casi contemporánea a su entrada en Europa occidental, lo que aclararía el origen y la difusión de la familia lingüística más hablada de la actualidad.
Sobre la Edad del Hierro, los genomas muestran una mayor afluencia de asiáticos orientales y centrales, que establecieron la ascendencia que hoy sigue presente.
En cuanto al análisis fenotípico para el Xinjiang antiguo, revela que en la Edad del Bronce, la del Hierro y en la Era Histórica, la mayoría de los individuos estudiados tenían pelo entre castaño oscuro y negro y color marrones.
En correspondencia con la apariencia de la ascendencia esteparia de Andronovo, una pequeña proporción de los individuos de la Edad de Hierro tenían pelo rubio, ojos azules y un tono de piel más claro en el oeste y el norte de Xinjiang.
Así, dos momias de la cuenca del Tarim de la Edad de Bronce Temprana, en el este de Xinjiang, a pesar de tener rasgos ‘occidentales’, probablemente tenían el pelo entre castaño oscuro y negro y la piel más oscura, mientras que una tercera momia más reciente de la Edad de Bronce Tardía tenía un tono de piel intermedio.
Para Vikas Kumar, primer autor del estudio e investigador en el IVPP, “lo intrigante” es “el grado de continuidad genética que se ha mantenido en Xinjiang durante los últimos 5,000 años”, pese a los “los amplios movimientos de población documentados en el estudio”.
“Lo sorprendente de estos resultados es que la historia demográfica de una región cruce de caminos como Xinjiang no ha estado marcada por reemplazos de población, sino por la incorporación genética de diversos grupos culturales entrantes a la población existente, lo que convierte a Xinjiang en un verdadero crisol de culturas”, destaca Fu.
Los autores advierten de que este aspecto tan detallado no había quedado si se hubiera basado solo en pruebas arqueológicas y culturales. Estos hallazgos sugieren la importancia de combinar las pruebas genéticas y arqueológicas para proporcionar una visión más completa de la historia de la población.
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