Especial
San Petersburgo, Rusia, 14 julio 2018.-Bélgica se vio en la final de la Copa del Mundo de fútbol, Inglaterra también; pero ambas selecciones sufrieron un colapso fulminante y quedaron obligadas a disputar hoy el penoso partido de consolación, la expiación del tercer lugar.
Los belgas derrotaron a Brasil en cuartos de final e ipso facto pensaron en el partido por la corona, sin percatarse que Francia los esperaba en semifinales… y los eliminaría.
Inglaterra, más soberbia aún, tuvo a Croacia contra las cuerdas en semifinales y celebró la victoria y el pase al duelo por el trono antes de tiempo… sus rivales remontaron y convirtieron la celebración prematura de Los Tres Leones en pura conmemoración, en penuria.
Así, belgas e ingleses deberán conformarse con luchar por el tercer escaño del Mundial de Rusia-2018; tendrán que jugar sin ganas el partido que nadie quiere disputar, el que todos odian; necesitarán fuerzas y mucha entereza para pasar con la cabeza en alto entre los frívolos comentarios del estadio Krestovski de esta ciudad.
Es un castigo divino. No hay duda. Ambos elencos deberán expiar sus pecados por haber jugado su duelo de la fase de grupos sin ánimo alguno por la victoria. Bélgica celebró el triunfo 1-0 como si fuera una derrota mayor. Inglaterra, inteligente para evitar a los grandes, prefirió perder abiertamente.
Avaricia, soberbia, vanagloria, pecados capitales.
Con 13, Bélgica es el segundo país con más participaciones mundialistas sin haber alzado el trofeo de monarcas, solo superada por México, y la engreída Inglaterra, la cuna del fútbol, la inventora del deporte más famoso del planeta, solo archiva el título de 1966 e incluso en ninguna otra ocasión pudo llegar a la final.
Pero hoy habrá espectáculo o al menos así los aseguraron los técnicos y varios jugadores de ambas selecciones. El amor propio está en juego. El prestigio está en juego. Los hinchas de los Diablos Rojos y de Los Tres Leones así lo exigen, sin más.
Vamos a dejar un legado para Bélgica jugando todos juntos y teniendo una mentalidad ganadora, advirtió el español Roberto Martínez, seleccionador de los Diablos Rojos, quienes exhiben el cuarto lugar de 1986 como su mejor actuación.
En aquella cita del orbe llegaron a semifinales y luego cayeron sucesivamente ante la Argentina de Diego Armando Maradona y la Francia de Michel Planiti, para anclar en el cuarto puesto.
El técnico inglés Gareth Southgate, por su parte, reconoció que la derrota ante Croacia fue ‘realmente difícil asumir para nosotros, estuvimos a solo 20 minutos de la final de la Copa del Mundo’, pero enfatizó que ‘saldremos con todo (contra Bélgica) para terminar bien el torneo’.
Como sea, la batalla por el tercer lugar será fría. Siempre lo es. Aunque los equipos salgan por la victoria, ninguno gritará los goles con la euforia de un partido decisivo, mucho menos tras saber que pudieron celebrarlo en el escenario más añorado por todos los futbolistas: la final de la Copa del Mundo. (Por Yasiel Cancio Vilar, Enviado especial de PL).
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