Agencias / MonitorSur, Ciudad de México.- Una tecnología pionera capaz de revelar detalles hasta ahora desconocidos sobre cómo se comunican las células humanas entre ellas podría conducir al desarrollo de nuevos tratamientos contra el cáncer y los trastornos autoinmunitarios. Esta tecnología ofrece a los investigadores información sin precedentes sobre cómo se comportan las células individualmente, algo que los científicos están viendo que es mucho más complejo de lo que se creía previamente.
Este avance es obra de investigadores de la Universidad RMIT en la ciudad australiana de Melbourne, la Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPFL) en Suiza y el Instituto Ludwig de Investigación del Cáncer también en Lausana.
El equipo de Arnan Mitchell, del RMIT, ha fabricado un biosensor miniaturizado que permite a los científicos aislar células individuales, analizarlas en tiempo real y observar su complejo comportamiento de señalización sin alterar su entorno.
El análisis de una célula individual es muy prometedor para el desarrollo de nuevos tratamientos destinados a combatir enfermedades, pero la falta de tecnologías efectivas de análisis estaba refrenando la investigación en este campo. Es bastante lo que se sabe sobre cómo se comunican grupos de células para reaccionar a infecciones o luchar contra otros problemas de salud, pero la comunidad científica tiene aún mucho que aprender sobre las comunicaciones de las células individuales, tal como explica Mitchell.
El equipo de investigación ha demostrado cómo puede ser utilizada la tecnología para examinar la secreción de citoquinas de células individuales de linfoma. Las citoquinas son proteínas producidas por una amplia gama de células para comunicarse con otras, y se sabe que desempeñan un papel importante en las reacciones a infecciones, trastornos inmunitarios, inflamación, sepsis y cáncer.
En el estudio se ha comprobado que las células individuales de linfoma producían citoquina de diferentes formas, únicas para cada una, permitiendo a los investigadores determinar las “huellas dactilares” de la secreción de cada célula.
Una vez se conozcan a fondo los entresijos de este comportamiento, es factible que se pueda distinguir entre células buenas y malas, lo cual abriría la puerta al desarrollo de tratamientos que actúen con precisión solo contra esas células malas.
Los resultados de este estudio pionero se han dado a conocer a través de la revista académica Small.
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