Agencias / InsurgentePress, Ciudad de México.- Varios proyectos de investigación relacionados con la búsqueda de inteligencia extraterrestre (SETI) se han llevado a cabo desde fines de la década de 1950, principalmente en Estados Unidos. A pesar de los considerables avances en radioastronomía y del aumento de la potencia de computación desde entonces, ninguno de esos proyectos ha obtenido resultados inequívocos o medianamente esperanzadores. Algunas señales sin origen identificable han llamado la atención, como la señal coloquialmente denominada “Wow!” y que se captó en 1977, pero ninguna de ellas se ha repetido ni presenta suficientes indicios de intervención artificial como para considerarla una clara sospechosa de transmisión alienígena.
¿Podría existir en otro planeta una civilización en la misma etapa de avance tecnológico que la nuestra? Si hay alguna no muy lejos, quizá esté generando señales electromagnéticas, y los científicos de la Tierra podrían captar esas señales utilizando radiotelescopios lo bastante sensibles. La comunidad científica lleva explorando esta posibilidad desde hace unos 60 años.
De todos modos, eso no significa que debamos darnos por vencidos. Al contrario, la búsqueda SETI ha visto renovado su interés tras el descubrimiento de muchos planetas orbitando alrededor de cientos de estrellas, y la sospecha de que entre los miles de millones de soles de nuestra galaxia, puede haber muchos con planetas a su alrededor. Además, se han mejorado mucho los instrumentos y técnicas para detectar señales de posible origen alienígena.
Una nueva e interesante mejora llega ahora de la mano de Claudio Grimaldi, de la Escuela Politécnica Federal de Lausana en Suiza, trabajando en colaboración con la Universidad de California en Berkeley, Estados Unidos. Se trata de un nuevo modelo estadístico que podría hacer más barata y eficaz la búsqueda de señales inteligentes extraterrestres.
La ventaja del modelo estadístico de Grimaldi es que permite a los científicos interpretar tanto el éxito como el fracaso a la hora de rastrear y detectar señales a distancias variables de la Tierra. Su modelo emplea el teorema de Bayes para calcular la probabilidad restante de detectar una señal dentro de un radio dado alrededor de nuestro planeta.
Por ejemplo, incluso aunque no se detectase una señal dentro de un radio de 1.000 años-luz, existiría aún una posibilidad de más del 10 por ciento de que la Tierra se halle dentro del alcance de cientos de señales similares emitidas desde otros puntos de la galaxia, aunque nuestros radiotelescopios no sean actualmente lo bastante potentes como para detectarlas. Para que esa probabilidad ascienda a casi el 100 por cien basta con que una señal sea detectada dentro del radio de 1.000 años-luz. En ese caso, podríamos estar casi seguros de que nuestra galaxia está llena de vida extraterrestre.
Después de tener en cuenta otros parámetros como el tamaño de la galaxia y cuán cerca están las estrellas entre sí, Grimaldi estima que la probabilidad de detectar una señal se hace muy pequeña solo a partir de un radio de 40.000 años-luz. En otras palabras, si no se detectan señales a esta distancia de la Tierra, podríamos concluir de forma razonable que no es posible detectar otra civilización con el mismo nivel de desarrollo tecnológico que el nuestro en la galaxia. Pero hasta ahora, los científicos solo han podido buscar señales dentro de un radio de apenas 40 años-luz.
Así que hay mucho camino que recorrer. Sobre todo si tenemos en cuenta que los métodos de búsqueda hoy empelados son incapaces de detectar civilizaciones alienígenas que estén en sus etapas iniciales de progreso tecnológico o que sean altamente avanzadas pero que no hayan seguido la misma trayectoria tecnológica que nosotros.
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