Agencia AP / MonitorSur, Ciudad de México.- El número de empresas extranjeras que se sienten obligadas a entregar tecnología a cambio de acceder al mercado chino se ha multiplicado por dos en los últimos dos años pese a las promesas oficiales de poner fin a esa presión, según reportó el lunes un grupo empresarial.
El fenómeno desencadenó la disputa arancelaria del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, con Beijing.
El informe de la Cámara de Comercio Europea en China recogió quejas continuadas sobre la “transferencia forzosa de tecnología”, que según los socios comerciales de China incumple los compromisos de apertura de mercado del país a pesar de sus desmentidos y promesas de cambio.
Los gobiernos europeos han cuestionado la estrategia de Trump a la hora de confrontar a Beijing por sus ambiciones de tecnología, aunque comparten las críticas de Estados Unidos.
Una de cada cinco empresas encuestadas en enero, antes de la última ronda de subidas de aranceles de Estados Unidos y China, dijeron haberse sentido forzadas a entregar tecnología, en comparación con hasta el 10% en una encuesta de 2017, señaló la cámara europea.
“No es algo que se haya quedado en el pasado. Sigue pasando ahora”, dijo a la prensa Charlotte Roule, vicepresidenta de la institución, antes de la publicación del reporte. Acabar con esta práctica, señaló, “debe ser una prioridad”.
La proporción de empresas que dijeron haberse visto obligadas a compartir tecnología era mayor en algunos campos: el 30% en petróleo e industria química, el 28% en dispositivos médicos, el 27% en farmacéuticas y el 21% en industria automotriz. Un cuarto de esas empresas dijo que las transferencias seguían ocurriendo en el momento de la encuesta.
Las autoridades chinas niegan que se exija a empresas extranjeras entregar su tecnología. Pero las empresas de sectores como el automotriz o el electrónico que quieren operar en China deben convertirse en socios minoritarios en empresas conjuntas con socios estatales, lo que les obliga a compartir tecnología y experiencia.
Una ley aprobada en marzo por la legislatura china intenta tranquilizar a los inversionistas extranjeros prohibiendo el uso de “medidas administrativas” que insten a la transferencia de tecnología. Los grupos empresariales celebraron esa aprobación, aunque señalaron que las autoridades chinas aún tienen un gran poder en una economía muy regulada.
La transferencia tecnológica era una de las quejas que, según la cámara europea, contribuía al pesimismo entre las empresas sobre si el gobernante Partido Comunista cumpliría sus promesas de abrir sus mercados.
Un tercio de las empresas encuestadas dijo que no espera ver una “apertura significativa” del mercado chino.
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