DESDE EL SÓTANO/ Por Ery Acuña/MonitorSur/Chiapas.- Tenemos un problema, bueno, mejor dicho una oportunidad. Cómo vamos a cambiar el futuro con esa nueva transformación, la cuarta que pregona el Presidente electo Andrés Manuel López Obrador.
En el estado más lacerado por la injusticia social donde funcionarios se volvieron millonarios en muy pocos meses o años a costa del hambre de la gente, ¿cómo lograr esa transformación sin justicia social?
Muchos usaron su poder para robar comida bajo engaños a las y los chiapanecos más necesitados; incluso a los ricos, que este sexenio también lloraron.
¿Cómo si al principal responsable se le premia con la coordinación de los senadores de la República por parte del PVEM? La antítesis de lo que fue y llegó a ser don Belisario Domínguez, hombre sabio, valiente y honesto, y máximo representante histórico del Senado de la República, nacido en Chiapas.
No puede haber gobierno rico con pueblo pobre. Exacto. Pero tampoco gobernantes millonarios y campesinos y empresarios miserables por el hurto descarado al que este gobierno estatal nos llevó.
Duele la impotencia de no poder hacer justicia social. Duele. Pero bueno, miremos para adelante. Tenemos que cambiar el presente para poder entrar a una nueva faceta de transformación.
Al gobernador Rutilio Escandón le toca reciclar la basura con las arcas vacías. Pero aún así tenemos la enrome oportunidad y la obligación ciudadana de encaminarnos y empujar a un cambio real.
Cambio sí, pero con justicia. Tiene que haber atención social, esa fue la bandera principal del presidente electo. Y en Chiapas, donde más saqueos hubo como en ninguna otra parte del país… más.
Por eso ya lo decía Luis Donaldo Colosio hace casi 25 años… México y Chiapas tienen hambre y sed de justicia.
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