Agencias, Ciudad de México.- Profesores e investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) han advertido que la actual inestabilidad geopolítica frena los avances que se habían realizado hacia una huella de carbono neutral, puesto que algunos países verán afectados sus suministros de fuentes de energía como el gas natural y deberán emplear otras con mayor carga de emisiones.
Este grupo ha participado esta mañana en Madrid en un simposio internacional sobre el futuro de la energía, organizado por la Fundación Ramón Areces y el MIT, en el que han explicado que aunque tienen claro que el reto es abandonar el uso del carbón, no existe ni una fórmula mágica respecto las tecnologías a utilizar ni cuándo llegará ese momento.
El ingeniero de investigación del MIT, Howard J. Herzog, ha puesto como ejemplo la situación de Alemania, una de las referencias durante los últimos años en políticas de descarbonización, pero con una dependencia del gas ruso hasta en un 55 % de su suministro, y que con la guerra en Ucrania ve afectado este flujo.
Por tanto, para el director adjunto del programa de Investigación Científica del centro educativo estadounidense, Sergey Paltsev, “probablemente” necesitarán usar carbón en los próximos meses, igual que en otros países de la zona, lo que a corto plazo aumentará su emisión de gases de efecto invernadero a la atmósfera.
Durante una entrevista con la Agencia EFE, ambos han coincidido en que, en primer lugar, los políticos deben tomar decisiones basadas en la ciencia, y en segundo lugar, la gente debe involucrarse más en un problema que consideran de extrema urgencia.
“De nuevo la política a veces no ayuda en este camino ni favorece el entendimiento de la gente. Cuando les hablas de capturar las emisiones de CO2 hay grupos que no están de acuerdo, igual que los antinucleares; luego la gente quiere energías renovables pero no quiere molinos de viento en su pueblo”, ha lamentado Herzog.
Ante esta situación, su compañero Paltsev ha comentado que “debemos ser realistas sobre la respuesta al futuro de la energía”, ya que la tecnología avanza muy rápido y su aplicación en el mercado depende de muchos factores como la idiosincrasia de cada país, la situación económica o, una vez más, la estabilidad política.
En su experiencia, “la solución para China puede no funcionar en España o el camino de la descarbonización en Brasil será diferente al de Australia”, al tiempo que desconocemos si la hidroenergía funciona como fuente principal, o se implementará la captura de gases de dióxido de carbono o la opción elegida será la electrificación.
“No importa como dividas la cuenta, siempre se necesita inversión. Y la realidad es que no tenemos la suficiente, por desgracia lo aprenderemos de la peor forma; la geopolítica actual está obligando a los políticos a darse cuenta de que hay que hacerlo más rápido”, ha añadido.
El Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático de la ONU (IPCC) ha señalado, en uno de sus últimos informes que muchos de los daños causados a los ecosistemas terrestres, de agua dulce, costeros y oceánicos, ya son irreversibles, y que parte de ellos se habían subestimado.
Así pues, pese a que los expertos del MIT “prefieren no hacer predicciones”, apuestan por invertir en tecnologías disruptivas para la extracción de gas, para abaratar el coste de las renovables y para mantener la producción de energía nuclear de forma segura.
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