Agencias, Ciudad de México.- Un reciente estudio ha demostrado que el tamaño de la población maya en la ciudad de Itzán (en la actual Guatemala) varió con el tiempo debido al cambio climático. Los hallazgos, publicados en Quaternary Science Reviews, muestran que tanto las sequías como los períodos muy húmedos desempeñaron un papel importante en el proceso.
Para llegar a estas conclusiones, el equipo de la Universidad de McGill (Canadá) usó una técnica relativamente nueva que implica observar estanoles, moléculas orgánicas que se encuentran en la materia fecal humana y animal, extraídos del fondo de un lago del área.
La técnica de medir las concentraciones de estos estanoles a lo largo del tiempo, marcadas por las capas de sedimentos, ofrece pistas a los investigadores sobre cambios en la población que pueden respaldarse con otros registros históricos. Hasta ahora, se ha demostrado que estas sustancias son indicadores precisos de cuántas personas vivían en un lugar en un momento determinado.
En este caso, los estanoles se extrajeron de un lago cercano al yacimiento y se sumaron a la información ya disponible de la zona durante los últimos miles de años, basándose en descubrimientos de excavaciones arqueológicas tradicionales. Luego, esos hallazgos se compararon con datos climáticos históricos, incluida la evidencia de precipitación (o falta de ella) y los niveles de polen (que indica la cubierta vegetal) que quedaron en el registro geológico.
Al comparar todos estos factores, los investigadores encontraron varias correlaciones, pero también algunos nuevos cambios en la población en las antiguas capas de restos de excrementos.
“Esta investigación debería ayudar a los arqueólogos al proporcionar una nueva herramienta para observar alteraciones que podrían no verse en la evidencia arqueológica, porque es posible que la evidencia nunca haya existido o que desde entonces se haya perdido o destruido”, aseveró Benjamin Keenan, coautor del artículo.
Los expertos pudieron trazar los principales cambios de la población maya en el área durante un período que comenzó 3.300 años antes de nuestra era. También identificaron modificaciones en los patrones de asentamiento que tuvieron lugar a lo largo de cientos de años y que están asociados con transformaciones en el uso de la tierra y las prácticas agrícolas.
Además, resultó que este territorio había sido colonizado previamente a lo sugerido por la evidencia arqueológica pasada: los humanos estaban presentes en la escarpa de Itzán unos 650 años antes de lo pensado. También muestra que los mayas continuaron ocupando el área, aunque en menor número, luego del llamado ‘colapso’ entre 800 y 1000 d.C., cuando anteriormente se creía que la sequía o la guerra hicieron que toda la población abandonara la región.
El estanol fecal del sedimento en la laguna de Itzán también confirmó que la población maya en el área disminuyó debido a la sequía en tres períodos diferentes: entre 90-280 d.C., entre 730-900 d.C. y durante la etapa mucho menos estudiada entre 1350-950 a.C. Asimismo, los investigadores encontraron que la población disminuyó durante un período muy húmedo entre 400 y 210 a. C., algo que ha recibido poca atención hasta ahora.
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