Agencias / Buenos Aires.- Mientras la mayoría de las ligas de fútbol de Sudamérica se suspendieron por la pandemia de nuevo coronavirus, el presidente argentino Alberto Fernández y las autoridades sanitarias del país insistieron que se puede jugar a puertas cerradas pese a la oposición de la mayoría de los futbolistas _que amenazan con iniciar una huelga.
El país sudamericano, que lleva contabilizados 56 casos y dos muertos, cerró sus fronteras y suspendió las actividades escolares en principio por 14 días. También se cancelaron espectáculos y eventos masivos, sumado al cierre de centros comerciales y parques.
Sin embargo, el presidente Fernández afirmó el domingo que con base en la opinión de los expertos “si el fútbol se juega a puertas cerradas yo no veo inconveniente”.
El mandatario también instó a las empresas dueñas de los derechos de transmisión televisiva de partidos a que los difundan de manera gratuita porque “tenemos que quedarnos en casa, para muchos es un gran divertimento ver el fútbol”.
Esta decisión va en contramano del resto de los países de la región que han interrumpido sus ligas. Pero también de la opinión de la mayoría de los jugadores argentinos, que están dispuestos a parar los torneos de las distintas categorías profesionales en una asamblea convocada el miércoles por el sindicato que los representa.
En Brasil, se suspendieron parcialmente las actividades de los torneos estatales, la Copa de Brasil, las dos máximas divisiones del campeonato brasileño de mujeres y competencias de nivel junior.
“Tenemos que parar en todo el país. Es cuestión de tiempo para que aparezca el primer contagiado en el fútbol”, advirtió el delantero Darío Cvitanich, de Racing Club. “Parece que se está esperando eso. En vez de prevenir, vamos corriendo atrás del virus. Nosotros, antes que futbolistas, somos personas”.
A su vez, el técnico de Banfield, Julio Falcioni, detalló que “yo soy un paciente de riesgo. Tuve neumonía, cáncer, me hicieron quimioterapia… Salimos a jugar (contra Gimnasia La Plata el viernes en el arranque de la Copa de la Superliga) porque nos dijeron que si no lo hacíamos, nos sacaban los puntos”.
Esa es la sanción a la que se expone River Plate por su decisión de no jugar el sábado contra Atlético Tucumán.
“El club considera que la competencia implica severos riesgos para la salud del plantel profesional y todos los involucrados en un partido oficial”, manifestó el club millonario en un comunicado.
Si el fútbol continúa y River mantiene su postura, el equipo podría perder la categoría dado que esa es la pena prevista en los reglamentos de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) para el equipo que no se presenta en tres encuentros consecutivos.
Al mismo tiempo, el plantel de Independiente no está dispuesto a salir a la cancha el martes contra Villa Mitre por la Copa Argentina.
“Villa Mitre desde el sábado está en un hotel en contacto con muchos turistas y extranjeros”, advirtió Silvio Romero, capitán del Rojo.
¿Qué piensan los dirigentes?
Cristian Malaspina, presidente de Argentinos Juniors, aseveró que “parar el fútbol también tiene sus riesgos, sus consecuencias económicas. El principal ingreso de todos los clubes es el televisivo. Si no hay fútbol, imagino que no nos van a pagar. Eso va a cortar la cadena de pagos”.
Los directivos de los clubes van a reunirse el martes en la sede de AFA. Podrían suspender el fútbol en un claro desafío a las autoridades. O confirmar que el balón siga rodando, contra la opinión de los jugadores _quienes en definitiva tendrán la última palabra.
“Vamos a esperar al miércoles, hemos hablado casi con el 90% de los futbolistas y vamos a respetar su decisión. En toda situación de pandemia hay que tomar decisiones grupales y no salidas individualistas”, sostuvo Sergio Marchi, líder del gremio de jugadores.
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