Redacción
Guatemala, Guatemala, 15 febrero 2017.-La presunta sorpresa por el crimen cometido contra dos niños de la comunidad rural Ajuixes, municipio de San Juan Sacatepequez, en el departamento de Guatemala despierta hoy la indignación de quienes claman por acabar con la criminalidad en Guatemala.
Voces ciudadanas y consultores coinciden en que estos hechos no tienen nada de novedosos en este país y que la investigación en aras de frenarlos hace mucho tiempo debiera ser prioridad para las autoridades.
Carlos Daniel y Ã’scar Armando, de 10 y 11 años de edad de manera respectiva, fueron secuestrados cuando caminaban rumbo a la escuela donde estudiaban y nunca más volvió a saberse de ellos hasta que el domingo aparecieron sus cadáveres a dos horas de distancia de sus casas en dos costales, atados de pies y manos.
Especialistas del Instituto Nacional de Ciencias Forenses corroboraron que ambos menores de edad habían sido degollados y pese al clamor popular de justicia, todavía sus asesinos gozan de impunidad.
Pobladores del lugar coincidieron en que previo al hallazgo de los cadáveres, los familiares de las víctimas recibieron varias llamadas telefónicas solicitando un millón de quetzales, es decir, cerca de 130 mil dólares.
Para Iván Gómez, perito en Dibujo Técnico, en este caso no hay nada de novedad y lo que más sorprende es que los medios hagan algarabía como si el secuestro y asesinato de niños fuese algo nuevo en Guatemala.
‘Yo crecí en Flores de Petén, el departamento donde está la gran ciudad antigua de Tikal, y allí muchas veces aparecían los cuerpos de niños y niñas que habían desaparecido días antes, tirados, cocidos por la barriga y con aserrín dentro del cuerpo’, rememoró, en diálogo con Prensa Latina.
Según el joven, que ahora se entrena como técnico de la empresa telefónica Claro, lo más horrible de esas apariciones de cuerpos infantiles llenos de aserrín es que por lo general los asesinos de estos dejaban un sobre con dinero y una nota, en la que agradecían a los padres por los órganos sacados a los pequeños.
‘Eso sería hace unos seis o siete años, cuando yo estaba en segundo año de secundaria, y andábamos con tremendo miedo’, agregó y aseveró que esos crímenes no quedaron atrás, que forman parte de la cotidianeidad,
Sólo que se diluyen entre las miles de muertes violentas que ocurren cada año en Guatemala.
Autoridades del Ministerio de Gobernación y de la Policía Nacional Civil reconocieron el repunte de la criminalidad en el territorio tras la muerte de seis personas en apenas un día, por ataques armados en la capital y en el municipio metropolitano de Mixco.
En tanto el vicepresidente de Guatemala, Jafeth Cabrera, declaró que estas agresiones son un problema serio y surgen para desestabilizar a la sociedad.
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