Agencias / MonitorSur, CIUDAD DE MÉXICO .- La final de la Copa del Rey deparó una imagen preciosa. No, no fue la del público en las gradas, como nos había adelantado en exclusiva Manu Carreño, sino la de los jugadores del Athletic aplaudiendo a los de la Real Sociedad mientras recibían el trofeo. Muchos medios de comunicación subrayaron esta muestra de espíritu deportivo, nobleza y valores. Son los mismos medios de comunicación que, con su habitual guerracivilismo, han propiciado que estos gestos sean cada vez menos habituales, especialmente entre los equipos grandes, los que suelen copar los grandes escenarios al llegar la primavera y el reparto de títulos.
Todo comenzó allá por 2008. Seguramente el camino comenzó a torcerse antes, pero la primera gran curva, el gran mojón marcando el primer hito kilométrico lo plantó, quién si no, Eduardo Inda. El entonces director de ‘Marca’ perpetró una portada especialmente infame, lo cual equivale a decir que Usain Bolt corrió especialmente rápido. Inda detuvo el reloj en 9.58 el 7 de mayo de 2008, día en que el FC Barcelona había de recibir con un pasillo de honor al Real Madrid. “Barça, es aquí”, tituló el diario (sin la coma del vocativo, eso sí) y con dos líneas rojas punteadas para explicar a los jugadores de Frank Rijkaard dónde debían rendir honores al campeón de Liga, no se fueran a liar. Inda convirtió un bello gesto en una humillación y durante varios días se regodeó todo lo posible y más. Hasta regaló un póster gigante, como los que inmortalizan las grandes hazañas deportivas. Tras la Séptima, la Octava y la Novena, el pasillo.
Desde entonces, cada vez que hay posibilidad de que un equipo gane la Liga con antelación, y dado que Javier Tebas siempre reserva un clásico para estas fechas, las calculadoras tratan de anticipar si vamos a tener la dichosa foto del pasillo, que se ha abierto paso en el repertorio de polémicas anuales junto a la sede de la final de Copa —felizmente desaparecida— o la pitada al himno nacional —en ‘standby’ hasta que Carreño anuncie con mejor suerte el regreso del público—. Normal que, con tanto ruido, Madrid y Barça se hayan desentendido del tema. Con la excusa de que ellos no habían participado en ese torneo, el Barça no quiso hacer pasillo al Madrid tras un Mundial de Clubes, a pesar de que años antes se lo habían hecho al Sevilla por una Copa de la UEFA. Y con la excusa de que el Barça no se lo había hecho entonces, Zinedine Zidane dijo que su equipo tampoco agasajaría al Barça. Qué diferente resulta todo esto si lo comparamos no ya con lo del sábado pasado en La Cartuja, sino con el pasillo con que el Madrid recibió al Barça de Cruyff en el Bernabéu al final de la Liga 1990/91. Entonces eran los presidentes quienes se soltaban la lengua, no los periodistas.
Con información de la agencia ‘EFE’.
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