Rodulfo Reyes
El desabasto de agua en Centro debe preocupar a todos: se trata de un problema que para ser corregido requiere de una millonada ‘enterrada’ bajo tierra, y eso “no deja votos”.
Está probado que las autoridades no invierten en obras “que no se ven”, y en las que no se puede fijar una placa metálica con el nombre del gobernante ni se prestan para la foto que debe publicarse en todos los medios.
En Tabasco, que concentra el 35 por ciento del agua dulce del país, escasea el elemento en el municipio que abarca a su capital, Villahermosa, y para que no falte en un futuro cercano necesitan cambiarse los 503 kilómetros de su red de distribución, lo cual requiere una inversión de al menos mil 200 millones de pesos.
La sola cuenca hidrológica del Usumacinta y del Grijalva, que capta el agua de las tierras altas de México y Guatemala, vierte en el Golfo de México alrededor de 125 mil millones de metros cúbicos de agua al año.
La infraestructura del sistema se encuentra convertida en un gigantesco “barril sin fondo”, pues en cada administración municipal se le destinan anualmente entre 40 y 60 millones de pesos anuales para reparaciones que no corrigen la crisis, asegura el alcalde capitalino Evaristo Hernández Cruz.
En entrevista con esta columna, señala que la tubería “hecha pedazos” provoca fugas que desperdician el líquido dejando pérdidas anuales por 400 millones de pesos, por lo que la derrama para rehacer el sistema se recuperaría en tres años.
En Villahermosa existen 18 plantas de tratamiento, de las cuales cinco fueron construidas en el trienio 2006-2009, cuyo presidente municipal fue precisamente el político que ahora repite en el cargo.
La planta de tratamiento que abastece a la mayoría de los habitantes de Centro ya es obsoleta: se inauguró en 1962, y de ahí que sea urgente construir una nueva para contar con agua de calidad, expone.
Señala que mientras el metro cúbico se vende al público en 87 centavos, al Ayuntamiento le cuesta 14 pesos producir esa cantidad.
Apunta que si no se reponen los 503 kilómetros de la red de tuberías, el servicio va a colapsar “en un futuro no muy lejano”.
También, dice, se debe construir una nueva planta, pues la actual “es un barril sin fondo” que “va a dejar en la miseria a la comuna”.
El edil propone independizar el Sistema de Agua Potable (SAS), a fin de darle la condición de autónomo, para que lo rija un consejo de administración integrado por el alcalde y ciudadanos.
Hernández Cruz acepta que esa propuesta “no da votos”, pero tiene que hacerla porque los habitantes de Centro se encuentran en riesgo de enfrentar un serio conflicto en los próximos años.
Datos del SAS revelan que este organismo tiene una cartera vencida cercana a los 500 millones de pesos: solo el 25 por ciento de los usuarios está al corriente con sus pagos.
Incluso, hay morosos con deudas de más de diez años, aunque sus hogares siguen recibiendo el agua.
Ese organismo tiene un presupuesto anual de 608 millones de pesos, y es la segunda entidad del Ayuntamiento con el mayor presupuesto, solo debajo de la Coordinación de Servicios Municipales.
Sin embargo, al año apenas recauda 100 millones de pesos, lo que indica que un 85 por ciento de su operatividad es subsidiaba.
Con la tarifa más barata del país, en Villahermosa el agua casi se regala: mientras en la capital tabasqueña el metro cúbico se cobra en 87 centavos, en Quintana Roo cuesta 9.81 pesos, en Tuxtla Gutiérrez 8.46 pesos, en Xalapa 5.69 y en Mérida 5.80 pesos.
La crisis en el suministro de agua potable en el estado pudo verse al arranque de los nuevos Ayuntamientos: Centro y Macuspana denunciaron que las plantas potabilizadoras de esos municipios, no tuvieron mantenimiento durante las administraciones que concluyeron en la primera semana de este mes.
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