Rodulfo Reyes
Los que esperaban ver al gobernador Arturo Núñez Jiménez en el patíbulo deben estar haciendo berrinche: ayer Morena hizo valer su mayoría en el Congreso local para aprobar, junto con la menguada fracción del PRD, la cuenta pública 2017 de la administración perredista.
No es que haya tomado por sorpresa la postura del partido de Andrés Manuel López Obrador: las señales de la buena relación entre el ahora presidente del país y el mandatario choco se vienen dando desde antes de las campañas pasadas.
1) A finales del año anterior que ya estaba claro que él sería el bueno de Morena, Adán Augusto López Hernández evitó cualquier confrontación con Núñez Jiménez, que correspondió no interfiriendo en el proceso interno del otro partido de izquierda.
Todo ello mientras el régimen se hacía bolas con la designación de su abanderado, estirando la liga para que la nominación recayese en el diputado José Antonio de la Vega Asmitia, presidente de la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados, y se obstaculizaba al alcalde capitalino Gerardo Gaudiano Rovirosa.
2) El abanderado del sol azteca llegó a la jornada lastimosamente desgastado por la cacería decembrina que le desató a nivel central la PGR involucrándolo en lavado de dinero y en el caso del ex gobernador de Quintana Roo, Roberto Borge.
Durante el proselitismo, Morena no criticó a la administración perredista y, más aún, su representante elogió varias veces a Núñez por no involucrarse y mantenerse al margen; también le echó flores a los programas sociales dirigidos por su esposa, Martha Lilia Aguilera López.
Al mismo tiempo, los candidatos chicos le daban hasta por debajo de la lengua al perredista.
3) Ya en Palacio nacional, el régimen de López Obrador ha tenido detalles con Núñez como adelantarle las participaciones federales de enero para saldar sus compromisos de fin año.
Y por si fueran poco las atenciones que el mandatario ha venido teniendo desde el año pasado, el domingo anterior que le gritaron en Dos Bocas, Paraíso, durante la presentación del Programa Nacional de Refinación, su paisano de Tepetitán le dio un abrazo protector que puso fin a las muestras de rechazo.
Pero si nadie ha querido entender lo anterior, ayer de plano se despejaron las dudas: Morena operó para que el ejercicio fiscal del año pasado de Núñez pasara en la Cámara de Diputados.
El gobernador logró 23 votos de su partido y el de AMLO, una abstención del PVEM y ocho en contra (la fracción del PRI, dos legisladores rebeldes de Morena y dos del verde).
En la misma sesión de este jueves se aprobaron las cuentas del poder Legislativo, con 26 votos a favor, cero en contra y seis abstenciones, así como del poder Judicial con 29 votos a favor, cero abstenciones y dos votos en contra; también fueron rechazadas por el pleno las cuentas de Centla, Macuspana, Teapa, Nacajuca, Cárdenas y Paraíso.
El líder de la fracción del PRI, Gerald Washington Herrera, se manifestó a favor de que se reprobara la cuenta de Núñez, y pidió que se modificara el dictamen para que se incluyeran en los transitorios una instrucción al Órgano Superior de Fiscalización (OSF) para iniciar una auditoría especial a los recursos ejercidos por las Secretarías de Educación y de Salud, pero la propuesta fue rechazada.
El diputado del PVEM, Carlos Mario Ramos, pidió a sus compañeros de Morena a ser congruentes con su partido y con el presidente López Obrador de no tolerar la corrupción y las complicidades.
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