Agencias / MonitorSur, Ciudad de México.- Un equipo de científicos de la Universidad del Nordeste de Boston ha descubierto accidentalmente que una rata ha vivido toda su vida prácticamente sin cerebro.
A pesar de ello, el animal no se diferenciaba ni visualmente ni por su conducta de otras ratas. Su extremadamente rara condición tampoco afectó sus capacidades de visión, oído, olfato, coordinación y movimiento, en comparación con los animales sanos de su especie.
“De hecho, no tenía cerebro”
Craig Ferris, profesor de Psicología de dicha universidad, se dio cuenta de la condición única de la rata después de hacerle una resonancia magnética, un procedimiento ordinario para nuevos animales antes de empezar a estudiarlos.
“Cuando miré a la pantalla, vi que la rata, de hecho, no tenía cerebro”, ha señalado el científico en declaraciones publicadas por el sitio web de su universidad.
La resonancia reveló que la rata, identificada como ‘R222’, sufría hidrocefalia severa: su cerebro fue aplanado hasta lucir similar a un panqueque. Lo que quedaba estaba tan deformado que los investigadores al principio no lograban identificar las estructuras del cerebro, aplastado por el líquido cefalorraquídeo. De hecho, lograron encontrar el hipocampo gracias a unos marcadores bioquímicos.
Aun así, este órgano ha proporcionado todas las funciones necesarias y permitió que la rata viviera dos años, lo que equivale a unos 70 años humanos. Según, Ferris el hecho de que una rata viviera tanto con esa deformación es “un verdadero milagro de la naturaleza“.
¿Cómo logró sobrevivir?
El científico opina que la deformación del cerebro ocurrió desde su nacimiento, por lo que ese órgano vital pudo adaptarse a la creciente presión del líquido gracias a la neuroplasticidad.
La neuroplasticidad es una propiedad del cerebro de cambiar bajo la influencia de la experiencia, así como restaurar las conexiones perdidas después del daño o como respuesta a influencias externas. La neuroplasticidad puede manifestarse en diferentes niveles, desde cambios celulares en el cerebro hasta cambios a gran escala con la reasignación de roles en la corteza cerebral, como respuesta al daño a secciones específicas.
A mediados del siglo XX, se creía que el cerebro tenía una estructura fija y que el tejido nervioso no estaba sujeto a cambios. Hoy, el fenómeno de la neuroplasticidad está bien documentado, pero casos como el de la rata R222 son extremadamente raros.
“Tuvimos una oportunidad única para tratar de entender cómo sobrevivió este animal”, ha aseverado Ferris.
Pruebas para la rata
Para averiguar si R222 se diferencia de otras ratas, los investigadores realizaron una serie de experimentos. Pusieron a todos estos animales en jaulas de plexiglás y observaron a las ratas reaccionar ante el nuevo entorno y los objetos a su alrededor.
Luego, los científicos probaron la capacidad de las ratas de hallar y recordar el camino en un laberinto, así como de caminar por una especie de palo.
La rata R222 pudo realizar todas estas tareas al igual que el resto de animales, excepto una: el nuevo entorno no le interesaba. Mientras otras ratas exploraban el espacio, R222 se quedó quieta. No obstante, los científicos dicen que esta actitud del animal puede no estar relacionada con la deformación de su cerebro, ya que una rata se comporta así cuando sufre un alto nivel de ansiedad. Por lo tanto, Ferris ha indicado que el diminuto tamaño del cerebro de la rata R222 ha resultado ser suficiente para llevar una vida normal.
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