Agencia / MonitorSur / Ciudad de México.- La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) enfrenta serios problemas de seguridad interna e incluso de atención nacional.
Dentro de sus instalaciones crece el consumo de droga y existen corredores de narcomenudeo, pero también en su interior se articulan grupos que tienen un resentimiento contra el Estado que se proyecta en mucha insatisfacción ante el gobierno, asegura César Astudillo, titular de la nueva Secretaría de Atención a la Comunidad Universitaria.
Para ello, la institución tiene una estrategia de seguridad en la que se incluye la creación de una Unidad Integral de Atención de Incidencias, “una especie de 911”, así como el cambio del perfil de los vigilantes del campus, a quienes se conoce como personal de Auxilio UNAM.
El objetivo del plan integral es prevenir y no reaccionar ante incidentes de violencia o inseguridad que pudieran presentarse.
En entrevista con EL UNIVERSAL, César Astudillo proporciona algunos detalles de la estrategia, que incluye mejorar la infraestructura (patrullas) en materia de vigilancia y generar un nuevo perfil del vigilante.
Se prevé que quienes estén al frente de la vigilancia sean personas jóvenes —integrada a partes iguales por hombres y mujeres—, de entre 20 y 30 años, que estén en buenas condiciones físicas y de salud, que tengan un nivel educativo mínimo de bachillerato y se caractericen por un buen trato hacia el estudiante.
Narcomenudeo en el campus. Respecto al consumo de drogas en la institución, reconoció que el problema mayor es el alcohol y, el más complejo, la marihuana.
“Hay mayor consumo de marihuana, necesitamos revisar cómo va a impactar la resolución de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, porque no dudo que aquí podamos tener algún incremento no sólo en el consumo, sino en la visibilidad”, dice.
Revela que los espacios problemáticos, que se tienen identificados y denunciados por ser esos en donde se vende droga, están en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS), Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) y el área de frontón que se ubica por la zona del Anexo de Ingeniería y la Facultad de Contaduría y Administración. Ahí es donde la UNAM ha colocado mayor número de cámaras para vigilar la zona.
En el Consejo Universitario del miércoles 9 de diciembre, estudiantes de la facultad de Políticas expresaron su preocupación por el aumento en la instalación de cámaras de vigilancia.
Astudillo recuerda que la videovigilancia tiene lineamientos para el monitoreo, pero “siempre que hay una cámara hay una injerencia en tu privacidad, pero se justifica cuando a través de esa tecnología proteges no sólo a una persona sino a una comunidad, es decir, esas cámaras están ubicadas en lugares comunes”, comenta.
Refiere que de acuerdo con los primeros sondeos que han realizado entre la comunidad universitaria, en su mayoría piden que se aumente la videovigilancia y que se incremente la seguridad en general.
El pasado 10 de diciembre el rector Enrique Graue creó la Secretaría de Atención a la Comunidad Universitaria, con lo que se pretende dar atención focalizada a los temas de prevención del delito, movilidad, asuntos extracurriculares, becas estudiantiles, servicio social, actividades deportivas, atención médica y vínculo con egresados.
“Especializamos la parte de prevención y protección civil. El ideal es que en un campus universitario todo sea color de rosa, que vengan y cada quien se dedique a sus cosas. Es un campus abierto a todas las personas, no habrá un ejercicio de cerrar el campus central, es imposible; no lo vamos a hacer ni vamos a tener policías ni a personas armadas, tampoco grandes despliegues de seguridad”, señala.
El fin, precisa, es que la comunidad universitaria entienda que la convivencia debe ser pacífica y armónica.
Desde la Rectoría se identifica que uno de los problemas de Ciudad Universitaria es su colindancia geográfica con Santo Domingo, “una de las colonias más complicadas en términos delictivos de la ciudad”.
Esta cercanía es lo que, identifica Astudillo, ha traído el problema de narcomenudeo en la Facultad de Políticas. “Es muy difícil identificarlos. Si ves que viene un joven con una mochila puede ser un fotógrafo o un chico malo. Es muy difícil saber porque tampoco lo puedes señalar por una determinada apariencia”.
Ante esta situación, y debido a la falta de un cuerpo de seguridad para perseguir los delitos, la UNAM ha estre chado el vínculo con las procuradurías del Distrito Federal y la General de la República (PGR).
“Lo que hacemos es denunciarlos y pedirles que por favor nos ayuden, que vengan y que mediante una investigación los identifiquen y detengan porque son delincuentes”, indica.
Comisión de delitos. De acuerdo con el último informe de la Comisión Especial de Seguridad del Consejo Universitario (CU), de 2007 a 2015 la incidencia de actos ilícitos registrados y atendidos en Ciudad Universitaria presentó una media anual de 944 eventos.
Sólo en cuatro de cada 10 delitos que se cometen se interpone una querella en instancias de procuración de justicia, pues el promedio anual de denuncias en ese lapso fue de 370, lo que representa 39% de investigaciones ministeriales iniciadas con respecto del total de incidentes.
Durante el mismo periodo, es decir, los ocho años del rectorado de José Narro Robles, se presentaron ante instancias de procuración de justicia —federal y local— 2 mil 955 denuncias penales por hechos ocurridos en instalaciones universitarias por diferentes actos ilícitos.
A julio de 2015 se contaba con 769 averiguaciones en trámite, 573 ante la Procuraduría General de la República (PGR) y 196 en procuradurías locales. Destaca en el caso de estas últimas que la mayoría son de la Procuraduría General de Justicia del DistritoFederal (PGJDF).
Se subraya que en 2015 hubo una disminución de robos de 8.8%. En específico, robo a personas con violencia en 47% y robo a personas sin violencia en 35% con respecto a 2014.
El año en que más denuncias se presentaron fue 2008, con 471, y en el que hubo menos fue en 2013 con 247.
Che Guevara, problema nacional. La ocupación del auditorio Justo Sierra o Che Guevara de la Facultad de Filosofía y Letras es un asunto nacional y un foco de alerta en materia de seguridad para la Universidad. El titular de la nueva Secretaría reconoce lo anterior y recuerda que su liberación es una demanda de la comunidad desde hace más de 10 años.
“Es un tema nacional porque confluyen muchos grupos que no están ahí dentro, pero que se articulan al exterior, y son estos grupos que tienen un resentimiento contra el Estado y que se proyecta en mucha insatisfacción hacia el gobierno, y tienen banderas comunes, se comunican. El tema es que no están acá están afuera, pero claro que se articulan a través de lo que significa tener el auditorio Justo Sierra para sus actividades”, argumenta.
¿Hoy podemos decir que la fuerza pública es necesaria para ese desalojo?, se le pregunta.
“No necesariamente, ojalá que no. No quiero adelantar nada porque no es una decisión que me competa 100%, es una opinión. Más que como funcionario, como académico creo que este tipo de temas se deben resolver con el diálogo y espero que se logren abrir canales de diálogo ahora que hay una nueva administración”.
El funcionario planteó: “No me gustaría que aquí ni en ningún otro lugar utilicemos la fuerza pública, porque es una comunidad universitaria, en la que si todos hiciéramos lo que debemos hacer sería una dinámica muy fluida”.
El Justo Sierra actualmente es ocupado por autodenominados anarquistas y desde 2000 es administrado por diversos grupos, activistas y colectivos que tienen conexiones con movimientos en el exterior.
Varias generaciones en la Facultad de Filosofía de la UNAM han vivido la disputa por la administración del auditorio renombrado en 1968 como Che Guevara, oficialmente Justo Sierra.
Anarquistas, comunistas, zapatistas, frentes populares, brigadas estudiantiles, organizaciones indígenas, entre muchos otros. Aun con butacas y alfombra en el auditorio, se votó la decisión de irse a la huelga más larga de la historia de la UNAM, la de abril de 1999 a febrero de 2000. Ahí se realizaron las asambleas, pero también el fin de la huelga la madrugada del 6 de febrero con la entrada de la Policía Federal. Meses después, algunos activistas deciden su ocupación para hacer un espacio de “resistencia y rebeldía”.
Estrategia de seguridad. Será la Unidad Integral de Atención de Incidencias, con un solo teléfono, la que concentrará todas las llamadas para reportes de incidencias y su inmediata atención con un enfoque integral.
“Ya sea con una llamada y presionar un botón en las torres que tenemos, se active una emergencia que llegue a una central y que esa pueda procesar y atenderla, a través del envío de un médico, una ambulancia, bomberos”, explica Astudillo.
Actualmente existen números de atención a la comunidad para las urgencias, pero son diversos; ahora se concentrará en uno solo que sea fácil de memorizar y plenamente identificable por toda la comunidad.
“Crearemos la Unidad Integral de Atención de Incidencias, una especie de 911 dentro de la UNAM, que concentre todas las llamadas para reportes y así poder atenderlas con un enfoque integral, es decir, que con una llamada o cuando se presione un botón en las torres que tenemos de emergencia, o cuando alguien utilice uno de los teléfonos que tenemos y que active una emergencia que todo llegue a una central y que esa pueda procesar y darle cauce a emergencias con un médico, una ambulancia, bomberos o una patrulla”, dijo el funcionario.
“El rector ha instruido que todo lo que hagamos no sea sólo en el campus central, sino que atendamos a las escuelas, facultades, bachillerato y preparatorias. Vamos a programar jornadas de atención a la comunidad en los campus foráneos. Voy a ir con los directores de las escuelas y facultades para ver sus necesidades”, señala.
El funcionario anuncia que también abrirá un buzón permanente para que la comunidad exprese las necesidades que tiene
Con información de “EL UNIVERSAL”
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