El Mundo al Revés/Por: Ernesto Villanueva/.- Lo prometido es deuda. Dije que iba a seguir con el tema de Diego Valadés Ríos. Y aquí estamos. Pensé que Valadés Ríos era sólo un personaje que predicaba una cosa y practicaba otra; y que el ejercicio de sus prácticas de corrupción, para alguien que se ve a sí mismo vestido en una túnica blanca y a unos centímetros del piso para no contaminarse, formaban parte las acciones que por comunes no son menos ilícitas o, al menos al margen de la ética pública. Resulta que no es el caso, mientras más investigo encuentro más datos relacionados presumiblemente de este “distinguido” sinaloense, guía ética de El Colegio de Sinaloa. Veamos.
Primero. La captura del presunto narcotraficante Vicente Carrillo Fuentes, jefe del Cartel de Juárez, ha puesto en la agenda pública algunos datos que habían pasado inadvertidos. Diego Valadés decía textualmente en las palabras de inauguración del Quinto Congreso de Derecho Constitucional Estatal: “Hay una obra muy importante, paradójicamente poco citada de Platón; normalmente cuando hablamos de Platón nos referimos a La República , pero hay una obra que se llama El Político o El Estadista, según la traducción, en la que describe justamente los ciclos del cambio y utiliza, como era frecuente en Platón, las metáforas que le vienen a la mente para hacer más claramente perceptible aquello a lo que se quiere referir y señala que cuando un cuerpo gira en un sentido y, en determinado momento, debe girar en un sentido inverso, justamente porque se está dando un cambio en su ciclo, hay un momento, un breve instante, en el que ese cuerpo se detiene, por fuerza, antes de comenzar a girar en el otro sentido, antes de que se produzca el cambio de ciclo.” ¿Qué quiso decir?
Segundo. ¿Habrá hablado Diego Valadés de sí mismo en “metáfora” como lo mencioné en el apartado anterior sabiendo cuando cambiar de bando por dinero o interés o ambos? Resulta que el 27 de abril de 2003 en una espléndida nota de Luis Cano para El Universal (http://www.eluniversal.com.mx/nacion/96108.html) se da cuenta que el FBI en El Paso Texas encontró una credencial expedida a Vicente Carrillo que dice: “La presente acredita la personalidad del C. Jorge Miramontes Álvarez con cargo de primer comandante de la Policía Judicial Federal”. Enseguida señala su RFC: MIAJ 531002; el área, Dirección General de la Policía Judicial Federal; la certifica con su firma el oficial mayor de la PGR, Javier Dueñas García, y la autoriza el Procurador General de la República, Diego Valadés.
La firma parece ser la del “ideólogo constitucional”. Tendrá, sin embargo, que ser un perito en grafoscopía para determinar si la firma de la credencial proviene del puño y letra del ex procurador general de la República y próximo investigador “emérito” del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM. Con todo, son de llamar la atención dos hechos: a) Valadés no mandó ningún desmentido a El Universal, que hubiera sido indispensable, no sólo adecuado, para quedar libre de sospechas o al menos desmarcarse. Por el contrario, de haber firmado la credencial de referencia sería casi imposible que Diego Valadés no supiera de este hecho delictivo. Más porque el artículo 77 del Manual de Organización, Políticas y Procedimientos Generales de la Policía Judicial Federal desde 1988 (con mayores candados en 1994) a la letra dice: “Para ocupar el cargo de Primer Comandante, además de los requisitos previstos en los párrafos anteriores, se requiere: I. Ser mayor de 30 años. II. Tener antigüedad mayor a 5 años al servicio de la corporación y III. Haber destacado en sus labores como segundo comandante”; b) Es de sorprender que la credencial de Vicente Carrillo la firmara personalmente Diego Valadés, como Procurador General de Recursos y no el director de recursos humanos, como es lo usual.
¿Sería posible pensar, si la firma de Diego Valadés fuese autógrafa, que no sabía nada con tantos candados y filtros de control? ¿O es posible pensar que estaba en tratos con ese Cartel porque representaba dinero del que está probado es tan afecto?
Tercero. La nota de El Universal concluye afirmando que el FBI encontró otras cosas que nunca fueron revelados de “presuntos narcotraficantes”.
Comparto un dato que no se ha dado a conocer a la opinión pública: La Cuenta Número 78811690 del Comerica Bank con sede casualmente en Texas con Record ID: 485bb72d6aaf38d78dcaf716ecac2d1 y la de inversión Record ID: 6853319836b6b0693d0003943931fcc5 a nombre nada más y nada menos que de Diego Valadés Ríos con saldos de 7 ceros como dicen los americanos. ¿Será una desafortunada coincidencia y pertenece a un Diego Valadés Ríos que no se trata de quien es el ejemplo moral de una parte del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM? Mientras se aclaran estas aparentes confusiones, ¿no debería pedir Diego Valdés Ríos licencias a todas los colegios y dependencias donde cobra recursos públicos para evitar dañar la imagen institucional de esas instituciones? ¿De confirmarse que la cuenta sí es del “distinguido universitario” sinaloense habría pagado sus debidos impuestos en México o en Estados Unidos? ¿No estaremos ya en una nueva fase donde la academia y los académicos de “gran prestigio” pudieran también haber sido penetrados por el narcotráfico y que el presumible caso de Valadés no fuere la única excepción? Seguiré con el tema con nuevos datos debidamente verificados, porque apenas empezamos esta historia que tiene todavía muchos elementos de información de interés público. Bien lo ha señalado Aldous Huxley: “Cuanto más siniestros son los deseos de un político, más pomposa, en general, se vuelve la nobleza de su lenguaje.” Aclaro que no estoy enfermo, ni deprimido ni tampoco mi familia y mis hijos, por si “por mala suerte” (Malova dixit) pasa algún accidente colectivo o personal que atente contra nuestra integridad física, será con los saludos de Diego Valadés Ríos, el que se presenta como “ideólogo” constitucional.
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