Agencias / Dortmund.- Normalmente, el fútbol alemán es un espectáculo colorido y ruidoso. Eso se acabó.
La temporada de la Bundesliga se reanudó el sábado con lo que ha sido bautizado por los aficionados alemanes como “partidos fantasma”, disputados sin público en los estadios.
En Dortmund, era difícil adivinar siquiera que el adorado equipo local estaba jugando.
En vez miles de seguidores conversando y bebiendo cerveza frente al estadio, había sólo unos cuantos lugareños, que realizaban un paseo sabatino en bicicleta. Mientras, el Dortmund enfrentaba al Schalke en lo que solía ser un encuentro que desataba pasiones, entre dos acérrimos rivales de la región.
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— El Paquito (@elpaquito_2) May 17, 2020
En la cancha, hubo fuegos artificiales y Erling Haaland anotó para que el Dortmund se impusiera por una goleada de 4-0, tras dos meses sin partidos. Frente al estadio había un silencio sepulcral. Algunos transeúntes ocasionales preguntaban si el partido se había realizado de verdad.
La policía se mantuvo relajada, cuando quedó claro que los hinchas no se concentrarían en las inmediaciones del inmueble, una preocupación que manifestaron las autoridades antes del cotejo. Una concentración de esa índole habría implicado un riesgo mayor de propagar el coronavirus.
“Todo está realmente muy calmado en la ciudad. Respecto a los peligros del virus, sólo puedo elogiar a los habitantes y aficionados de Dortmund”, dijo el portavoz policial Oliver Peiler.
La canción “You’ll Never Walk Alone”, favorita de los seguidores del Dortmund y emblemática del Liverpool, resonó en el estadio antes del puntapié inicial. Todo estaba tan tranquilo que fue posible escuchar el pitazo inicial desde fuera del estadio, algo impensable en un partido normal.
El recinto tiene una capacidad de 81.000 espectadores, pero las reglas de la liga permiten ahora el ingreso de apenas 213 personas, incluidos los jugadores, en los días de partido. No puede entrar un solo hincha.
Los jugadores trataron de mantener el mínimo contacto entre sí, incluso durante las celebraciones y en el saludo tradicional hacia una tribuna ahora desierta, una vez que otro silbatazo resultó perfectamente audible y puso fin al encuentro.
Marco Perz, seguidor del Dortmund desde hace años, se sentó frent al Museo del Fútbol Alemán en el centro de la ciudad, antes del partido. Llevaba una chaqueta con emblemas del club de sus amores.
Nostálgico, refirió que no se había perdido un solo encuentro del Dortmund en casa desde la década de 1990.
“Normalmente estaría ahora en el graderío sur, en el ‘Muro Amarillo’”, aseveró en referencia a la gran tribuna donde se congregan algunos de los hinchas más apasionados del equipo.
Ahora, Perz tenía previsto ver el partido con un amigo, mientras comían algo y bebían cerveza.
“Lo principal es ver el partido”, se consoló.
En una calle aledaña, se vendían mascarillas con los colores amarillo y negro del Dortmund. El hombre que las ofrecía aseguró que son sumamente populares.
Las autoridades locales conminaron a los aficionados para que no se concentraran en las proximidades del estadio.
“Cualquiera que se pare frente al estadio porque quiera seguir el partido es que no ha entendido”, dijo el miércoles Ullrich Sierau, alcalde de Dortmund. “Éste es un llamado al sentido común de todos los aficionados, y yo estoy seguro de que los seguidores, tanto del Schalke 04 como del Borussia Dortmund, son personas sensibles a esto”.
Hubo policías emplazados sobre la carretera que lleva al estadio, en camionetas, motocicletas y caballos. Ha habido enfrentamientos entre hinchas del Schalke y del Dortmund antes. Pero esta vez, las autoridades tuvieron muy poco que hacer, salvo recordar que los empleados de la televisión debían separarse entre sí mientras grababan la llegada de los autobuses que conducían a los participantes en el encuentro.
El conductor de un autobús hizo sonar una canción del Dortmund mientras se alejaba. El partido anterior del Dortmund en este inmueble se realizó también sin público, pero hubo una gran multitud afuera.
Igualmente, miles de seguidores del París Saint-Germain se concentraron frente al Parc des Pricnes el 11 de marzo, cuando ese equipo francés venció al Dortmund en la Liga de Campeones.
Esas escenas y la decisión de los jugadores del PSG, que se unieron a los hinchas para cantar, mostraron que, aún sin público en el graderío había riesgos de contagio si el fútbol seguía.
En los días posteriores, las ligas de Alemania, Inglaterra, Francia y España optaron por suspender la temporada en vez de seguir con los encuentros en estadios vacíos.
Con Información ‘The Associated Press’
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