Agencias / MonitorSur, PUEBLA .- El reordenamiento del espacio urbano, observable en ciudades como Puebla, corresponde a las prácticas de financiarización, es decir, a un conjunto de instrumentos que permitan inversiones inmobiliarias con alcances internacionales.
Pablo Tomás Benlliure Bilbao, director del Instituto de Planeación en la Ciudad de México (CdMx), expresó que el crecimiento de las ciudades se presenta porque existen inmobiliarios que aplican principios de lucro en la búsqueda de espacios para vender a quienes necesitan una vivienda.
La estructura urbana de desigualdad y segregación se acentúa con el paso del tiempo, lo que permite la captura de rentas diferenciales por parte del mercado inmobiliario, agrega el experto en desarrollo urbano.
Durante una charla virtual con estudiantes de la Universidad iberoamericana Puebla, el especialista destacó que las familias abandonan la ciudad debido a la imposibilidad de costear los gastos; mientras que quienes permanecen, se ven obligados a migrar hacia las periferias.
En el proceso de transformación urbana se destruye el patrimonio y el tejido sociales, pues la convivencia social se restringe al encuentro al interior de los nuevos espacios, destacó el investigador.
El espacio intraurbano se organiza de manera inequitativa en cuestiones económicas, sociales y espaciales, con ello, se presentan diferentes complicaciones en materia de servicios y de movilidad.
“La propiedad privada está determinada por lo que la sociedad está dispuesta a aceptar como propiedad privada […] Solo somos poseedores de la tierra, y debemos legarla en buenas condiciones”, explicó Benlliure Bilbao.
Agregó que en todas las ciudades, se puede aplicar un molde con forma de la letra “T” que permite identificar la forma en la que el mercado funciona bajo dos principios: por un lado, puede no generar transformaciones urbanas y basar sus ganancias en la renta en espacios exclusivos, y, por otro, puede alterar el espacio para ofertar condominios más lujosos.
“Los grandes desarrolladores inmobiliarios no están interesados en que disminuya el precio de la tierra. Los precios altos se mantienen, aunque haya una mayor demanda”, destacó.
Para el experto, el desarrollo urbano debe ser solidario con la ciudad en términos sociales, económicos y ambientales. Para ello, el Estado debe intervenir en la construcción de ciudades incluyentes.
Ante los problemas que están enfrentando las ciudades y sus habitantes, Pablo Tomás Benlliure propuso la elaboración de un plan general de desarrollo de las zonas urbanas a mediano plazo que contemple aspectos relacionados con gobernabilidad, educación, salud y economía familiar.
“Los lineamientos de cada uno de los planes generales de desarrollo tendrían que conjugarse con el Programa General de Ordenamiento Territorial para garantizar el acercamiento a los derechos de la ciudad”, apuntó.
Por último, el especialista destacó que en la Ciudad de México, como consecuencia de que inmobiliarios solo aplican fines de lucro, la tierra ha incrementado sus precios de manera diferenciada: en promedio, cada metro cuadrado de espacio se cotiza en 25 mil pesos, pero en las zonas más exclusivas puede pagarse hasta 180 mil pesos, aunque las transacciones suelen realizarse en dólares.
Con información de la agencia ‘Reuters’.
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