Agencias / MonitorSur, Ciudad de México.- Los satélites de observación de la Tierra envían un sinfín de datos a diario, no solo para comprender cómo funciona nuestro planeta, sino también para su uso en miles de aplicaciones prácticas que mejoran nuestra vida cotidiana. Dada la necesidad de monitorizar, entender y combatir la actual crisis climática, la demanda de datos eficientes es más importante que nunca.
En su afán por promover la innovación y las nuevas tecnologías, la ESA se ha unido a sus socios para desarrollar ɸ-sat-1, la primera misión de observación de la Tierra mediante inteligencia artificial de Europa, que demostrará cómo los datos satelitales, combinados con tecnologías digitales, pueden aportar beneficios a las empresas, la industria y la ciencia.
Las imágenes de la Tierra tomadas por ɸ-sat-1 permitirán a los científicos monitorizar los cambios y la vegetación y la calidad del agua , detectar islas de calor urbanas y llevar a cabo experimentos sobre el papel de la evapotranspiración en el cambio climático. La cámara hiperespectral de ɸ-sat-1 tomará estas imágenes en las partes del espectro electromagnético visible, del infrarrojo cercano y del infrarrojo térmico.
“No obstante, algunas de las imágenes adquiridas no serán útiles debido a la cobertura de nubes —explica Massimiliano Pastena, ingeniero de tecnología ɸ-sat de la ESA—. La inteligencia artificial de ɸ-sat-1 filtrará y descartará automáticamente estas imágenes, de modo que solo lleguen a la Tierra datos utilizables. Así, su gestión será más eficiente y los usuarios podrán acceder a la información con mayor rapidez”.
Josef Aschbacher, director de los Programas de Observación de la Tierra de la ESA, señala: “La ESA lleva continuamente las innovaciones al límite. ɸ-sat-1 combina el poder de la inteligencia artificial con la innovadora tecnología de observación de la Tierra mediante CubeSats. Con este experimento probamos nuevas tecnologías y reducimos el coste de las misiones espaciales. Es un paso crucial para contar con nuevas oportunidades en un ámbito en rápido crecimiento como es el de la observación de la Tierra, que permitirá disponer de información a medida para ofrecer servicios personalizados. La ESA también está deseando seguir aprendiendo sobre cómo esta combinación de tecnologías podría acabar utilizándose en naves operativas a mayor escala”.
“ɸ-sat-1 es un importante paso adelante en las misiones de observación de la Tierra y me enorgullece que en la ESA, con nuestros socios de la industria, estemos marcando el camino a seguir con este nuevo planteamiento de observación de la Tierra”.
ɸ-sat-1 es una mejora de la misión Federated Satellite Systems (FSSCat). Ganadora del concurso Copernicus Masters en 2017, FSSCat fue propuesta desde la Universitat Politècnica de Catalunya y desarrollada por un consorcio de empresas e instituciones europeas. La misión se basa en dos CubeSats, cada uno del tamaño de una caja de zapatos, que recabarán datos para medir, por ejemplo, la humedad del suelo, el alcance del hielo marino y su espesor.
La misión FSSCat/ɸ-sat-1 será lanzada el viernes a bordo de un cohete Vega desde el Puerto Espacial Europeo de Kurú (Guayana Francesa). El lanzamiento podrá seguirse en directo a través de ESA WebTV. El despegue está programado para las 03:51:10 horas CEST del 19 de junio.
SSMS
El dispensador Small Spacecraft Mission Service (SSMS) de Vega ofrece oportunidades de lanzamiento simultáneo a satélites ligeros, con una masa total de entre 0,2 kg (CubeSats) y 400 kg (minisatélites).
El SSMS presenta un diseño ligero y modular, con una parte inferior y otra superior. Cada una de ellas cuenta con accesorios que pueden utilizarse para acomodar distintas configuraciones de satélites según las necesidades.
Vega
Vega es un vehículo de 30 m de altura y cuatro etapas que opera desde el Puerto Espacial Europeo de la Guayana Francesa. Está diseñado para transportar entre 300 kg y 1,5 toneladas de carga útil, dependiendo de la órbita y la altitud.
El próximo cohete Vega C de la ESA, una versión aún más potente de Vega, ofrecerá 700 kg más de capacidad y un mayor volumen dentro de una cofia más ancha con un coste similar al de Vega, admitiendo aún más pasajeros por lanzamiento compartido, lo que rebajará significativamente el coste por kilogramo.
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