Ery Acuña (((Monitor Sur)))
El pavón es magnífico en todos los sentidos: enamorado, astuto, elegante y sobre todo, muy chiapaneco. Es la única ave en el mundo que tiene una especie de cuerno sobre la cabeza, aunque lo correcto es decir, una protuberancia ósea de color rojo brillante, que la ha llevado a que sea nombrada por algunos investigadores como el “unicornio de los bosques de niebla”.
Para fortuna de nosotros, Chiapas es la única entidad del país donde habita esta especie, aunque es probable que existan ejemplares dispersos en la zona de Los Chimalapas que compartimos con Oaxaca.
Por desgracia, según el Grupo Internacional de Especialistas de Crácidos, su amenaza de extinción es “crítica”, debido a la caza furtiva, a su alto valor en el mercado negro, pero sobre todo a la extinción de los bosques de niebla, su principal hábitat.
El macho pavón es un extraordinario enamorado: le canta y le lleva frutos a su hembra hasta dejarla rendida a sus pies. Eso sí, muy mujeriego. Según el biólogo Fernando González García, del Instituto de Ecología de Veracruz, el pavón macho cuenta con un repertorio de cuatro vocalizaciones, con la cuales logra atraer a las damas, aunque las hembras tienen ocho. Se aparean de noviembre a mayo y llegan a poner dos huevos pero regularmente sólo uno es fértil.
Su mítico cuerno sobre la cabeza le ha permitido ganarse a pulso el mote de “unicornio de los bosques de niebla”. Su protuberancia mide entre cinco y seis centímetros, y tiene la forma de terciopelo rojo. Cuando se sienten amenazados, trepan súbitamente a lo alto de los árboles y se quedan inmóviles por largos tiempos para desorientar a su enemigo. Desde que nacen tienen la habilidad para comer solos y se cree que es una especie que se originó hace 31 millones de años, en el periodo terciario.
También vive en Guatemala y en algunas partes de El Salvador, donde se les conoce como pavo cachudo o de cacho, aunque la población más abundante está en Chiapas, donde se calcula que existen más de mil ejemplares.
Su preservación es de primer orden para la preservación de los bosques de niebla, pues son importantes dispersoras de semillas. Debido a su amenaza, existe un movimiento mundial que reúne cada año a investigadores de todo el planeta. En abril de este 2009 se celebró en Tuxtla Gutiérrez el IV Simposio del Comité Internacional para la Conservación del Pavón y su Hábitat.
Es el emblema del Zoológico Miguel Álvarez del Toro de Tuxtla Gutiérrez, único en México donde se logró el primer nacimiento en cautiverio en el año 2003, tras 30 años de investigaciones.
En marzo de este año 2009, gracias al manejo de incubación, y a los trabajos de investigación encabezados por el biólogo Abenamar Pozo, curador de aves del ZooMAT, se logró que dos huevos dieran a luz a dos nuevos pavones, cuando antes sólo se había logrado uno.
Dígame sino, es para sentirse muy “pavón”. (MS)
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