
Agencias / MonitorSur, CIUDAD DE MÉXICO .- Los robos a tiendas minoristas se están tornando cada vez más violentos en Estados Unidos. Ahora los delincuentes entran en turba a los establecimientos con la intención de robar lo que puedan coger con sus manos y destruir todo lo demás que encuentran a su paso.
San Francisco, Los Ángeles, Miami, Dallas, Houston, Chicago, Detroit, Baltimore, Washington y Nueva York son algunos de los llamados “puntos calientes” donde operan las organizaciones de crimen organizado que azotan al comercio y aterrorizan a clientes y empleados.
La situación ha llegado a tal punto que los directivos de las grandes tiendas por departamento temen renuncias masivas de los empleados que no pueden manejar la ansiedad de sentirse siempre al acecho de la delincuencia.
La presidente ejecutiva de Best Buy, Corie Barry, dice que al analizar por qué hay tanta gente buscando trabajo o cambiando de carrera, hay que incluir en la ecuación las preocupaciones sobre la seguridad personal porque se trata de la primera prioridad de cualquier individuo.
Barry teme que el incremento de los robos minoristas en California se convierta en un motivo más que alimente la tendencia de “la gran renuncia” porque considera que esas situaciones de riesgo “son experiencias traumáticas”.
Los delincuentes llegan a las tiendas de Best Buy a robar artículos electrónicos, en ocasiones armados con pistolas o barras de metal. La política de la empresa es resguardar la integridad de los clientes y los empleados, aunque eso signifique dejar que los ladrones huyan por la puerta cargando con mercancía valorada en miles de dólares.
Para hacer frente a los asaltos del crimen organizado, Best Buy mantiene sus productos bajo llave, ha contratado personal de seguridad en algunas tiendas y analiza la situación con los gremios de minoristas para buscar soluciones conjuntas.
Barry desconoce los motivos del aumento de la actividad criminal y reconoce que es difícil de frenar porque las tiendas como Best Buy entrenan a su personal para que no confronten a los ladrones para evitar males mayores. Y, por otra parte, las autoridades policiales le dan prioridad a otro tipo de crímenes.
El temor a los saqueos
Si los robos siempre han sido una preocupación del sector comercial, ahora el dolor de cabeza está en los saqueos perpetrados por muchedumbres de ladrones que entran por asalto a las tiendas de grandes superficies y arrasando con todo.
Las poblaciones más pequeñas tampoco se salvan. Al menos 80 sujetos cubiertos con máscaras de esquiar, gas pimienta y palancas metálicas robaron una tienda Nordstrom en Walnut Creek, una tranquila localidad ubicada a una media hora de San Francisco. En el tumulto, varios empleados fueron atacados.
Los antisociales luego huyeron al unísono en al menos 10 vehículos que esperaban a las afueras del local, en una escena que testigos describieron como “una verdadera locura que parecía sacada de una película”.
Poco después ocurrieron incidentes similares en comercios de lujo en San Francisco que incluyeron una tienda Louis Vuitton, una tienda Burberry, una joyería, un Bloomingdale’s, un Walgreens, una óptica y un dispensario de cánnabis medicinal, informó el jefe de policía Bill Scott.
Desde que San Francisco reactivó su sector comercial ha sido golpeado por la criminalidad. Las estadísticas policiales señalan que los robos y hurtos han subido un 88% en relación con el año anterior en el distrito central de la ciudad y un 52% si se incluyen todos los delitos y todos los sectores.
Los vecinos no aguantan su indignación y han creado redes de vigilancia vecinal en los que alertan a la comunidad al divulgar los videos caseros de los robos.
Los más críticos aseguran que el marco legal de California es una invitación abierta al robo y mencionan la aprobación en 2014 de un referéndum que reclasificó los robos no violentos como delitos menores si los bienes valen menos de 950 dólares.
Y aunque el objetivo original era despenalizar indirectamente la drogadicción y frenar el incremento de la población carcelaria, al final parece que ha promovido la impunidad.
La libertad para delinquir es tan descarada, según los detractores del sistema judicial californiano, que los protagonistas de delitos menores pueden denunciar a los que les hagan frente si son heridos en un forcejeo. Y eso ha llevado que menos del 3% de los robos denunciados son llevados ante un tribunal.
El impacto emocional que deja presenciar a una turba robar y saquear tu lugar de trabajo puede dejar secuelas a largo plazo.
Expertos aseguran que probablemente esas personas se sentirán inseguras y se pondrán en alerta ante cualquier ruido o movimiento extraño. También pudiera causar trastornos del sueño que repercutirían negativamente en su calidad de vida y en su desempeño laboral.
Algunas personas son más resilientes a ese tipo de circunstancias y lo van superando con el tiempo, pero otras pueden quedar tan comprometidas psicológicamente que podrían terminar padeciendo de Desorden de Estrés Postraumático.
Una investigación realizada en Italia a empleados robados en joyerías y estancos de tabaco concluyó que esos trabajadores tenderán a percibir que su modo de vida se encuentra amenazado, se sentirán más inseguros en su lugar de trabajo y necesitarán recursos para enfrentar el trauma.
Otro de los hallazgos es que estos trabajadores pueden tener una menor capacidad para manejar las demandas diarias del trabajo, percibirán que tienen una mayor carga laboral y tendrán más problemas psicológicos que sus compañeros que no estuvieron presentes durante la acción criminal.
Con información de la agencia ‘Reuters’.
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