Agencias, Ciudad de México.- Un fósil encontrado en Hungría, que originalmente se creyó que pertenecía a otro animal, podrían ser los restos mortales de un miembro de la familia del calamar vampiro, revela una nueva investigación publicada en la revista científica Communications Biology.
El fósil, cuya edad estimada es de entre 23 y 34 millones de años, es el primer hallazgo que vincula al Vampyroteuthis infernalis, conocido como calamar vampiro infernal, a sus parientes lejanos, los cuales vivieron hace entre 90 y 150 millones de años en el Cretácico.
El calamar vampiro infernal de los días actuales habita en las aguas profundas de los océanos Atlántico, Índico y Pacífico. Este es el único cefalópodo conocido por la ciencia que pasa toda su vida a profundidades de entre 400 metros y un kilómetro. El molusco vive en condiciones extremas de completa oscuridad en donde la cantidad de oxígeno en el agua es mínima.
Los estudiosos no saben a ciencia cierta ni cómo ni cuándo el calamar vampiro pasó a tener las habilidades que le permiten adaptarse al ambiente de las profundidades marinas, en donde la mayoría de los organismos con metabolismo aeróbico no son capaces de sobrevivir. El animal es el único superviviente conocido de su orden, los vampiromórfidos.
Sus parientes más cercanos se encontraron en unos fósiles del período Cretácico. Sin embargo, esos antiguos calamares vampiros, a juzgar por los datos geológicos, no vivían en grandes profundidades, sino en las aguas más superficiales de las plataformas continentales.
La nueva investigación, liderada por el paleontólogo Martin Kostak de la Universidad Carolina (Chequia), ha identificado un fósil de un calamar vampiro del Oligoceno. Es decir, el hallazgo cierra la brecha de 120 millones de años entre los vampiromórfidos del Cretácico y sus representantes modernos.
En el marco del estudio los científicos han logrado identificar que la criatura fósil tiene una similitud estructural con el calamar vampiro moderno. Además, se descubrió que la composición química de las rocas sedimentarias a su alrededor sugiere que se acumularon en condiciones de bajo oxígeno.
La nueva especie recibió el nombre de Necroteuthis hungarica y ha sido considerada parte de la familia de los vampiromórfidos. La investigación reveló que el animal vivía en aguas profundas de la cuenca central de Paratetis, un antiguo océano que se extendía desde el Atlántico hasta Asia Central e incluía el territorio en el que hoy se encuentra Hungría.
Los investigadores creen que la alta competencia en las cálidas aguas costeras obligó a estos calamares a descender cada vez más en busca de alimento. Luego, ellos se adaptaron a la vida en las profundidades, donde hay poco oxígeno y luz, pero hay mucha comida y no hay depredadores.
Además, tal estrategia permitió que los calamares vampiros sobrevivieran hasta el día de hoy, pese a las crisis climáticas del Mesozoico y Cenozoico con sus eventos oceánicos anóxicos —períodos en los que se agotó el oxígeno en sectores de los océanos— y cambios abruptos en el nivel del mar. Por vivir en aguas profundas, estos animales, además, escaparon de la extinción masiva del Cretácico-Paleógeno, cuando desaparecieron del planeta todos los dinosaurios y gran parte de las especies de animales marinos.
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