Agencias, Ciudad de México.- Un equipo de investigadores han aislado el hongo ‘Candida auris’ en una playa de arena y un pantano de mareas. El descubrimiento representa la primera evidencia de que el patógeno, que puede causar infecciones resistentes a los principales fármacos antimicóticos, prospera en un entorno natural y no se limita a los huéspedes mamíferos.
Los hallazgos, publicados en la revista mBio, pueden proporcionar pistas sobre los orígenes de esta superbacteria, que apareció misteriosamente en hospitales de todo el mundo hace aproximadamente una década.
‘Candida auris’ es un hongo que se descubrió por primera vez en 2009 en un paciente en Japón. Rápidamente, se extendió por varios países y apareció en tres continentes casi al mismo tiempo. El microbio puede ingresar al torrente sanguíneo de una persona y diseminarse por todo su organismo, causando infecciones invasivas graves con hasta un 40 % de mortalidad hospitalaria.
Aunque se han detectado especies relacionadas en plantas y ambientes acuáticos, hasta ahora, el microorganismo no se había encontrado en ambientes naturales. Los expertos plantearon previamente la hipótesis de que el cambio climático puede haber causado que ‘C. auris’ se adaptara a temperaturas más altas en el entorno y, por lo tanto, permitió que diera un salto a los humanos, cuya temperatura corporal normal suele ser demasiado alta para la supervivencia de la mayoría de los hongos.
Bajo esta conjetura, la autora principal del estudio, Anuradha Chowdhary, y sus colegas analizaron muestras de suelo y agua recolectadas en ocho sitios alrededor de las islas Andamán, un archipiélago tropical remoto entre la India y Myanmar.
Una cepa “más salvaje”
Los científicos aislaron el ‘C. auris’ de dos sitios: un humedal donde prácticamente no va la gente y una playa con más actividad humana. Todos las muestras de la playa eran resistentes a múltiples fármacos y estaban más relacionados con las cepas observadas en los hospitales.
Mientras, los del pantano no fueron resistentes a los medicamentos y crecieron con mayor lentitud ante el aumento de temperaturas, lo que sugiere que podrían ser una cepa “más salvaje” de este hongo, que aún no se ha adaptado a las altas temperaturas corporales de los humanos y otros mamíferos.
Aunque el estudio proporciona cierto apoyo a la hipótesis del calentamiento global, no prueba que ‘C. auris’ viva naturalmente en las islas Andamán, o que se haya originado en el lugar. Es posible que el microbio haya sido introducido por personas, particularmente en el sitio de la playa que tenía más actividad humana. Además, el hongo pudo haber sido transportado por las corrientes oceánicas desde las áreas donde se arrojaron desechos humanos al agua hasta las costas del archipiélago.
Si se demuestra que ‘C. auris’ provino de la naturaleza y que el calentamiento global fue un factor en su paso hacia los humanos, los investigadores sugieren que otros patógenos pueden seguir el mismo camino.
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