Agencias / MonitorSur, Ciudad de México.- Gracias a datos de Gaia, la misión de cartografía estelar de la ESA, un grupo de astrónomos ha identificado cuatro estrellas de las que podría proceder Oumuamua, un objeto interestelar detectado durante una breve visita a nuestro Sistema Solar en 2017.
Su descubrimiento dio lugar a una gran campaña de observación: identificado originalmente como el primer asteroide interestelar, después se reveló que se trataba de un cometa, y en observaciones posteriores se vio que no deceleraba al ritmo al que debería haberlo hecho por acción de la gravedad únicamente. La explicación más probable para las minúsculas variaciones registradas en su trayectoria era que se debían a la emanación de gases de su superficie, lo que lo asemejaba más a un cometa.
Pero ¿de qué punto en la Vía Láctea procedía este viajero cósmico?
Los cometas son restos de la formación de sistemas planetarios y es posible que Oumuamua fuera expulsado de los dominios de su estrella progenitora mientras estaba tomando forma. Para buscar su origen, los astrónomos no solo tuvieron que rastrear en el tiempo la trayectoria de este cometa, sino también de una serie de estrellas con las que se podría haber cruzado este pequeño objeto en los últimos millones de años.
“Gaia constituye una potente máquina del tiempo para este tipo de estudios, ya que no solo proporciona las posiciones de las estrellas, también sus movimientos”, explica Timo Prusti, científico del proyecto Gaia de la ESA.
Con este objetivo, un equipo de astrónomos liderado por Coryn Bailer-Jones, del Instituto Max Planck de Astronomía de Heidelberg (Alemania), buceó entre los datos del segundo lanzamiento de Gaia, publicado en abril.
Los datos de Gaia contienen posiciones, indicadores de distancias y movimientos en el cielo de más de mil millones de estrellas de nuestra Galaxia. Pero, sobre todo, el catálogo incluye las velocidades radiales (la velocidad a la que se alejan de nosotros) de un subconjunto de siete millones de estrellas, lo que nos permite reconstruir sus trayectorias. El equipo observó estos siete millones de estrellas, además de otras 220.000 cuyas velocidades radiales conocemos gracias a la bibliografía astronómica.
Como resultado, Coryn y sus colegas identificaron cuatro estrellas cuyas órbitas habían quedado a unos pocos años luz de Oumuamua en el pasado reciente, y cuyas velocidades relativas eran lo bastante bajas para coincidir con sus posibles mecanismos de eyección.
Las cuatro son estrellas enanas (con masas similares o menores que las de nuestro Sol) y coincidieron con el cometa interestelar entre uno y siete millones de años atrás. No obstante, no se conoce que alguna de ellas albergue planetas o forme parte de un sistema binario; y el mecanismo preferido para haber expulsado un cuerpo así habría sido un planeta gigante o una estrella compañera.
Aunque futuras observaciones de estas cuatro estrellas podrían arrojar nueva luz sobre sus propiedades y su probabilidad de ser el sistema progenitor de Oumuamua, los astrónomos también están esperando con interés los nuevos lanzamientos de Gaia. Hay previstos al menos dos para la década de 2020, e incluirán una muestra mucho mayor de velocidades radiales, lo que les permitirá reconstruir e investigar las trayectorias de muchas más estrellas.
“Aunque aún es pronto para determinar cuál es la estrella de la que proviene Oumuamua, este resultado ilustra el potencial de Gaia para ahondar en la historia de la Vía Láctea”, concluye Timo.
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