Agencias / MonitorSur / NUEVA YORK .- Una amplia coalición de organizaciones proinmigrantes en Nueva York pidió hoy al Departamento del Trabajo estatal que ponga fin a la exclusión de los trabajadores agrícolas del pago horas extras que prácticamente tienen todos los demás trabajadores.
El grupo de activistas, líderes religiosos, abogados, médicos y académicos, junto a trabajadores del campo, reclamaron que se les pague a éstos el tiempo trabajado más allá de las 40 horas semanales.
En el 2019 la legislatura del estado aprobó la Ley de Prácticas Laborales Justas para los Trabajadores Agrícolas, que les otorga tener un día libre a la semana y el pago de horas extras, pero éstas solo se contabilizan a partir de 60 horas trabajadas beneficios.
La ley pidió al Departamento de Trabajo que convocara una junta de salarios dieciocho meses después para decidir si ese umbral debería reducirse, pero, debido a la pandemia ese comité retrasó la decisión.
“Los trabajadores agrícolas han trabajado en condiciones extremadamente duras y peligrosas durante demasiado tiempo. La ley de Prácticas Laborales Justas fue una victoria importante que mejorará su vida pero la lucha no ha terminado”, afirmó Fabiola Ortiz Valdez, organizadora de la Alianza de Trabajadores de la Cadena Alimentaria.
Cosidera “inconcebible” que quienes “ponen comida en nuestras mesas” tengan que trabajar más de 60 horas antes de recibir una compensación por horas extras.
Por su parte, Frankie Miranda, presidente de la Federación Hispana, sostuvo que no hay “justificación moral o económica” para negar el pago a partir de las 40 horas.
“Deberíamos hacer todo lo posible para asegurarnos de que las personas cuyo trabajo nos permite mantener a nuestras familias tengan los medios para sustentar a las suyas”, aseguró.
Alma, que ha dedicado 14 años al cultivo en el campo, dejó escuchar hoy su voz: “trabajo 50 horas en un invernadero de tomates pero no me pagan horas extras y creo que sería justo que se reduzcan las 60 horas”.
“Trabajamos todo el año, nos cansamos, nos enfermamos”, recordó, mientras que Crispín Hernández, que labora en la industria lechera, recordó que los centroamericanos y emigrantes de otros países están siendo explotados en el campo en un trabajo que antes hicieron afroamericanos.
“Cuando comencé en la industria lechera no me preguntaron si quería trabajar 40 o 50 horas. Me pusieron a trabajar 70 horas, seis días a la semana”, recordó.
El pasado 7 de diciembre una treintena de sindicatos enviaron una carta a la gobernadora Kathy Hochul para que ponga fin “al trato discriminatorio y de segunda clase de los trabajadores agrícolas” y exigieron al Departamento del Trabajo local que incorpore gradualmente a estos trabajadores a las mismas protecciones del pago por el tiempo extra que ya disfrutan otros en el estado.
Con información de la agencia ‘EFE’.
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