Expertos y científicos advierten sobre los peligros del Tren Maya
Agencias, Ciudad de México.- A lo largo de una franja de selva recién cortada, había amontonados troncos de árboles retorcidos en pilas altas, como miles de cerillas usadas que se extendían hasta donde alcanza la vista. Este camino deforestado en el sur de México fue despejado recientemente para construir un ambicioso proyecto gubernamental: el Tren Maya.
El Tren Maya es una de las joyas de la corona del presidente Andrés Manuel López Obrador, un proyecto emblemático en el que ha apostado su legado y que ha sido presentado como un medio para revitalizar la región más pobre del país, que también es una de las menos conectadas.
Un portavoz del gobierno de la agencia a cargo del proyecto lo definió como un “gran detonador” para la economía de la región sur del país.
Pero la línea ferroviaria para trenes de carga y pasajeros, que tendrá una longitud de unos 1500 kilómetros, se perfila como el proyecto más polémico del presidente hasta el momento. Como mínimo, está muy por encima de lo presupuestado, es posible que no impulse la economía como se prometió y será subsidiado por los contribuyentes en los próximos años, dicen analistas y funcionarios del proyecto. En el peor de los casos, podría derrumbarse debido a una construcción apresurada, advierten los funcionarios gubernamentales y los contratistas del proyecto.
A pesar de las numerosas preocupaciones planteadas por funcionarios, asesores, científicos e incluso simpatizantes del ferrocarril, López Obrador se ha negado a retrasar el proyecto y está empeñado en inaugurarlo antes de que finalice su mandato en 2024.
Se trata de la iniciativa más grande de una serie de importantes proyectos de infraestructura —valorados en unos 45.000 millones de dólares— que el líder mexicano se comprometió a entregar, pero que hasta ahora no han producido los beneficios económicos o políticos que prometió.
#ElTrenMayaAvanza Para mejorar las condiciones de vida en el sureste mexicano, el Tren Maya avanza. En el Tramo 4, Izamal-Cancún, ya se instalaron durmientes en 20 kilómetros, cinco de los cuales también cuentan con riel. #SúbeteAlTren pic.twitter.com/tnmU4uJM10
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El presidente “no es alguien que escuche”, dijo Gemma Santana Medina, una consultora del proyecto que renunció el año pasado tras criticar la planificación. Ella, y varios funcionarios actuales y anteriores, dijeron que el presidente no ha prestado atención a los expertos en la materia.
“La suya es una visión verdaderamente dictatorial”, dijo.
La parte más polémica del trazado del tren, el Tramo 5, unirá las famosas playas de arena blanca que se extienden desde Cancún hasta Tulum en la península de Yucatán. Para minimizar la deforestación, la construcción se planeó inicialmente a lo largo de una carretera. Pero ahora serpenteará a través de la segunda selva más grande de América, habitada por jaguares en peligro de extinción. Las vías se extenderán sobre el río subterráneo más largo del mundo y sobre cientos de cuevas inexploradas que se ha descubierto que albergan ruinas antiguas de la civilización maya que le da nombre al ferrocarril.
En medio de la creciente presión interna, López Obrador invocó un decreto de seguridad nacional en julio para reiniciar los trabajos del Tren Maya y protegerlo del escrutinio, luego de que una orden judicial detuviera la construcción por preocupaciones ambientales. Un juez federal también falló a favor del gobierno este mes para continuar los trabajos.
El mandatario dijo que el decreto “lo que está haciendo es darle continuidad a una obra pública importantísima” que había sido paralizada por “los pseudoambientalistas financiados por el gobierno de Estados Unidos”.
Los retrasos le habían costado tiempo y dinero al gobierno, dijo López Obrador, y ya no serían tolerados. El Tramo 5 no atravesaba la selva, agregó, descartándola como si fuera otra cosa que un acahual, o arbusto, y contradiciendo las evaluaciones de los ecologistas, incluido uno que asesoró ese proyecto.
El gobierno también despidió a los contratistas civiles que estaban construyendo el Tramo 5 y puso a los militares a cargo, lo que dificulta aún más la supervisión pública. El ejército mexicano no está obligado a divulgar públicamente información sobre ningún proyecto que emprenda, a diferencia de los contratistas.
“Está abusando del decreto de seguridad nacional para impulsar este proyecto que ha sido turbio desde el principio”, dijo el biólogo José Urbina Bravo, sobre el presidente.
Urbina y otros involucrados en la medida cautelar dicen que al principio apoyaron el Tren Maya, con la esperanza de que ayudaría a revitalizar la economía del sur de México. Dicen que solo se opusieron al proyecto cuando, en febrero, el gobierno trasladó el Tramo 5 a la selva sin llevar a cabo los estudios ambientales exigidos legalmente. En ese momento presentaron una demanda, lo que provocó la orden judicial que detuvo la construcción.
Desde el principio, el Tren Maya se ha visto complicado por un presidente obsesionado con entregar numerosos proyectos a gran escala durante su mandato de seis años.
Vamos a terminar los mil 554 kilómetros del Tren Maya. En julio del año próximo van a llegar los 42 trenes con 219 vagones que ya se fabrican por manos mexicanas en Ciudad Sahagún, Hidalgo 🇲🇽 #CuartoInformeDeGobierno del Presidente @lopezobrador_ pic.twitter.com/yrfxSmixvX
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Un proyecto de 15 años reducido a 4 años
Funcionarios del gobierno e ingenieros que trabajan en el plan dijeron que se necesitaban hasta 15 años para planificarlo y ejecutarlo, como ha sucedido con ferrocarriles de tamaño similar que han sido construidos en otras partes del mundo. En cambio, López Obrador le dio al proyecto un plazo de cuatro años.
Cuando se anunció el plan en 2018, dijo que era más que un simple ferrocarril. El tren conectaría las principales ciudades del sur de México, y cada estación crearía un nuevo centro urbano con espacios comerciales en expansión que se alquilarían para financiar el proyecto e impulsar la economía.
El presidente prometió que la vía férrea se construiría de manera rentable para ahorrarles a los contribuyentes una deuda considerable, y se construiría sobre vías o carreteras existentes para preservar el frágil ecosistema de la Selva Maya.
“Ni un solo árbol” sería derribado para el proyecto, aseveró López Obrador.
Pero, dos años después, pocas de esas promesas se han cumplido.
El gobierno ya ha superado su presupuesto sin completar ninguna de las siete vías previstas. El tren podría llegar a costar hasta 20,000 millones de dólares, anunció recientemente el presidente, casi tres veces más que la estimación inicial.
Además, las ambiciones de desarrollo del proyecto se han reducido con el fin de que pueda ser terminado antes de que el presidente deje el cargo, dijo un alto funcionario del gobierno cercano a López Obrador que pidió permanecer en el anonimato para poder discutir los planes libremente. El ferrocarril ya no atravesará Mérida, la metrópolis y centro económico más grande de la región, ni Campeche, otro importante centro urbano, un revés para la promesa gubernamental de conectar la región.
Muchos de los espacios comerciales que se diseñaron para complementar las estaciones y ayudar a financiar las futuras operaciones del Tren Maya también han sido recortados discretamente, según el alto funcionario. Sin ellos, es probable que el tren esté cargado de deudas en los próximos años, advirtieron el funcionario y un contratista del proyecto.
Desde su inicio, la obra del Tren Maya tuvo el apoyo del pueblo porque se le consultó directamente en asambleas en las que participaron más de mil localidades indígenas. #SúbeteAlTren pic.twitter.com/Wbkfx2kd2N
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Un portavoz de Fonatur, la agencia gubernamental que supervisa el Tren Maya, cuestionó estas afirmaciones e insistió en que el tren estimularía el crecimiento en la península y generará ganancias.
“El presidente Andrés Manuel ve el Tren Maya como un importante motor de desarrollo económico que busca cerrar las brechas de desigualdad”, dijo Fernando Vázquez, el vocero.
Y agregó que el tren atraerá visitantes a otras partes del sur, difundiendo el turismo y, por lo tanto, el desarrollo, aunque muchos han argumentado que los turistas que visitan sitios como Cancún a menudo quieren quedarse en sus hoteles. Vázquez agregó que el gobierno también invertirá en proyectos de desarrollo como escuelas y viviendas a lo largo de la vía férrea.
Aunque el gobierno encargó estudios económicos y ambientales, el proyecto ha cambiado tantas veces que los hallazgos de esas investigaciones ya no son relevantes, según funcionarios que trabajan en el Tren Maya. Dichas modificaciones, como cambiar la ruta siete veces, se realizaron para acelerar la construcción y cumplir con el plazo de finalización en 2024, explicaron los funcionarios.
Al comienzo, se suponía que el ferrocarril sería financiado de forma privada en un 90 por ciento, lo que atrajo compromisos de los principales bancos de Wall Street, incluidos BlackRock y Bank of America. Ahora, el gobierno de México pagará la mayor parte de la obra después de que el presidente decidiera que las tasas de interés que ofrecían los inversionistas eran demasiado altas.
Incluso algunos de los que al principio apoyaron el proyecto, incluidos varios arquitectos, ingenieros y funcionarios del proyecto, están empezando a tener dudas.
El tren es “es necesario, desde el punto de visto del desarrollo territorial y del desarrollo del sureste”, dijo Carlos Veloz, un urbanista en Cancún. Pero si no se realiza de forma adecuada, “lo único que estamos generando es más desigualdad, más problemas”, advirtió.
“Tiene que hacerse bien”, agregó.
Ahora existen importantes preocupaciones de seguridad sobre el Tramo 5.
El Tren Maya promoverá el turismo, y algo muy especial es que también alentará la producción local, sobre todo del campo, para que detone la economía de la región. #SúbeteAlTren pic.twitter.com/svPZB40aVu
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Después de que los hoteleros se quejaron del tráfico que la construcción estaba causando a lo largo de la carretera, López Obrador accedió a mover la ruta para atravesar unos 112 kilómetros de la Selva Maya, según el vocero de Fonatur.
La nueva ruta corre a través de las frágiles extensiones de piedra caliza de la Selva Maya, donde la belleza natural de la zona podría resultar peligrosa, advierten los geólogos. Miles de cuevas abundan en el terreno de piedra caliza que se erosiona naturalmente como un queso suizo, pero los trenes que pesan hasta 217 toneladas podrían cruzar directamente sobre estos suelos inestables.
Una carretera cercana, edificada en un terreno similar, se derrumbó por el peso de los automóviles y las construcciones en al menos dos tramos en los últimos años.
“El tiempo y los estudios deben hacerse con mucha anticipación”, dijo Zenón Medina-Domínguez, exdirector del Colegio de Ingenieros Civiles de Yucatán, quien hace décadas estudió el terreno antes de la construcción del aeropuerto de Cancún en un terreno similar.
“Nuestra labor es trabajar con terreno difícil y encontrar formas de construir sobre él”, dijo, y agregó que los estudios del terreno del aeropuerto demoraron hasta seis meses. En cambio, el gobierno empezó a arrasar varios kilómetros de selva antes de hacer algún estudio.
Los exploradores que encontraron algunos de los restos humanos más antiguos del continente en una cueva submarina cerca de Tulum dijeron que les tomó meses de buceo peligroso poder descubrirlos. Les preocupa lo que podría destruirse mientras el gobierno se apresura a llenar las cuevas con cemento o torres de alta tensión para construir. Los antiguos mayas veían las cuevas como puertas al inframundo y, a menudo, dejaban artefactos en ellas.
Sin embargo, el presidente sigue decidido sobre su fecha límite, a pesar de las advertencias.
“Todos los que conocen la zona, científicamente hablando, están preocupados por el sitio donde va a pasar el tren: sobre una de las cuevas y sistemas submarinos más grandes del planeta”, dijo Gerardo Ceballos, profesor de ecología de la Universidad Nacional Autónoma de México y miembro de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos.
Ceballos fue uno de los primeros consultores del gobierno en el proyecto. Ahora tiene dudas sobre el reciente desvío hacia la selva.
Haciendo referencia al colapso del metro de la Ciudad de México el año pasado, que mató a 26 personas y dejó a decenas más heridas debido a una construcción apresurada, Ceballos dijo: “Se va a caer”.
#ElTrenMayaVa Con trabajo intenso, el Tren Maya avanza. El Tramo 2, Escárcega-Calkiní, cuenta, en Edzná, con una locomotora de origen alemán que facilita el traslado de balasto, rieles y durmientes. #SúbeteAlTren pic.twitter.com/B4EyOtiJG1
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Tren Maya y las amenazas para una comunidad en México
El ambicioso proyecto del Tren Maya de México está pensado para traer desarrollo a la península de Yucatán, sin embargo, a lo largo de la costa del Caribe amenaza al pueblo indígena maya por el cual fue nombrado y divide a las comunidades a las que debía ayudar.
Uno de los tramos controvertidos corta una franja de más de 110 kilómetros a través de la jungla entre los centros turísticos de Cancún y Tulum, y pasa sobre algunos de los sistemas de cuevas subterráneas más complejos y frágiles del mundo.
Es uno de los proyectos emblemáticos del presidente Andrés Manuel López Obrador, y ha generado objeciones de ambientalistas, arqueólogos y espeleólogos, quienes han realizado protestas para impedir que las retroexcavadoras derriben árboles y dejen limpia la delgada capa de suelo.
Sin embargo, para los habitantes del pueblo Vida y Esperanza, en Quintana Roo y formado por unas 70 casas y 300 personas —la mayoría mayas—, el tren pasará justo frente a sus puertas. Temen que contamine las grutas que les proveen de agua, ponga en peligro a sus hijos y corte su acceso al resto del mundo.
A unos kilómetros de las hectáreas de árboles derribados donde se supone que correrá el tren, el arqueólogo y espeleólogo Octavio del Río señala la cueva Guardianes que se encuentra directamente debajo del trazo. El techo de piedra caliza de la cueva tiene sólo entre 60 y 90 centímetros de espesor en algunas partes, y seguramente colapsará bajo el peso de un tren a alta velocidad.
“Corremos el riesgo de que todo esto quede enterrado y esta historia se pierda”, dice Del Río.
López Obrador califica a críticos como Del Río como “pseudoambientalistas” financiados por gobiernos extranjeros.
Aún superando varios obstáculos vamos a cumplir el compromiso de que el Tren Maya se inaugure en diciembre de 2023. #CuartoInformeDeGobierno del Presidente @lopezobrador_ 🇲🇽 pic.twitter.com/RIlR9qjFJS
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Como con sus otros proyectos emblemáticos, incluido un nuevo aeropuerto en la capital y una enorme refinería en el Golfo de México, el presidente eximió al tren de los estudios de impacto ambiental, y el mes pasado invocó un asunto de seguridad nacional para seguir adelante con la obra, lo que anuló las restricciones judiciales contra la obra.
Muchos críticos dicen que la obsesión de López Obrador con los proyectos amenaza las instituciones democráticas de México. Pero el presidente responde que él solo quiere desarrollar la parte sur del país, históricamente pobre.
“Queremos aprovechar toda la afluencia turística que llega a Cancún para que en el Tren Maya se introduzcan a los estados del sureste y conozcan otras bellezas naturales que hay en Yucatán, Campeche, Chiapas, Tabasco”, que son estados vecinos pobres, “y, sobre todo, en las antiguas ciudades mayas”, dijo López Obrador a principios de este mes.
Sin embargo, los mismos mayas son personas que se ganan la vida a duras penas en el lecho de piedra caliza del bosque tropical seco. La antigua civilización maya alcanzó su apogeo entre el 300 y el 900 d. C., en la península de Yucatán y en partes adyacentes de Centroamérica, y son conocidos principalmente por construir sitios con templos monumentales como Chichén Itzá.
Los descendientes de los mayas aún viven en la península, muchos hablan ese idioma y visten ropa tradicional, además de conservar los alimentos, los cultivos, la religión y las prácticas de medicina tradicionales, a pesar de la conquista española en la región entre 1527 y 1546.
“Pues yo creo que no tiene nada de maya” el tren, dijo Lidia Caamal Puc, cuya familia llegó de la población de Peto, en el vecino estado de Yucatán, para asentarse aquí hace 22 años. “Muchos dicen que trae grandes beneficios. Pero nosotros como mayas que somos, que cultivamos la tierra, que vivimos de aquí, pues no vemos beneficio”.
“Menos perjuicios porque nos están, ¿cómo le diré? Nos están quitando lo que tanto amamos: la tierra, en la que trabajamos y defendemos”.
Cuando los infantes de marina llegaron el mes pasado para comenzar a talar árboles en preparación para el tren en los límites de su comunidad, los residentes —a quienes no habían pagado por sus tierras expropiadas— les impidieron trabajar.
¿Sabías qué… en Campeche hay 16 zonas arqueológicas? Así es y entre ellas están Edzná, Calakmul, Balamkú y Chunhuhub. Con el Tren Maya pronto podremos visitarlas y conocer más el mundo maya. #SúbeteAlTren pic.twitter.com/RvtcVhZus1
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Jorge Sánchez, responsable del consejo de la comunidad y quien apoya al tren, reconoció que el gobierno “no había pagado a los afectados”, a pesar de que el gobierno ha dicho que recibirán una compensación.
Pero no se trata sólo del dinero, dijo Sánchez. “Va a haber empleos para nuestra gente”.
La línea del Tren Maya, de 1,500 kilómetros, recorrerá la península de Yucatán en un circuito irregular y conectará centros turísticos de playa con sitios arqueológicos. Pero en Vida y Esperanza, el tren atravesará directamente el estrecho camino de terracería de seis kilómetros que conduce a la carretera pavimentada más cercana.
Durante más de dos años, comunidades mayas se han opuesto a la vía del tren y han presentado impugnaciones judiciales argumentando que el tren violó su derecho a un ambiente seguro y limpio, y a ser consultadas. En 2019, la oficina en México del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos descubrió que las consultas que hizo el gobierno fueron defectuosas.
Y el asunto económico alrededor del tren y los ingresos turísticos que dejaría es complejo, en parte porque no se realizaron estudios de factibilidad creíbles. Se calcula que el proyecto cueste alrededor de 8,000 millones de dólares —aunque parece probable que aumente hasta 11,000 millones de dólares—, mientras que el gobierno calcula que generará 9,500 millones de dólares en ingresos o “beneficios”.
Esas estimaciones son bastante cuestionadas porque López Obrador, esencialmente, apuesta que atraerá al turismo de sol y arena —el turismo de playa— a las ruinas y poblaciones indígenas para el llamado “turismo cultural”. No es claro cuántos quieren combinar esas dos actividades, especialmente si el tren de alta velocidad pasa rápidamente por las bellezas de la selva baja.
El turismo internacional al país ha comenzado a recuperarse de las pérdidas causadas por la pandemia, sobre todo por la fuerte llegada de visitantes estadounidenses. Poco más de 10 millones de turistas llegaron de enero a junio de 2022, un 1.5% más que en la primera mitad de 2019. Pero el gasto turístico general se mantiene por debajo de los niveles previos a la pandemia.
La fibra óptica en el Tren Maya dará también a las comunidades del sureste la conectividad que necesitan desde hace mucho tiempo. #SúbeteAlTren pic.twitter.com/2aIg8cXfyr
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A menos que el ejército, que construye la vía del tren, levante un puente grande sobre las vías, los habitantes de Vida y Esperanza se verán forzados a tomar un camino secundario cuatro veces más largo para llegar a la carretera. Ya no tendría sentido económico vivir allí.
Fonatur, la agencia de turismo del gobierno que supervisa el proyecto del tren, dice que se construirá un paso elevado para Vida y Esperanza, pero promesas similares no se han cumplido en el pasado.
Y el ejército planea llenar las cuevas subterráneas para soportar el peso de los trenes que pasen, lo que podría bloquear o contaminar el sistema de agua subterránea.
El tren de alta velocidad no puede tener intersecciones y no estará cercado, por lo que los trenes que correrán a 160 kilómetros por hora pasarán velozmente por una escuela primaria a la que la mayoría de los estudiantes llega caminando.
Igual de malo es que el proyecto del tren ha dividido a Vida y Esperanza.
Luis López, de 36 años, quien trabaja en una tienda local y se opone al tren, dijo que “quizá traiga beneficios, alguno bajos. Pero también trae sus contras”.
“Por ejemplo, la desforestación de los árboles, los cenotes que lo encierran, la contaminación de los cenotes que va a haber”, dijo al referirse a los sumideros de los que dependen los pobladores. “Pues si yo vivo en él, consumo agua en el cenote para lavar los trastes, para bañarme”
Muchos residentes de Vida y Esperanza, que dependen de generadores diésel, preferirían tener electricidad que un tren turístico que pasará a toda velocidad y nunca se detendrá allí.
#SúbeteAlTren En Yucatán, usando el derecho de vía ya existente, el Tren Maya correrá de manera paralela a la autopista Mérida-Cancún. #ElTrenMayaVa pic.twitter.com/UohF9Z4Dh6
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Mario Basto, de 78 años, un residente delgado y fuerte que trabaja como jardinero, dijo que él preferiría tener una atención médica decente que el tren.
“Parece que el gobierno tiene dinero del que sólo necesita deshacerse, cuando hay cientos de hospitales que no tienen medicamentos”, dijo Basto.
No obstante, hay algunas personas en Vida y Esperanza que sí apoyan el proyecto del tren, casi en su totalidad por los trabajos que ha generado durante su construcción.
Benjamín Chim, un taxista y camionero que ya es empleado del Tren Maya, también perderá parte de su tierra por el proyecto. Pero dice que no le importa, y señala que “va a traer beneficios en cuestión de trabajo”.
“Aunque me está quitando una partecita, es una partecita que no simboliza nada, o sea, para mí no simboliza nada, ya es obvio de que va a pasar, pero no me afecta en realidad, a lo contrario: creemos que va a beneficiar, va a tener trabajo. De hecho, nosotros estamos trabajando ahí”, dijo Chim.
Quienes apoyan al presidente han afirmado que cualquiera que se oponga al tren no es realmente maya. Eso no aplica para los habitantes de Vida y Esperanza, quienes juran que los espíritus mayas, conocidos como “aluxes”, habitan la selva.
Históricamente, el sureste mexicano sufrió un gran daño ambiental, con el Tren Maya se podrá empezar a revertirlo y establecer una nueva relación más amigable con naturaleza y entorno. #SúbeteAlTren pic.twitter.com/2yLLZNQA8p
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Los lugareños apaciguan a los espíritus al dejar fuera un pequeño trago de vino para ellos.
Los momotos cejiazules o pájaros toh, las tarántulas, las mariposas morfo azules, las iguanas y algún jaguar ocasional cruzan los caminos y la selva.
Y también amenazaría algo más antiguo que incluso los mayas.
Del Río, el arqueólogo, descubrió restos humanos de antepasados de los mayas que podrán datar de hace 13.700 años en otra red de cuevas subterráneas —que le tomó a él y otros buzos un año y medio serpentear a través de un solo sistema de cavernas. “Tratar de descifrar esa historia detrás de cada uno de estos vestigios, eso es una chamba de décadas, toma décadas, décadas”, dijo. “Estamos corriendo el riesgo de que quede sepultado todo esto”.
López Obrador quiere terminar todo el tren en 16 meses mediante el llenado con cemento o hundir columnas de concreto en las cuevas —los únicos lugares que permitieron a los humanos sobrevivir en esta área.
Pero para los habitantes del poblado, gran parte del daño ya está hecho.
“Ya se robaron nuestra tranquilidad en el momento en que desmontaron para la vía del tren”, dijo Caamal Puc.
El sistema de cavernas denominado Garra de Jaguar se ubica en el municipio de Solidaridad, a 20 km de Playa del Carmen, en el estado de Quintana Roo, México. Se ubica bajo la nueva ruta del tramo 5 de la vía férrea Tren Maya; Especialistas y espeleólogos han advertido de los daños que podría ocasionar a Garra de Jaguar si continúa la construcción del tren.
¿Sabías que… con el Tren Maya, en el sureste va a haber 10 mil hectáreas más de áreas naturales? Una de ellas es el Parque del Jaguar, en la zona de Tulum, Quintana Roo. #SúbeteAlTren
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