Agencias / MonitorSur / Guayaquil, Ecuador .- La ecuatoriana Dolores Centeno busca desde hace dos meses el cuerpo de su padre en distintas morgues y casi todos los cementerios de Guayaquil, pero piensa que la odisea podría terminar si dos cicatrices permiten identificarlo entre decenas de cadáveres albergados en un contenedor.
El cuerpo de su padre de 63 años probablemente está entre los 131 cadáveres que, según la fiscalía del país, fueron ubicados el mes pasado en contenedores refrigerados en un hospital de la ciudad y que aún están siendo identificados porque su estado de descomposición ha dificultado esa tarea.
La filiación de estos cuerpos es la última opción para decenas de familias que han buscado a diario a sus seres queridos en hospitales, morgues y camposantos de la ciudad costera, que en abril quedó devastada por uno de los peores brotes del coronavirus en América Latina.
“Me pidieron información sobre alguna cicatriz y mi papá tenía dos”, dijo Centeno. “Aún guardo la esperanza de encontrarlo”, añadió a Reuters.
Su padre falleció a fines de marzo horas después de haber ingresado a uno de los hospitales públicos por problemas respiratorios, pero no le entregaron el cuerpo porque su nombre jamás apareció en los registros médicos.
El presidente Lenín Moreno reconoció a inicios de mes problemas en el manejo de los cadáveres en Guayaquil por su decisión de dar un entierro “digno” a los fallecidos en un cementerio que habilitó por la pandemia, que ya registra casi 38.000 contagios y más de 3.000 muertes en el país.
En medio del colapso de los servicios médicos y mortuorios en Guayaquil, Moreno creó en marzo una fuerza de tarea con policías y militares para retirar los cadáveres que por días permanecieron en los hogares de barrios populares de la ciudad.
Además, instaló contenedores refrigerados que sirvieron como morgues móviles para almacenar los cadáveres que el Gobierno recogía a diario y a los fallecidos que las desbordadas morgues no podían albergar.
El jefe del Laboratorio de Criminalística de Ciencias Forenses, Mario Corrales, dijo que los peritos ya han identificado 64 cadáveres mediante reconocimiento dactilar y ahora cotejan información antropológica de los cuerpos que aún faltan identificar con los datos obtenidos de entrevistas con las familias que buscan a sus seres queridos.
La siguiente etapa será identificación por patrón genético, que demoraría más tiempo, añadió en una declaración de prensa.
“La busqué en un contenedor y no la encontré; la busqué en el cementerio, allí tampoco la encontré, no está en ninguna lista”, contó Víctor Hugo Orellana, quien busca el cuerpo de su madre de 72 años que a fines de marzo entregó al Gobierno para asegurar su rápido entierro.
“Por qué tanta mentira, ya no sabemos qué hacer”, dijo.
La Fiscalía del Estado informó a inicios de mes que investiga a tres hospitales públicos de Guayaquil donde estaban los contenedores con los cuerpos por incumplimiento de protocolos en la identificación de personas fallecidas en medio de la pandemia. Aún no hay resultados.
El Ministerio de Salud y los hospitales bajo investigación no respondieron a un pedido de Reuters. Tampoco Jorge Wated, quien fue delegado presidencial del grupo para recoger a los muertos, que fue disuelto por Moreno a inicios de mayo.
“Lo que hay en este extravío es una negligencia en la cadena de custodia que no reconoció el protocolo de manejo de cadáveres. En estos contenedores de acopio de cuerpos se vulneran los principios de la responsabilidad de salud pública”, dijo Billy Navarrete, secretario del Comité Permanente por la Defensa de los Derechos Humanos de Guayaquil.
La ministra del Interior, María Paula Romo, aseguró que el Gobierno está trabajando con el grupo de médicos forenses para lograr la identificación de los cadáveres en un proceso que avanza “de a poco”.
“Estamos trabajando para poder dar repuesta hasta la última de las familias que pasó por esta lamentable situación”, dijo recientemente a periodistas.
La Defensoría del Pueblo, por su parte, pidió a un juez local acelerar los procesos de identificación de inhumación de los cuerpos y una reparación integral para sus familiares.
Los cuerpos ya identificados serán trasladados a cementerios de la ciudad para su sepultura, previo a una autorización de la fiscalía.
“Después de tanto tiempo no vamos a saber de quién es el cuerpo”, dijo Luis Alvarado, quien busca los restos de su hermano menor extraviado desde fines de marzo en otro de los hospitales investigados.
“Ya perdí las esperanzas”, agregó.
Con información de la agencia ‘Reuters’.
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