Agencias / MonitorSur, CIUDAD DE MÉXICO .- Si hay un actor que ha sabido ganarse el cariño del público desde sus diferentes facetas, ese es Ian McKellen. A sus 81 años acumula una legión de fans de todas las generaciones gracias a los papeles de Gandalf y Magneto, mientras es dueño de una filmografía plagada de géneros y películas memorables. Además, es ícono de la cultura shakespeariana teatral británica y referente activista para la comunidad LGTBQ. Cuenta con infinidad de reconocimientos, premios y es Caballero de la Orden del Imperio Británico pero, sobre todo, es uno de los artistas más honestos con la prensa y el público, siempre compartiendo anécdotas, bromas y buen humor.
No obstante, aunque estemos ante un actor adorado por millones, Sir Ian McKellen alberga en su historia una faceta para muchos desconocida y que demuestra su entrega a la hora de utilizar su posición para compartir, enseñar y ayudar al prójimo a vivir con su misma libertad.
Ian McKellen siempre vivió abiertamente su homosexualidad dentro de su industria, pero no fue hasta que cumplió los 49 años que compartió su verdad con el resto del mundo durante una entrevista radial. Aquella confesión surgió como una necesidad política y activista para alertar a los oyentes y posicionarse en contra del polémico Artículo 28, aquella enmienda de la era de Margaret Thatcher que durante 1988 y 2003 prohibió la “promoción intencionada de la homosexualidad o la enseñanza de la aceptabilidad de la homosexualidad” en las escuelas británicas subvencionadas.
Tras compartir su verdad, el actor descubrió que sus miedos al juicio del mundo y a que su confesión arruinara su carrera eran infundados. Abrirse al mundo lo acercó más a su familia, encontró nuevos amigos y se convirtió en referente para la comunidad LGTBQ dentro de su industria, apoyando a los compañeros que seguían sus pasos y también a aquellos que guardaron silencio ante el temor de recibir la desaprobación social.
Sin embargo, hubo dos personas a quien no tuvo la oportunidad de contarles su verdad: sus padres. Su madre murió cuando él era un niño de 12 años y su padre cuando ya tenía 22, pero Ian McKellen tardaría casi tres décadas más en confesar su condición al resto de su familia y el mundo. “Nunca les dije que era gay” dijo hace unos días en el programa de Jonathan Ross (vía Daily Mail). “No me vieron haciendo ninguno de mis mejores trabajos, pero los recuerdo con mucho placer” añadió.
A raíz de estas declaraciones, y movida por mi adoración por este actor, me dispuse a buscar más información sobre esa parte de su historia. Una declaración me llevó a la otra y terminé descubriendo uno de los círculos vitales de su existencia.
En 2019, Ian McKellen participó en el podcast del actor David Tennant para hablar de su carrera, su vida y su fundación en favor de los derechos homosexuales, Stonewall. Y fue en aquel encuentro que confesó que “el mayor arrepentimiento de su vida” era no haber revelado a sus padres que era homosexual.
Él no tuvo la oportunidad de vivir abiertamente su condición hasta que la compartió con el mundo a los 49 años, no llegó a contárselo a sus padres pero es testigo viviente de la comunión que despertó su verdad con el resto de su familia y sus amigos. Simplemente porque ya no se escondía. “Te cambia la vida por completo. Me descubrí a mi mismo” dijo a Jonathan Ross hace unos días sobre su experiencia tras salir del armario en 1988. “Todo fue mejor. Mis relaciones con mi familia, con amigos, extraños y mi trabajo mejoró porque ya no me estaba escondiendo“.
“Nunca dejé de hablar de ello. Estoy recuperando el tiempo perdido” añadió. Y entre esa declaración y el podcast descubrí que cuando el polémico Artículo 28 dejó de tener valía en Reino Unido, Ian McKellen optó por romper con las cadenas que aprisionaron a maestros, padres y niños en la enseñanza escolar siendo él la voz cantante del diálogo.
Más allá de los tours promocionales de sus películas y sus giras teatrales, Ian McKellen lleva varios años protagonizando su propia gira nacional dando charlas en escuelas sobre la tolerancia gay, la aceptación personal y la historia de los derechos homosexuales, al menos, desde 2008.
En algunas ocasiones visitó colegios vestido como él mismo, otras veces con artefactos de Gandalf, pero siempre con un mensaje de aceptación y anti odio para todos. Es más, en alguna ocasión ha comenzado sus charlas repitiendo frases de El señor de los anillos, como aquel “¡No puedes pasar!” haciendo referencia a la consecuencia de cualquier estudiante que no se aplica y estudia antes de los exámenes.
Además, a través de sus apariciones, Ian McKellen anima a otros jóvenes y adultos homosexuales a que sigan sus pasos en la educación de los niños de hoy sobre la homofobia.
“Les digo que todos somos parte de una minoría -sea que eres bajo, alto, gordo o delgado, o tengas cabello pelirrojo o lo que sea-“ contaba a Daily Mail en 2008 tras visitar una escuela cristiana en Harpenden, al norte de Londres. “Tenía la espada de Gandalf conmigo e hice caballeros a un par de niños como Sir Minoría y Dama Minoría y fue muy bien […] Es esencial hablar con niños de 12 y 13 años porque absorben todo lo que les dices, ya sea homofobia o tolerancia, y debemos asegurarnos que sea algo positivo”.
En su propia página web, el actor anunciaba hace tiempo su disponibilidad para visitar escuelas secundarias que quisieran invitarlo a dar charlas acompañado de miembros de su organización, autoridades locales, profesores o padres. Su propuesta es simplemente hablar a los niños de cómo es crecer siendo gay, compartir su historia tras haber revelado su condición a los 49 años en plena batalla contra el Artículo 28 y todo lo que aquello supuso durante décadas en su país. Es decir, romper con la homofobia de aquella ley que convirtió la homosexualidad en un tema tabú dentro de las paredes escolares, apoyar a aquellos niños que temas hablar de su condición y al resto a encaminarlos hacia la tolerancia.
Además, cuenta que ha negado peticiones de la prensa a asistir a algunas de sus visitas porque los encuentros son charlas privadas. Revela que ha oído historias de niños de 12 años que ya habían confesado su condición, de adolescentes transgénero, profesores y directores de escuelas con historias similares. “Mis visitas a colegios con frecuencia son recompensadas con personas que salen del armario” dijo a The Guardianen 2011. “Y no digo solo estudiantes, he escuchado a sus directores en mis visitas también”. Por aquel entonces, ya había visitado 54 escuelas secundarias en dos años con la esperanza de ayudar a crear un sistema educativo libre de homofobia. Y desde entonces ha pasado una década, sin hacer prensa de ello más que lo necesario para dar visibilidad a su mensaje.
En resumen, después de vivir casi 50 años de su vida escondiendo su condición sexual a los ojos del mundo, sin llegar a contárselo a sus padres para luego comenzar su lucha contra la homofobia social y política, Ian McKellen lleva varios años pasando la antorcha de todo lo aprendido. Sin buscar aplausos, ni gloria, ni reconocimiento ni prensa. Simplemente porque a su edad ha vivido lo suficiente para servir de ejemplo y experiencia, tanto del sufrimiento que acarrea el miedo al juicio social, las cadenas del armario y el horror de la homofobia, pero también de la libertad que le aguardaba cuando cruzó la frontera de la verdad.
Con información de la agencia ‘EFE’.
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