Redacción
Ciudad de México, 26 junio 2018.-Los elevados niveles de violencia que se han registrado en el país en la década reciente han tenido repercusión en la participación ciudadana en los comicios. A pesar del discurso del Instituto Nacional Electoral (INE) disociando comicios e inseguridad, la historia reciente revela, en términos generales, porcentajes de abstencionismo superiores en regiones más castigadas por este fenómeno, que en algunos casos muestra caídas acentuadas en la asistencia a las urnas.
De manera consistente, desde 2009 entidades como Tamaulipas, Chihuahua, Michoacán, Guerrero o Sinaloa, golpeadas por la inseguridad y donde se enfrenta una fuerte presencia del crimen organizado, reportan tendencias de mayor abstencionismo en regiones que las autoridades consideran como focos rojos.
El mapa del abstencionismo en México se cruza, en importante proporción, con el de mayor violencia en el país. Durante las pasadas elecciones, de la lista de 10 distritos con más baja participación, según el INE, nueve estaban ubicados en cuatro de los 50 municipios más violentos del país: Ciudad Juárez, Tijuana, Mexicali y Culiacán.
En 2015, en Ciudad Juárez sólo votó uno de cada cuatro ciudadanos en tres de los distritos que le corresponden, una tendencia que se repitió en las elecciones presidenciales de 2012, con 44 y 46 por ciento, mientras en el país acudieron a las urnas casi 63 por ciento.
Tanto en 2012 como en 2015 el reporte de homicidios en Chihuahua –principalmente en Juárez– la ubicaba como la segunda entidad de mayor incidencia en el país, a pesar de que en ese periodo se redujo relativamente la violencia en relación con los momentos más ríspidos del calderonismo.
Considerados entre los 50 municipios de mayor riesgo en el país, Reynosa y Nuevo Laredo, Tamaulipas, reportan un comportamiento electoral de mayor abstencionismo de 2009 a 2015: en los comicios intermedios de 2009, con una participación nacional de 44.6 por ciento, en esas dos ciudades fue de 35 por ciento, 10 puntos menos; en 2012, con un promedio nacional de 62.7, ahí fue de 53 por ciento, y en 2015 de 40 y 38, respectivamente, mientras en el país acudía 47 por ciento.
La constante en Reynosa y Nuevo Laredo es que entre 2009 y 2015 el abstencionismo superó ostensiblemente la media nacional, un periodo en el cual Tamaulipas registró casi 6 mil homicidios, que lo ubican entre los ocho estados con mayor incidencia de asesinatos en el país.
Ubicada entre los primeros sitios en tasa de homicidios durante esta década, Sinaloa también registra dos de los municipios que, en ese periodo, ha reportado abstencionismo muy elevado, particularmente Culiacán, donde se acentúa la violencia, según los reportes oficiales.
En 2015, en Culiacán se registró la séptima más baja participación de los 300 distritos del país, con apenas 29 por ciento.
Otra entidad donde la coincidencia entre los reportes de mayor inseguridad con los de menor participación electoral es Baja California, particularmente en los dos municipios que los reportes oficiales ubican con mayor violencia: Tijuana y Mexicali, ambos con distritos que reportan los niveles de participación más baja en 2012 y 2015.
En Michoacán, otra entidad con presencia del crimen organizado, aunque las diferencias no son tan acentuadas con la media nacional, en 2012 y 2015 los distritos ubicados en Apatzingán, Lázaro Cárdenas, Uruapan, Zamora y Morelia, considerados con alta inseguridad, la asistencia a las urnas fue menor.
Más allá de las cifras que dan cuenta en varias entidades donde se cruzan las variables abstencionismo-violencia, en la década reciente, a partir de los datos oficiales, de cara a las elecciones del próximo domingo, el INE ha planteado, sin embargo, que ya en el pasado esta variable ha alentado mayor participación, como en 1994.
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