Agencias/Quito.- Ecuador enfrenta una carrera contra el tiempo. Más de 400 expertos de nueve países -112 de ellos, mexicanos- han llegado para auxiliar en las tareas de rescate de víctimas tras el terremoto de 7.8 grados Richter que azotó el sábado y que ha dejado al menos 413 muertos.
A los rescatistas los mueve la urgencia de encontrar a un número indeterminado de personas vivas que aún podría estar bajo los escombros.
“¡Ayúdenme que allí lloró mi nieta! ¡Ella está viva!”, pedía a los bomberos, frente a un edificio derrumbado de Pedernales, la ecuatoriana Ana María Ibarra.
Como esa, la ciudad vive decenas de historias similares.
Una niña que llevaba atrapada 20 horas en un edificio municipal de Pedernales fue rescatada con vida. Su padre contó que ya ha encontrado a otros cuatro familiares vivos… pero que también ha perdido a otros cinco.
Al menos 132 cadáveres han sido extraídos de entre los escombros y llevados a la morgue improvisada en el estadio local, ya que el cementerio está lleno.
Sin embargo, los más de 30 grados de temperatura que se viven en la zona costera del Pacífico ecuatoriano no permiten mantener mucho tiempo en el lugar a los cuerpos.
En una esquina del estadio se apilan los ataúdes usados para los cadáveres que las autoridades van encontrando.
En Manta, a casi 200 kilómetros de distancia, tres personas fueron rescatadas ayer después de permanecer más de 32 horas atrapadas entre el techo y el piso de un centro comercial desplomado.
“Depende de la situación, pero una persona sin heridas puede sobrevivir hasta siete días en medio de los escombros”, dijo el director del servicio de emergencias de Quito, Christian Rivera.
“Luego de eso, el proceso de deterioro es muy rápido, hasta llegar al desmayo, y el trabajo de los rescatistas se vuelve muy difícil”, apuntó.
La Cruz Roja ecuatoriana ya ha recibido más de 320 pedidos de búsqueda de desaparecidos. El Gobierno habla de al menos 150 personas que permanecen atrapadas entre fierros desvencijados, bloques de cemento y paredes derruidas, mientras que agencias de prensa calculan en 231 el número de ilocalizables.
La falta de energía, los saqueos, los daños en las carreteras, la dificultad de movilizar maquinaria pesada y personal especializado, así como las más de 330 réplicas que han sacudido al país complican las tareas de rescate.
El desastre natural probablemente también impactará en el desempeño económico de este año en Ecuador, el miembro más pequeño de la OPEP, ya golpeado por el desplome del precio del petróleo.
El Gobierno calcula que se necesitarán años y miles de millones de dólares para afrontar las tareas de reconstrucción de las zonas dañadas.
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