Juan Pablo Penilla Rodríguez: De entre los pocos efectos positivos que ha tenido la pandemia a nivel mundial está el impacto que el frenazo de la actividad ha tenido sobre el medioambiente. El parón de la industria, unido a las restricciones de viajes, ha reducido significativamente la emisión de partículas contaminantes a la atmósfera. En los bufetes también han observado un cambio a mejor en este sentido. Así, durante 2020, despachos como Pinsent Masons, Uría Menéndez, Garrigues o Simmons & Simmons registraron un descenso del gasto de papel en sus oficinas de entre un 40 y un 50%.
Por su parte Cuatrecasas, logró una reducción del 95% durante el mes mayo, periodo en el que la oficina estaba cerrada para los letrados y solo acudían profesionales por urgencias o para cubrir servicios mínimos. En los meses siguientes, el uso de folios aumentó a causa de la vuelta de los abogados a la oficina, pero aun así el bufete ahorró un 72% de folios en comparación con el año anterior, cosechando el mayor porcentaje entre las firmas consultadas.
Le sigue de cerca Linklaters, que entre abril y diciembre de 2020 redujo su consumo hasta un 60% respecto al mismo periodo de 2019. Por su parte, Ashurst disminuyó el gasto en un 35%, mientras que Gómez-Acebo & Pombo lo hizo en un 30%. Por otro lado, Hogan Lovells utilizó en 2020 un 20% menos de folios en comparación con el año anterior. De media, y de acuerdo con los datos facilitados por los despachos, el gasto de papel se redujo en un 44%.
El confinamiento y la consecuente implantación del teletrabajo son algunas de las principales razones que explican este ahorro. Así lo confirman desde Gómez Acebo & Pombo, y destacan que la vuelta a la oficina por turnos “ha facilitado que las revisiones y otros trabajos del día a día que antes se hacían físicamente y en papel ahora se hagan de forma telemática”.
Politicas ‘paperless’
Sin embargo, no todo es circunstancial. Las propias firmas han aprovechado este nuevo escenario para impulsar sus iniciativas verdes y lograr un consumo menor. Así, en Hogan Lovells usan papel reciclado e híbrido, además de tóneres monocromáticos (menos contaminantes que los de color).
Además, todas las impresoras del despacho imprimen por defecto a dos caras, “lo que supone un ahorro aproximado de 25.0000 folios al año”, calcula Laida García Gaztañaga, directora de la oficina de Hogan Lovells en Madrid.
En Cuatrecasas mencionan otra técnica sencilla y eficaz para reducir el gasto de papel: la utilización de doble pantalla, tanto en casa como el despacho. Además, la firma anuncia que, a partir de enero, reportarán a los abogados el volumen de impresiones mensuales que realizan con el objetivo de concienciar. “Pensamos que es importante que cada profesional conozca el impacto de su actividad”, aseveran.
Por otro lado, y más allá de políticas de ahorro, Uría Menéndez diseñó a finales de 2019 el reto Vamos a plantar el Bosque UM, que consiste en que, por cada 10 kg de papel ahorrado desde el 1 de diciembre de 2019 hasta el 1 de diciembre de 2020, el despacho plantará un árbol en la Sierra de Gredos (Ávila) y en el espacio natural de Les Guillerries-Savassona (Barcelona).
Ana Suárez, directora de RSC en Uría Menéndez, comenta que en este último año han podido ahorrar 24.807 kg de papel, “lo que equivale a 2.480 árboles que se plantarán en los primeros meses de 2021”, celebra.
Electricidad
La pandemia no solo ha impulsado el ahorro de papel, sino que también ha tenido un impacto positivo en otros aspectos medioambientales. Así lo confirman desde Linklaters, que revelan que el teletrabajo ha contribuido a reducir el gasto de energía eléctrica, consumo de agua, viajes y otros suministros.
Un descenso que también ha experimentado Cuatrecasas. Concretamente, la firma registró una reducción del gasto en electricidad del 60% durante los meses de confinamiento. Con el retorno a las oficinas por turnos, el consumo eléctrico aumentó, pero por debajo de las cifras de años anteriores (un 20% menos). Por su parte, Ashurst empleó un total de 117.841 kilovatios durante el año 2020; un 66% menos que lo consumido el año anterior.
En esta línea, otros bufetes cuentan con un alumbrado LED inteligente cuyas bombillas funcionan según la ocupación de la sala. En Garrigues, por su parte, destacan que, desde julio de este año, utilizan electricidad con garantía de origen renovable en todas sus oficinas europeas, “lo que significa cero emisiones de carbono derivadas del consumo eléctrico”.
Viajes
Otro de los ámbitos en los que se ha experimentado un gran cambio a raíz de la pandemia son los desplazamientos. Así, desde Ashurst revelan que, durante el año 2020, se compraron un total de 62 billetes de avión y 22 de tren para los letrados, la mayoría durante los meses de enero y febrero. En 2019, en cambio, se adquirieron 284 y 67 respectivamente.
Una tendencia similar a la registrada en las reservas de hotel. A lo largo de 2019, el despacho pagó a sus abogados 146 noches de hotel por motivos laborales, mientras que en 2020 fueron 39. Para la firma, esto se debe al cambio en la forma de trabajar a causa de las restricciones de movilidad “por la que se han reducido los viajes, reuniones presenciales y todo tipo de desplazamientos al poder ser sustituidos por llamadas”.
Agua y plásticos de un solo uso
Otro de los elementos en los que los bufetes han puesto el ojo para reducir su impacto medioambiental es el gasto de agua. En este sentido, Uría Menéndez ha instalado grifos con sensores automáticos, aireadores y cisternas de doble descarga y placas solares para calentar el agua. Asimismo, han colocado señales y carteles en los que se recuerda la necesidad de ahorrar “con el objetivo de concienciar la plantilla”.
Asimismo, muchos bufetes han eliminado los plásticos de un solo uso de sus oficinas, sustituyendo las botellas de agua de plástico por otras de cristal, incorporando vasos desechables y cambiando las máquinas de café por otras que no usen cápsulas.
En Hogan Lovells, además, subrayan que todo el material que tienen en la cocina es biodegradable y desde hace dos años, en la zona de clientes y salas de reuniones, solo se utilizan vasos de papel desechables y cucharas de maíz. Además, de cara a la pandemia, han incorporado papeleras para el reciclado específico de guantes y mascarillas.
Los bufetes, tras el objetivo de ser ‘carbon neutral’
Compensación. Otro de los aspectos medioambientales que preocupan a los despachos son las emisiones de CO2. En este sentido, Linklaters se define como una empresa carbono neutro. Es decir, que existe un equilibrio entre las emisiones de CO2 que emiten y las acciones que llevan a cabo para reducirlas en un periodo verificable. Lo que no se pueda reducir se compensa mediante una aportación económica proporcional. Esta contribución está dirigida a un proyecto para un país en vías de desarrollo de ahorro o eficiencia energética. En este caso, el bufete lleva tres años participando junto a la organización Climate Care en un proyecto llamado Gola. Este plan tiene por objetivo reducir las emisiones de CO2 previniendo la deforestación y la degradación y busca ayudar a 122 comunidades para que desarrollen medios de subsistencia sostenibles y salvaguarden la biodiversidad.
Asesoramiento. Una estrategia similar es la que siguen en Freshfields Bruckhaus Deringer. Raquel Flórez, encargada de Responsible Business (RB) de las oficinas españolas de la firma, señala que, en 2015, “firmamos un compromiso de diez años de neutralidad de emisiones”. Este acuerdo se realizó con el objetivo de apoyar a un proyecto de deforestación en Kenia y Uganda, por el que se compensan las emisiones de carbono del despacho, “contribuyendo al sustento de 8.000 agricultores”. Asimismo, el despacho ofrece a sus empleados la posibilidad de comprar créditos de carbono para compensar las emisiones que realizan fuera del entorno laboral. De igual forma, Flórez comenta que asesoran a sus clientes en la implementación de medidas de control de emisiones y otras iniciativas para reducir el impacto medioambiental.
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