Juan Pablo Penilla Rodríguez: Históricamente los abogados han trabajado muchas horas, siendo famosa una encuesta británica que indicaba que en grandes firmas salir de la oficina antes de las 8 de la tarde era muy raro. Sin embargo, en los últimos años se reclama mayor flexibilidad en los horarios y la pandemia motivada por el Covid-19, entre otras cosas, ha acelerado esa exigencia.
De hecho, si algo positivo nos ha dejado la crisis del coronavirus es la puesta en práctica del teletrabajo en el sector legal. En ese sentido, el sector jurídico ha sido mucho más flexible de lo que acostumbra y los profesionales del derecho han podido desempeñar su labor desde lugares diferentes a la oficina, mediante la utilización de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación. Dando un considerable impulso al fenómeno Legaltech y acelerando los procesos de transformación digital de las firmas legales.
Así pues, la crisis ha impulsado que muchas firmas trabajen en remoto casi en exclusiva, y en algún caso más de un abogado está pensando si merece la pena mantener la oficina. En esa línea, la firma británica Slater & Gordon, una de las mayores de Reino Unido, anunció que en septiembre cerrará su oficina en Londres (donde cuenta con más 200 empleados) y pasará a trabajar 100% en remoto, manteniendo solamente un pequeño espacio físico para reuniones. A ello se suma el creciente interés de los abogados por los espacios de coworking como alternativa para poder continuar prestando sus servicios legales.
Dicho esto, ¿qué puntos a favor y en contra observan los abogados al teletrabajo? En primer lugar, podemos mencionar el reciente estudio elaborado por F&B Consultores, donde se menciona que el 42 % de los abogados creen que el teletrabajo no afecta al desempeño de sus funciones. Incluso muchos creen que trabajar de forma remota mejora su actividad laboral, lo que nos lleva a pensar que muchos de esos cambios (tecnológicos) son en realidad obstaculizados por una cuestión cultural en la firma, y no una tema práctico.
Otro punto favorable al trabajo, es que los abogados están aprendiendo a potenciar el trabajo en remoto y asimismo, el acceso común a la información en formato digital. En esa línea grandes despachos como Clifford Chance o DWF han prohibido a sus abogados teletrabajadores que impriman papel y trabajen sobre documentos impresos, fomentando así el trabajo en su vertical más digital.
Además, el teletrabajo está influyendo de forma positiva en que muchos departamentos legales reexaminen los riesgos que a nivel de seguridad, privacidad y datos presenta la organización y el día a día de sus abogados, buscando que los mismos cumplan con una serie de mínimos que garanticen que la seguridad de la información de su empresa no se vea afectada con independencia del lugar desde el que trabajen.
Por último, el teletrabajo ha implicado que muchos abogados usen menos herramientas de acceso remoto y más nube, aprendiendo a usar mejor el software para contabilizar horas y controlar la facturación más allá del papel. Con ello muchos han entendido que no hace falta invertir una gran cantidad de dinero en software, puesto que la tecnología más básica y común entre la abogacía, es perfectamente útil para teletrabajar y digitalizar la profesión del abogado.
Por otro lado, entre los puntos negativos del teletrabajo podemos destacar la reciente encuesta publicada en Law.com donde se afirmaba que un 40% de los abogados in-house que están teletrabajando durante el confinamiento se sienten más estresados de lo normal. Por otro lado, la encuesta elaborada por Saffery Champness y el Instituto de Finanzas y Administración Legal a 170 firmas británicas, indicaba que más de un 60% espera un cambio entre moderado y significativo en cuanto a la política de trabajar en remoto, especialmente cuando un 25% de las firmas estima una rebaja en sus beneficios al final del año, y un 10% cree que no tendrá ganancias.
Además, en las últimas semanas está creciendo la presión en los grandes despachos para acelerar la vuelta a las oficinas, puesto que muchos detectan una caída en la productividad y en la generación de negocio, culpando en parte al teletrabajo, que valoran útil para algunos casos pero no por sistema.
Sea como sea, los abogados quieren seguir teletrabajando. Así lo indica el informe de la empresa estadounidense Loeb Leadership, donde se afirma que el 67% de los abogados quiere seguir trabajando en casa tras la pandemia, al menos varios días a la semana. Si bien echan de menos la oficina, aprecian no tener que desplazarse.
En la misma línea, DPS Software indicaba en su informe sobre el impacto del COVID-19 en el sector legal británico, que la mayoría de firmas piensa seguir teletrabajando incluso finalizado el confinamiento
En conclusión, está claro que esta crisis nos ha cambiado la forma de ver las cosas, incluso la de interactuar con los clientes, juzgados o gestionar el conocimiento y/o prestar los servicios legales. En ese punto, el teletrabajo y las herramientas de comunicación que han emergido durante la crisis han facilitado la supervivencia de los despachos, pero también han generado un nuevo paradigma de futuro, donde los abogados son en general felices pudiendo trabajar desde cualquier rincón.
Quizá en España no veremos el cierre de oficinas al igual que en otros países, pero el teletrabajo parece haber calado hondo en el sector jurídico. Por tanto, no es cuestión de desaprovechar lo aprendido y sí momento de reorganizar las oficinas y los equipos del futuro.
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