Juan Pablo Penilla Rodríguez : La imagen enterneció esta semana al colectivo de Twitter. Una cámara captó a dos niñas, que después de más de dos meses de confinamiento sin verse, retomaron las clases en el aula en un centro escolar en Barcelona. Las pequeñas, a pesar de las instrucciones de seguridad que les habían dado, al encontrarse frente a frente no lo pudieron evitar y corrieron a abrazarse, a la vez que dos profesoras intentaban en vano evitar ese abrazo. La escena es un reflejo de esa afectividad que caracteriza las relaciones humanas. Y el mundo empresarial no está ajeno a ellas, al menos en la cultura mediterránea.
Sin embargo, la crisis sanitaria se ha llevado por delante los apretones de manos, los abrazos, los besos y esos gestos de emotividad. A pesar de que en la vida privada y en entornos de máxima confianza se vayan recuperando, en el ambiente empresarial estas costumbres parecen que no se van a retomar, al menos a medio plazo. “Son prácticas arraigadas a una cultura, y en la manera de saludar puede haber cierta reticencia al cambio, pero es verdad que mientras haya una amenaza latente la gente se abstendrá de dar la mano, de abrazarse o de darse dos besos, a no ser que haya mucha confianza”, explica Joan Plans, profesor del área de dirección de empresas de Esade, que cree además que el gesto de saludo con los codos o el de choque de pies tendrán poco recorrido. “Todo eso desaparecerá cuando haya cierta normalidad, porque cuando se tiene una cultura y unos hábitos potentes va a ser difícil cambiarlos. Es preferible, mientras tanto, en el entorno empresarial adoptar el gesto japonés de inclinación de cabeza”, señala el docente.
Porque a diferencia de lo que sucede en occidente, en países asiáticos, como China, Corea o Japón, el saludo con contacto físico está prohibido y la costumbre se remonta a varios siglos atrás. Mediante una inclinación de cabeza se muestra respeto y, dependiendo del grado, se realza la posición y el estatus de cada una de las personas que participan en el saludo. Los pasos a seguir son sencillos: permanecer de pie y juntar las piernas, además de colocar las manos a los lados, manteniendo una postura firme. La intensidad de la inclinación dependerá del motivo de la reverencia: si es para pedir disculpas la duración será mayor que si se trata de un simple saludo.
Según los expertos, hay varios tipos de gestos de respeto en el protocolo nipón, dependiendo de si son saludos entre iguales, entre gente del mismo entorno, o ante jefes o personas de un rango más elevado. “Lo que sí desaparecerán serán los besos, pero los apretones de manos volverán. Habrá ahora dos años de mucho barullo, en los que no nos tocaremos, pero recobraremos las costumbres, aunque mientras podemos ir adoptando el gesto de inclinar la cabeza como se hace en la cultura oriental, porque eso nos permite además mantener el contacto visual”, añade Plans.
En este concepto incide también Mar Castro, profesora en el Máster de Organización de Eventos, Patrocinio y Protocolo de la escuela de negocios EAE, que extrae una lectura positiva ante el cambio de costumbres que puede acabar con el apretón de manos. “Vamos a prestar más atención a la mirada, algo que es fundamental, porque es una manera de hablar con tu interlocutor”, afirma esta experta, que también destaca el potencial de la sonrisa frente a otros gestos de saludo. “Cuando sonríes de una manera franca se ilumina el rostro y eso se debe acompañar de una mirada prolongada y de una gesticulación con las manos elegante”, prosigue la docente. En su opinión, todo esto forma parte de un triángulo victorioso de la comunicación.
“El bicho [ella prefiere llamar así al coronavirus] no nos ha quitado esto, sigue vigente, ahora lo que hay que hacer es sacarle partido a esta nueva forma de relacionarse, en la que el gesto de juntar los codos es muy poco práctico e inútil”. Por ejemplo, aconseja saludar alto y claro, vocalizar bien, potenciar la mirada con el fin dejar claro el interés por los otros.
“La comunicación emocional es muy potente si se emplea bien, y es más efectiva en nuestra cultura que, por ejemplo, una reverencia, algo que no está tan arraigado en nuestras costumbres”. La docente de EAE defiende el uso de la palabra para intentar comunicar lo mismo que con un apretón de manos. “Debemos enfocarnos en lo que realmente nos importa, debemos valorar los encuentros y enfocarnos en lo que merece la pena”, añade Castro.
Entre los cambios que traerá consigo el Covid-19, José Moreno, director de la agencia de relaciones públicas Skylab, cree que “supondrá un empujón hacia una más lógica interacción en el entorno laboral con personas que no conocemos”. Y cita como ejemplo, “esa introducción en reuniones en las que pasábamos varios minutos besándonos sin conocernos, simplemente porque íbamos a compartir una presentación o una disertación sobre los resultados de la compañía, acabarán por no tener sentido”. Algo extraño entonces, mucho más después de la pandemia, en la que el saludo empresarial se limitará a un sencillo y sobrio apretón de manos. “En el fondo, creo que hay que ser positivos e interpretar que en las relaciones profesionales, esta nueva etapa traerá consigo un mayor, y quizá lógico, distanciamiento entre desconocidos y un contacto más sensato con los compañeros”, señala Moreno. Costará al principio, pero cada vez habrá mayor concienciación y tranquilidad ante “una amenaza invisible que no dejará de perseguirnos”.
Mantener cierta distancia será algo habitual y será un hábito que se quedará. “Cuando se vaya a ver a un cliente en una empresa o a mantener una reunión será como ir a Ikea, lo tendremos todo señalizado y nos indicaran que nos tenemos que lavar las manos, por donde tenemos que entrar, por donde salir, serán todo indicaciones”, agrega Plans, que anima, como el resto de los expertos, a mirarse a los ojos. “Con la mirada se leen las emociones de la gente”, concluye.
El fin de las tarjetas de visita
Ritual. Otro cambio, y este se mantendrá, según los expertos, es el fin del uso de la tarjeta de visita. Es una manera de evitar posibles contagios a través de una pequeña cartulina de papel. “Es como con las cartas de los restaurantes, que van a ser virtuales. El contacto se puede enviar por correo electrónico, WhatsApp o incluso a través de LinkedIn”, señala el profesor de Esade Joan Plans.
Marca personal. El fin de la tarjeta de visita traerá consigo, opina Mar Castro, además del cambio al formato online, el desarrollo de la marca personal, algo que un trozo de papel no se podía trabajar suficientemente. “Se puede establecer otro tipo de comunicación, favorecer y hacer que las relaciones se fortalezcan, porque detrás de la pantalla de un ordenador hay siempre una persona”, afirma la docente de EAE.
Efusividad. También habrá un cambio en las entrevistas de trabajo. Así lo cree José Moreno: “El saludo será más sobrio, limitándose a estrechar la mano. Tampoco tenía sentido dar dos besos o abrazar a alguien que te va a entrevistar y puede ser la llave de tu futuro”, dice el director de Skylab.
Los derechos de inclusión, el gran tema de las elecciones del 2021: IEPC
Parlamento Juvenil 2019, espacio para el análisis y participación democrática
Candidato del PRI al Gobierno de Zacatecas y su esposa ocultan compra de residencias en Miami