La ciencia desvela por qué las tortugas viven tanto
Agencias, Ciudad de México.- Con 190 años, Jonathan, la tortuga gigante de las Seychelles, fue noticia hace unos meses por ser el animal terrestre vivo más viejo del mundo. Pero, ¿por qué duran tanto estos reptiles? ¿Cómo es su proceso de envejecimiento? ¿Es muy distinto al nuestro? Dos nuevos estudios ahondan en estas cuestiones.
Los rasgos químicos o físicos -como armaduras o caparazones- y la capacidad para desactivar la senescencia -proceso gradual de deterioro celular y de las funciones corporales- podrían estar detrás de esta longevidad en muchas especies de tortugas, incluidos galápagos, concluyen sendos artículos publicados en Science.
Uno de estos estudios está liderado por la Universidad del Sur de Dinamarca y se centra en el proceso de senescencia.
En contra de las teorías generalizadas sobre envejecimiento, el equipo demuestra que muchas especies de tortugas y galápagos han encontrado una forma de ralentizar o incluso desactivar completamente la senescencia, es decir, evitar el riesgo creciente de muerte por deterioro gradual con la edad.
Las conclusiones del trabajo, realizado en tortugas de zoológicos y acuarios, ponen de manifiesto que la senescencia no es inevitable para todos los organismos, asegura la bióloga Rita da Silva en una nota de la universidad.
El estudio constata que el patrón de envejecimiento en estos animales no se asemeja al de los humanos u otros animales: la mayoría de ellas envejecen más lentamente y, en algunos casos, su senescencia es insignificante.
De las 52 especies analizadas, el 75% mostró una senescencia extremadamente lenta, mientras que en el 80% era más lenta que en los humanos.
New in Science: Researchers investigated aging in cold-blooded tetrapods, revealing surprisingly little evidence of physical aging in several turtle species. The findings challenge the idea that senescence is an unescapable fate.https://t.co/qAnrfteyYJ https://t.co/bTmbfA0LpE pic.twitter.com/8UftWBqlN4
— Science Magazine (@ScienceMagazine) June 29, 2022
Según el estudio, algunas de estas especies pueden reducir su tasa de senescencia en respuesta a las mejores condiciones de vida en zoológicos y acuarios, en comparación con la naturaleza, explica Dalia Conde, también firmante.
Algunas teorías evolutivas predicen que la senescencia aparece después de la madurez sexual como una compensación entre la energía que un individuo invierte en reparar los daños en sus células y tejidos y la que destina en la reproducción, para que sus genes se transmitan a las siguientes generaciones.
Esta compensación implica, entre otras cosas, que tras alcanzar la madurez sexual los individuos dejan de crecer y comienzan a experimentar la senescencia, un deterioro gradual de las funciones corporales con la edad.
Las teorías predicen que estas compensaciones son inevitables y que, por tanto, la senescencia también lo es, lo que se ha confirmado en varias especies, sobre todo en mamíferos y aves.
Sin embargo, se cree que los organismos que siguen creciendo después de la madurez sexual, como las tortugas, tienen el potencial de seguir invirtiendo en la reparación de los daños celulares y, por tanto, se consideran candidatos ideales para reducir e incluso evitar los efectos nocivos de la senescencia.
No obstante, el hecho de que algunos de ellos muestren una senescencia insignificante no quiere decir que sean inmortales; solo que su riesgo de muerte no aumenta con la edad, pero sigue siendo mayor que cero. En definitiva, todos ellos acabarán muriendo por causas inevitables de mortalidad, como la enfermedad, afirma Fernando Colchero.
En el otro estudio, liderado por las universidades estadounidenses Penn State y Northeastern Illinois, se incluyen datos recogidos en la naturaleza de 107 poblaciones de 77 especies de reptiles y anfibios.
Forever young: Many cold-blooded creatures don't #age, studies show @sciencemagazine https://t.co/aGeoQbwz9F https://t.co/uZdh8iwJnA
— Medical Xpress (@physorg_health) June 23, 2022
Entre los hallazgos, los investigadores, entre ellos españoles, descubrieron que fenotipos protectores, como el duro caparazón de la mayoría de las especies de tortugas, contribuyen a un envejecimiento más lento y, en algunos casos, incluso a “insignificante”, es decir, a la ausencia de envejecimiento biológico.
Para David Miller, de la Penn State, “si podemos entender qué permite a algunos animales envejecer más lentamente, podremos entender mejor el envejecimiento en los humanos y también informar sobre las estrategias de conservación de reptiles y anfibios”.
La hipótesis de los fenotipos protectores sugiere que los animales con rasgos físicos o químicos que les confieren protección -como armaduras, espinas, caparazones o veneno- tienen un envejecimiento más lento y una mayor longevidad.
El equipo documentó que, efectivamente, estos rasgos protectores permiten a los animales envejecer más lentamente y, en el caso de la protección física, vivir mucho más tiempo para su tamaño que los que no tienen fenotipos protectores.
Beth Reinke, de la Northeastern Illinois, indica que “estos diversos mecanismos de protección pueden reducir las tasas de mortalidad de los animales porque no son devorados por otros. Así, es más probable que vivan más, y eso ejerce presión para que envejezcan más lentamente”.
“El mayor apoyo a la hipótesis del fenotipo protector lo encontramos en las tortugas. De nuevo, esto demuestra que las tortugas, como grupo, son únicas”.
¿Es la senescencia inevitable y universal para todos los organismos vivos, como predicen las teorías evolutivas? Aunque la evidencia generalmente respalda esta hipótesis, se ha propuesto que ciertas especies, como las tortugas terrestres y terrestres, pueden exhibir una senescencia lenta o incluso insignificante, es decir, evitar el riesgo creciente de muerte por el deterioro gradual con la edad. En un extenso estudio comparativo de tortugas terrestres y terrestres que viven en zoológicos y acuarios, mostramos que ~75% de 52 especies exhiben una senescencia lenta o insignificante. Para ~80% de las especies, las tasas de envejecimiento son más bajas que las de los humanos modernos. Encontramos que el peso corporal se relaciona positivamente con la esperanza de vida adulta en ambos sexos, y el dimorfismo del tamaño sexual explica las diferencias sexuales en la longevidad. A diferencia de los humanos y otras especies, mostramos que las tortugas terrestres y terrestres pueden reducir la senescencia en respuesta a las mejoras en las condiciones ambientales.
Este estudio muestra que los cocodrilos y las salamandras tienen tasas de envejecimiento particularmente bajas y una vida útil prolongada para su tamaño, además algunas especies que en escancia no envejecen (1/3) (https://t.co/ZAf0xMYbHY) pic.twitter.com/DRk3O3vsob
— Norami (@King_Mix_Papper) June 27, 2022
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