Especial
Ciudad de México, 13 junio 2018.-El tercer y último debate de los candidatos presidenciales el tema central fue la corrupción; pudo ser la gran oportunidad del abanderado del gobierno, José Antonio Meade, pero la perdió concentrado en atacar al puntero en las encuestas, Andrés Manuel López Obrador.
Meade pareció dejarse guiar otra vez por sus asesores, comprometidos con la gestión del gobierno del presidente, Enrique Peña Nieto, y el Partido Revolucionario Institucional (PRI), con mala calificación ciudadana.
Si Meade quería repuntar ante millones de televidentes, no lo logró, cuando una encuesta publicada horas antes, y pagada por la Confederación Patronal de la República Mexicana, lo ubicó otra vez en tercer lugar de las preferencias con apenas 12.1 por ciento, frente a 39.5 por el candidato de la coalición Juntos Haremos Historia, que componen el Movimiento de Regeneración Nacional y los partidos del Trabajo y Encuentro Social.
López Obrador hizo su tarea, y también Ricardo Anaya, a quien la referida encuesta situó con el 18.6 por ciento de las preferencias.
Anaya, con el apoyo de los divididos partidos Acción Nacional, de la Revolución Democrática, y Movimiento Ciudadano, llegó al foro realizado en Mérida, Yucatán, estigmatizado por acusaciones de lavado de dinero y triangulación de fondos, a partir de un video ‘anónimo’, por lo cual será objeto de pesquisa oficial.
Al respecto responsabilizó al presidente Peña Nieto y reiteró su propuesta de crear una fiscalía especializada para investigar presuntos cargos de corrupción del actual jefe de Estado y su gobierno.
Más allá de ese tema, de indudable actualidad, el abanderado de la coalición Por México al Frente fue propositivo en los temas de discusión: crecimiento económico, pobreza y desigualdad; educación; ciencia y tecnología; salud, desarrollo sustentable y cambio climático.
También lo fue López Obrador, quien hizo su tarea, y reiteró que la corrupción es el cáncer que corroe al país, tanto moralmente como por los recursos que se pierden ‘por el caño de la mafia del poder’.
Obrador dijo que décadas de neoliberalismo estancaron el crecimiento de la economía y comprometieron el nivel de vida de la mayoría de los ciudadanos. Apuntó que prefiere mantener el Tratado de Libre Comercio de Norteamérica, pero a la vez evitar que ese convenio, en difícil negociación, sea una fatalidad para el país.
Hacer crecer la economía y el mercado internos, promover la producción del campo, erradicar la corrupción, austeridad y sin lujos gubernamentales, fueron las metas y soluciones a grandes rasgos presentadas por quien tiene las mayores proyecciones de convertirse, el 1 de julio, en el próximo presidente de México.
En el debate también participó el campechano candidato por la vía independiente, Jaime Rodríguez, gobernador con licencia del norteño estado de Nuevo León, quien aprovechó el tiempo otra vez para ganar presencia nacional, incluso con la promesa de erradicar programas sociales y ‘poner a trabajar a millones de flojos’, una referencia a una buena parte de la población que vive en la pobreza.
Le llaman El Bronco, pero apenas cuenta con dos por ciento en la última encuesta referida.
Si el último debate podría servir para cambiar las tendencias electorales, no pareció suceder, cuando la elección se decide en poco menos de dos semanas.
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Con la pobreza y la salud como pretexto, a sabiendas de que era la última oportunidad de cambiar el rumbo de la elección, el cruce de imputaciones sobre corrupción de los contendientes se ubicó como temática real del tercer debate. Ansioso, Ricardo Anaya lanzó su resto contra Andrés Manuel López Obrador y advirtió a José Antonio Meade que lo metería a la cárcel.
A pesar de los esfuerzos de los moderadores por reorientar la discusión, las fases más intensas del debate se centraron en el mutuo cuestionamiento acerca de la honestidad.
El candidato de Por México al Frente, José Antonio Meade, resumió: “Aquí el único que está investigado por un delito es Anaya”.
Si bien el candidato Andrés Manuel López Obrador fue el más aludido en el fuego cruzado, el choque entre Meade y Anaya –como colofón de la enconada semana que tuvieron– subió de tono y tuvo varios momentos de intensidad, sobre todo cuando el panista pretendió crear una disyuntiva: corrupto o víctima del sistema, como insistió en reivindicarse.
Desde que se dio inició al bloque de la discusión pobreza-salud, Anaya dejó en claro que su estrategia era aludir a la temática del debate, pero en su desesperación cayó finalmente en los ataques, especialmente contra López Obrador.
Y en esa lógica, por momentos se encimó en los tiempos de sus opositores, trompicado para arrebatarles la palabra, y también a los moderadores.
Anaya arremetió contra el tabasqueño sugiriendo que, como los priístas, tuvo como jefe de Gobierno capitalino a sus empresarios privilegiados. Aludió a José María Rioboó como beneficiario de contratos directos, sin licitación ni concurso, por 170 millones de pesos. “¡Contéstame sin payasadas ni chistes sí o no!”, gritó.
–No tiene sentido lo que planteas –reviró López Obrador
–¿Si te lo demuestro renuncias a la candidatura? –insistió Anaya, ya fuera del protocolo.
–No soy corrupto, me pueden decir Peje, pero no lagarto –intentó responderle López Obrador.
Anaya intensificó su reclamo: “¿Si te lo demuestro renuncias a la candidatura?”
El tono de la demanda arrancó una sonrisa a López Obrador, quien rechazó la imputación.
Ante la descompostura de Anaya, el moderador Carlos Puig le pidió retomar el tema del debate “por respeto a quienes mandaron las preguntas” vía redes sociales.
Aun así, Anaya sacó un cartelón con una página de Internet en la cual, afirmó, se podrían encontrar las “pruebas” de la asignación directa de contratos.
Meade reivindicó su paso por la Secretaría de Desarrollo Social cuando, aseguró, se logró sacar a 2 millones de personas de la pobreza extrema y moderada.
Después de esa mera referencia arremetió contra López Obrador: “Cuando gobernó la ciudad de México se generaron 370 mil nuevos pobres, esto es cuatro estadios Azteca llenos. Dos millones son 20 estadios”.
López Obrador respondió con ironía: “¿Y yo que culpa tengo de que estos dos estén empatados?” en segundo lugar.
–Sobre tu conciencia –se alcanzó a escuchar el revire de Meade.
Con insistencia, los moderadores preguntaron cuál será la fórmula para abatir la pobreza, y encontraron respuestas diversas. Para Meade la clave está en garantizar que los jóvenes tengan acceso a la educación media superior, para potenciar las oportunidades de empleo y en paralelo otorgar apoyos diversos para evitar la deserción
López Obrador explicó que la pobreza es otro de los efectos de la corrupción. “Lo que va a moderar la indigencia y la opulencia es el combate a la corrupción. Está demostrado que donde no hay corrupción, no hay pobreza. Al amparo del poder público se amasan fortunas, la corrupción es la principal causa de la desigualdad”.
Cuando llegó el momento de revisar las propuestas sobre salud, de nueva cuenta los contendientes volvieron al tema de la corrupción. Un nuevo episodio en las recriminaciones Anaya-Meade.
Ante la referencia de Meade acerca del proceso legal que existe contra el panista, Anaya respondió, con ira contenida, reivindicando una sentencia que lo exoneraba.
“Esa es un sentencia del tribunal electoral que no tiene facultades”, insistió Meade, quien profundizó en la vertiente penal que enfrenta Anaya.
Éste reviró con lo que ha asumido como eje de su campaña: “Aquí esta el decreto que contiene tu firma, que te implica directamente en el último gran escándalo de Odebrecht. Quiero que la gente sepa por qué me han atacado, porque sí los voy a llevar a la justicia. No van a quedar sin castigo casos como la Casa Blanca, la Estafa maestra, tú y tu jefe, Enrique Peña Nieto, van a enfrentar la justicia porque es lo correcto”.
La respuesta de Meade fue remitir la acusación a López Obrador: “En el tema de Odebrecht, la pregunta no debería ser para mí, el socio principal de Odebrecht es la familia de Jiménez Espriú, a quien Andrés Manuel ha propuesto como su secretario de Comunicaciones y Transportes”.
Anaya respondio: “Con todo esto que han invertido en noticias falsas para atacarme a lo mejor convencen a la gente, pero si no lo logran ustedes van a enfrentar la justicia”.
Ya en el ocaso del debate, López Obrador mostró una foto de Anaya con Peña Nieto: “Este es el verdadero pacto”, señaló el tabasqueño.
Anaya lo acusó de haberle ofrecido impunidad a Peña.
“No he pactado con él y tú te has reunido con él. En un año se reunió seis veces, ahora se peleó y quiere meterlo a la cárcel. No es mi fuerte la venganza. Justicia y no venganza. Y ni a ti te voy a meter a la cárcel.”, respondió López Obrador.
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