Agencias, Ciudad de México.- La invasión rusa a Ucrania ha estremecido las cadenas mundiales de suministro que siguen sumidas en el caos por la pandemia, lo que ha agravado el incremento de los costos, las entregas prolongadas y otros problemas para las empresas que intentan mover productos por todo el mundo.
El conflicto en Ucrania, un país de gran tamaño en la conexión de Europa y Asia, ha provocado la cancelación o el desvío de algunos vuelos, lo que ha ejercido presión sobre la capacidad de carga y generado preocupaciones sobre futuras interrupciones en las cadenas de suministro. Está poniendo en riesgo las existencias globales de productos como platino, aluminio, aceite de girasol y acero, y está cerrando fábricas en Europa, Ucrania y Rusia. Además, ha disparado los precios de la energía, lo que ha elevado aún más los costos de envío.
El conflicto también está desencadenando una lucha entre las empresas globales que cortaron lazos comerciales con Rusia para cumplir con las sanciones más estrictas que se han impuesto a una gran potencia económica desde el final de la Guerra Fría.
Los nuevos problemas vienen tras más de dos años de interrupciones, retrasos y precios elevados para las empresas asediadas que utilizan cadenas globales de suministro para mover sus productos por todo el mundo. Y aunque las implicaciones económicas de la guerra y las duras sanciones a Rusia aún no están claras, muchas industrias se están preparando para que la mala situación empeore.
“Las cadenas mundiales de suministro ya están sufriendo por la pandemia”, dijo Laura Rabinowitz, abogada comercial de Greenberg Traurig. Rabinowitz afirmó que los efectos variarán para industrias específicas y dependerán de la duración de la invasión, pero los impactos serán magnificados debido a que las cadenas de suministro ya están vulnerables.
“Todavía hay una enorme congestión portuaria en Estados Unidos. Los costos de transporte son muy altos. Los cierres de fábricas en Asia siguen siendo un problema”, mencionó Rabinowitz.
Las compañías con cadenas globales de suministro complejas, como los fabricantes de automóviles, ya están sintiendo los efectos. Volkswagen afirmó el martes 1.° de marzo que la escasez de piezas los iba a obligar a reducir la producción en su fábrica principal en Wolfsburg y muchas otras plantas alemanas, mientras que BMW dijo que reduciría la producción en sus centrales de Alemania, Austria y el Reino Unido.
Los fabricantes de automóviles podrían experimentar escasez de otros materiales clave. Ucrania y Rusia son fuentes importantes de paladio y platino, utilizados en convertidores catalíticos, así como de aluminio, acero y cromo.
Los fabricantes de semiconductores están monitoreando con cautela las existencias mundiales de neón, xenón y paladio, necesarios para la fabricación de sus productos. Los fabricantes de papas fritas y cosméticos podrían experimentar escasez de aceite de girasol, ya que la mayor parte se produce en Rusia y Ucrania.
Si el conflicto se prolonga, podría poner en peligro la cosecha de trigo en el verano, que se utiliza para pan, pasta y alimentos envasados que se distribuyen entre un enorme número de personas, especialmente en Europa, África del norte y Medio Oriente. Los precios de los alimentos ya se han disparado debido a las interrupciones en las cadenas mundiales de suministro, lo que ha aumentado el riesgo de disturbios sociales en los países más pobres.
La gigantesca compañía de transporte de productos Maersk anunció que suspendería temporalmente todos los envíos hacia y desde Rusia por mar, aire y tren, con la excepción de alimentos y medicamentos. Ocean Network Express, Hapag-Lloyd y MSC, las otras principales empresas de transporte de productos del mundo, han anunciado suspensiones similares.
Rusia representa alrededor de una quinta parte del comercio mundial de gas natural, y tanto Rusia como Ucrania son importantes exportadores de trigo, cebada, maíz y fertilizantes.
“La guerra solo empeora la mala situación mundial de las materias primas”, dijo Christopher F. Graham, socio de White and Williams.
Jennifer McKeown, directora del departamento de economía global de Capital Economics, dijo que la economía mundial parecía estar relativamente aislada del conflicto. Sin embargo, afirmó que la escasez de materiales como el paladio y el xenón, utilizados en la producción de semiconductores y automóviles, podría empeorar las dificultades actuales de esas industrias. La escasez de semiconductores ha detenido la producción en las plantas de automóviles y otras fábricas, lo que ha incrementado los precios y afectado las ventas.
“Eso podría sumarse a la escasez que ya estamos viendo. Podría agravar esos desabastecimientos, y terminar causando mayor daño al crecimiento global”, advirtió.
Las compañías internacionales también están tratando de cumplir con las severas sanciones financieras y los controles de exportación impuestos por Europa, Estados Unidos y otros países, que han frenado el flujo de bienes y dinero dentro y fuera de Rusia.
Hace apenas pocos días, los gobiernos occidentales decidieron excluir a ciertos bancos rusos del uso del sistema de mensajería interbancario SWIFT, limitar la capacidad del banco central ruso de apuntalar el rublo, suspender los envíos de productos de alta tecnología y congelar los activos globales de los oligarcas rusos.
El gobierno de Joe Biden declaró que las restricciones tecnológicas por sí solas detendrían alrededor de una quinta parte de las importaciones rusas. Sin embargo, es probable que el impacto de las restricciones financieras en el comercio sea aún mayor, pues bloqueará las importaciones y exportaciones de Rusia para casi todos sus principales socios comerciales, señaló Eswar Prasad, profesor de política comercial en la Universidad Cornell.
“Incluso en las ocasiones en que el flujo comercial pueda realizarse de forma directa entre Rusia y sus socios comerciales, la realidad es que los pagos a menudo tienen que pasar por un sistema financiero dominado por Occidente y, por lo general, tienen que pasar por una moneda occidental”, explicó.
En un comunicado publicado el sábado 26 de febrero, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, declaró que Europa y sus aliados estaban “decididos a continuar imponiéndole costos enormes a Rusia” y que desconectar a los bancos rusos del SWIFT también detendría el comercio ruso.
“Aislar a los bancos les impedirá realizar la mayoría de sus transacciones financieras en todo el mundo y bloqueará las exportaciones e importaciones rusas”, sentenció.
Caroline Bain, economista jefe de mercancías de Capitol Economics, dijo que las sanciones financieras detendrían el comercio de metales y productos agrícolas, lo que probablemente agravaría las tensiones en las cadenas mundiales de suministro.
Credit Suisse y Société Generale han suspendido el financiamiento para el comercio de mercancías con Rusia, al igual que el Banco Industrial y Comercial de China, comentó Bain.
“Es posible que haya algo de autosanción en todo esto. Obviamente, la gente está bastante nerviosa con el hecho de asumir contratos con mercancías rusas cuando todo es tan incierto”, dijo Bain. Si bien los gobiernos no han publicado muchos detalles sobre qué tipo de comercio se permitirá, “lo que entendemos es que todo el comercio, aparte de la energía, será intervenido”, añadió.
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