Monitor Sur
Ciudad de México, 17 mayo 2014.-Algunas mujeres rehusaban aceptar la tragedia que narraban, de puntitas, engalanados bailarines de la Compañía Nacional de Danza.
La función especial de Giselle, ayer en el Palacio de Bellas Artes, intrigó a señoras que no concebían el infortunio que, por amor, conoció la protagonista.
“Pero: ¿cómo pasa esto?”, preguntaban, aún deslumbradas por el cortejo de los enamorados, la aldeana Giselle (Mayuko Nihei) y el duque Albrecht (Eric Rodríguez) durante la primera parte de la función, cuando el bosque era remanso para escarceos, derroche de fiesta, no lúgubre territorio.
Hasta aceptaban que un tercero en discordia, Hilarion, disputara el amor de Giselle, pero creían que, como en las telenovelas mexicanas, el destino uniría a los felices amantes, no la tumba.
Giselle, acompañada por la Orquesta del Teatro de Bellas Artes, conduce al espectador por el romance más idílico para encontrarse con una fatalidad –locura, muerte– que los bailarines iluminan con la destreza de los cuerpos en coreografías de potente plasticidad.
La sonoridad de las zapatillas de ballet cuando caen sobre el piso, en tropel, aporta una música propia que complementa la de los instrumentos de la orquesta dirigida por Srba Dinic.
Grácil, diríase etérea, Giselle pierde el candor, el amor, la cordura y el velo de novia para convertirse en una Willis, el fantasma de las mujeres que mueren sin casarse, según la leyenda de los antiguos germanos que recupera este ballet del siglo 19, obra del novelista Théophile Gautier, con coreografía de Jean Coralli y Jules Perrot, y música de Adolphe Adam.
“Yo sólo había visto Giselle por televisión en Canal 11, pero es mucho mejor mirarla en el escenario”, comentó una mujer acompañada de otra que sólo repetía: “¡Bellísimo, bellísimo!”.
Un grupo de jóvenes señalaban la arquitectura anatómica de Mayuko Nihei, su volátil desempeño. “Es que no tiene nada de grasa en el cuerpo”, dijo uno, cuya explicación sonaba a reproche.
La temporada de este clásico inicia el domingo y continúa los días 20, 22, 25 y 29 de mayo en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes. Funciones los domingos a las 17:00 horas, martes y jueves a las 20:30 horas.
La Compañía Nacional de Danza dedica la presentación del domingo al coreógrafo Guillermo Arriaga, recientemente fallecido.
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