La pugna en la Iglesia ucraniana tiene efectos globales
Agencias, Ciudad de México.- Autoridades ucranianas pusieron bajo arresto domiciliario al abad del Monasterio de las Cuevas, de Kiev. Escala así una pugna en la Iglesia Ortodoxa que también tiene repercusiones en otros continentes.
La Policía registró la casa del metropolita Pavlo, abad del Monasterio de las Cuevas. La Fiscalía lo acusa de instigar el odio religioso y justificar la agresión bélica rusa. El religioso lo desmiente. En repetidas ocasiones, ha condenado en medios ucranianos el ataque a Ucrania, diciendo que lo que han hecho Rusia y Putin es injustificable.
Desde hace semanas, el Gobierno ucraniano intenta sacar del monasterio a cerca de 200 monjes y 400 seminaristas de la Iglesia Ortodoxa Ucraniana (IOU). El Gobierno acusa a los religiosos de colaborar en secreto con Rusia, cosa que ellos niegan. “La IOU se pronunció desde el primer día en forma muy cara y oficialmente contra la guerra, contra Rusia y a favor de la defensa de Ucrania”, dice a DW Thomas Bremer, teólogo católico, profesor emérito de la Universidad de Münster, y uno de los mayores conocedores del ámbito ortodoxo. Duda que la IOU esté controlada por Moscú y recuerda que, en el Ejército ucraniano, combaten muchos soldados que pertenecen a esa Iglesia.
Grilletes para el abad
Según Bremer, hasta ahora hay libertad religiosa en Ucrania, pero las medidas contra la IOU la amenazan. Un video que muestra como un policía ucraniano pone grilletes al abad ha sido difundido en las redes sociales, y cientos de creyentes se han reunido frente al monasterio para mostrar solidaridad con el religioso. Representantes del Gobierno aseguran que no se expulsará por la fuerza a los monjes.
El abad Pavlo recibe apoyo de los fieles.
Entretanto, la IOU ha recibido un apoyo indeseado de Rusia. Representantes de la Iglesia Ruso-Ortodoxa, cuyo patriarca ha mostrado cercanía al Kremlin, han criticado la persecución de la IOU, al igual que el expresidente ruso Dmitri Medvedev.
Lo que complica aún más la situación es la existencia de una iglesia rival: la Iglesia Ortodoxa Nacional Ucraniana, respaldada por Kiev. El Gobierno ucraniano se atuvo a la separación de la Iglesia y el Estado hasta 2018, cuando impulsó la fundación de esta Iglesia, que contó con la bendición de patriarca griego-ortodoxo Bartolomeo, también conocido como patriarca ecuménico de Constantinopla.
Cisma en la comunidad ortodoxa
Sin embargo, la Iglesia Ortodoxa Nacional de Ucrania no es reconocida por la mayoría de las otras Iglesias ortodoxas. Thomas Brenner explica que su metropolita, Epifanio, y la mayoría de sus obispos, fueron consagrados “por un autodenominado patriarca que fue excluido de la Iglesia”.
La consecuencia es que solo cuatro de las 15 Iglesias ortodoxas han reconocido a la Iglesia Ortodoxa Nacional de Ucrania: el Patriarcado Ecuménico de Constantinopla, la Iglesia Griego-Ortodoxa, el Patriarcado de Alejandría, en Egipto, y la Iglesia Ortodoxa de Chipre. Todas son relativamente pequeñas y la Iglesia Ruso-Ortodoxa de Moscú rompió contacto con ellas.
En suma, la pugna en Ucrania ha provocado un cisma. Entretanto, la Iglesia Ortodoxa de Albania ha propuesto un concilio para encontrar una solución. Pero el patriarca ecuménico Bartolomeo lo rechaza. Y, a juicio de Thomas Bremer, no se vislumbra un acuerdo.
El asunto también tiene repercusiones en África, donde hay muchas iglesias ortodoxas, de las que se encarga el Patriarcado de Alejandría. Pero, desde que este respalda a la Iglesia Ortodoxa Nacional de Ucrania, la Iglesia Ruso-Ortodoxa rompió con esa tradición y ahora está levantando sus propias estructuras en el continente.
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